viernes, 25 de abril de 2014

Noé



Título Original Noah (2014)
Director Darren Aronofsky
Guión Ari Handel y Darren Aronofsky
Actores Russell Crowe, Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony Hopkins, Ray Winstone, Logan Lerman, Douglas Booth, Marton Csokas, Nick Nolte, Mark Margolis, Leo McHugh Carroll, Kevin Durand, Madison Davenport, Dakota Goyo, Gavin Casalegno, Nolan Gross, Skylar Burke




Desde que se diera a conocer allá por 1998 con su tan interesante como desconcertante ópera prima Pi: Fe en el Caos el cineasta neoyorkino Darren Aronofsky se ha atrevido a abordar todo tipo de films. Retratando un análisis durísimo y nihilista de las adicciones con la soberbia adaptación que realizó en el año 2000 de la novela homónima de Hubert Selby Jr Requiem Por Un Sueño pasando por la ambiciosa historia de amor intemporal de la infravalorada La Fuente de la Vida y llegando a sus dos grandes éxitos de crítica y público El Luchador y Cisne Negro, dos miradas tan opuestas como paradójicamente gemelas hacia la obsesión (uno de los temas centrales en su filmografía) con la autorrealización personal siendo esta brutalmente influida por el plano personal de las criaturas que las protagonizan, el cineasta de origen judío se ha forjado una merecida fama de narrador poderoso y soberbio director de actores, pero también de autor megalómano, excesivo y en ocasiones hasta efectista.




Con la adaptación (muy libre y nada autocomplaciente) que realiza de las sagradas escrituras en Noé vuelve el Darren Aronofsky más ambicioso, alejándose con este proyecto de las historias mínimas que nos narró con el Randy “The Ram” Wilson al que daba vida Mickey Rourke en El Luchador o la Nina a la que puso voz y cuerpo Natalie Portman en Cisne Negro y acercándose más a los terrenos de la ya mencionada The Fountain que protagonizaran Hugh Jackman y Rachel Weisz en el año 2006. El resultado de su último proyecto es una digna cinta que amalgama distinto tipo de vertientes y géneros con el único fin de conseguir alcanzar al mayor número de espectadores posible dando forma así a la más comercial e impersonal obra de su autor, pero no por ello a un largometraje desdeñable en manera alguna, aunque sí con sus altibajos.




Aunque da una visión muy sui generis del suceso del Antiguo Testamento en el que Noé, junto a su familia, recibe por mandato divino la misión de crear un enorme arca con el que transportar dos miembros (macho y hembra) de cada especie dentro de la fauna animal con la intención de sobrevivir a un diluvio universal con el que el altísimo tiene la intención de purgar la maldad humana de la Tierra esta Noé de Darren Aronofsky no deja de ser una epopeya bíblica en su estructura y gran parte de su contenido, aunque dejándose influenciar por corrientes del celuloide actual de corte fantástico, aventurero y hasta de acción. El productor de The Fighter y su habitual colaborador Ari Handel utilizan en beneficio propio todas las parábolas, metáforas y alegorías narrativas de esta parte del Génesis para introducir apuntes sobrenaturales y de fantasía. El problema es que la aparición al inicio del metraje de estas criaturas desconcierta y choca frontalmente con un espectador que hasta que no las considera parte necesaria del argumento las puede ver hasta ridiculas. Algo que sucede con los Vigilantes, esos monstruos de piedra que parecen salidos del imaginario tolkieniano que hasta que no se convierten en piezas clave en el devenir de Noé y su familia parecen fuera de lugar en el contexto del film.




Noé es una mezcolanza cinematográfica con la que el director y guionista quiere satisfacer a todo el mundo. Por un lado, como ya hemos comentado, es un relato teológico de reminiscencias clásicas, pero también es una mirada crítica hacia los fundamentalismos religiosos, poniendo su autor en entredicho dónde están los límites de la fe. También ofrece un retrato misántropo sobre el ser humano como principal instigador de la destrucción del planeta (Darren Aronofsky ve a Noé como el primer ecologista de la historia)y de especies animales inocentes, pero también disecciona una mirada redentora del hombre en el que los lazos familiares pueden romper dogmas y radicalismos de profunda toxicidad, sean de la índole que sean. Por último como obra no elude su naturaleza de blockbuster comercial aunando géneros que van desde el drama hasta el cine de catástrofes, la acción o la épica desatada, pero también trata de mostrarse como un producto hijo de su autor y si bien en ella vemos reminiscencias a obras previas de su creador como La Fuente de la Vida bien es cierto que la mirada y la impronta propios del cineasta que se esconden detrás del proyecto se encuentran bastante solapadas.




Posiblemente las dos señas de identidad más claras del Darren Aronofsky autor que podemos encontrar en Noé son su poderosísima ejecución en el plano visual y su célebre dirección de actores con la que exprime hasta lo indecible el talento de su reparto. Hay pasajes de un acabado técnico en Noé sencillamente brillantes con reminiscencias pictóricas que nos recuerda al tenebrismo de Michelangelo Merisi da Caravaggio (la vista de Noé al campamento donde los humanos cometen actos de crueldad inenarrables) y muestras de una fuerza destructiva mastodóntica intachable, como todo lo acontecido cuando el diluvio da sus primeras muestras de naturaleza desatada. Pero por otro lado también hay excesos como los que narran por medio de un montaje sobreexplotado el paso de las especies animales por el planeta.




A esto debemos sumar unos actores abiertos en canal para que transmitan el verismo que sus roles demandan. Russell Crowe ofrece su mejor papel en años con la ambigüedad de este Noé lleno de claroscuros, virtudes y defectos, fuerza y debilidad que en un magnífico giro de guión pasa de héroe en la primera mitad a villano en la segunda permitiendo al neozelandes dar a la cámara lo mejor de sí mismo. Le da la réplica una soberbia y madura Jennifer Connelly que no es la primera vez que hace de partenaire del protagonista de Gladiator (ambos dieron vida al matrimonio formado por John y Alicia Nash en la aceptable pero blanda Una Mente Maravillosa de Ron Howard) y con ellos rivaliza una Emma Watson entregada a la causa que tiene junto al protagonista la escena mas remarcable del film durante el clímax final. Logan Lerman y Douglas Booth hacen lo que pueden con sus esquemáticos personajes y Anthony Hopkins y Ray Winston insuflan veteranía y tablas con sus trabajos enriqueciendo dos roles (Matusalén y Tubal-Cain respectivamente) que no son gran cosa sobre el papel, pero que ellos sacan adelante con intachable profesionalidad.




Noé es una apuesta arriesgada y como tal ha sido recibida por una crítica y taquilla muy polarizadas. Una pieza que Darren Aronofsky no hubiera podido abordar sin antes haber saboreado las mieles de éxito con The Wrestler y Black Swan (hacerla justo después del injusto mal recibimiento que sufrió The Fountain habría sepultado su carrera con toda seguridad) y que no se puede considerar uno de sus mejores trabajos, posiblemente sea el menos logrado desde su ópera prima matemática y conspiranóica. Pero es una pieza interesante, una elección acertada para pasar poco más de dos interesantes horas delante de una pantalla en la cartelera actual. Y aunque no cabe duda de que es un producto de vocación comercial, también es cierto que ha dado bastante que hablar (lo de su censura en algunos países árabes ha tenido mucho eco en varios medios de comunicación) porque contiene en su interior una clásica historia sobre la fina línea que separa el bien del mal y acertadas reflexiones sobre ese recorrido, unas veces tortuoso y otras lleno de luz, al que llamamos vida.


1 comentario:

  1. Crítica escrita originalmente para este artículo de la web Zona Negativa:

    http://www.zonanegativa.com/zn-cine-especial-noe-de-darren-aronofsky-el-comic-que-inundo-la-gran-pantalla/

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