viernes, 20 de julio de 2012

El Caballero Oscuro



Tìtulo Original The Dark Knight (2008)
Director Christopher Nolan
Guión David S. Goyer, Jonathan Nolan y Christopher Nolan basado en el personaje creado por Bob Kane y Bill Finger
Actores Christian Bale, Heath Ledger, Aaron Eckhart, Michael Caine, Gary Oldman, Maggie Gyllenhaal, Morgan Freeman, Eric Roberts, Cillian Murphy, Anthony Michael Hall, Michael Jai White, William Fitchner, Edison Chen, Monique Curnen, Chin Han, Nestor Carbonell, Ritchie Coster, Keith Szarabajka, Colin McFarlane, Melinda McGraw, Nathan Gamble, Michael Vieau, Tommy Lister




Tras el éxito (no enorme, pero sí considerable) de Batman Begins Christopher Nolan se tomó un descanso de Gotham City y dirigió en 2006 El Prestigio: El Truco Final interesante cinta sobre la rivalidad entre dos ilusionistas (ajustados Christian Bale y Hugh Jackman) en las postrimerias del siglo XIX basada en una novela del escritor Christopher Priest. Dos años después, en 2008, volvió al universo de Batman con una segunda entrega titulada El Caballero Oscuro que ya desde sus anuncios promocionales de corte viral en la red prometía que iba a ser, como mínimo, un espectáculo memorable en pantalla grande. Aunque la controversia se cebó con el proyecto antes y después de su producción.




A unos meses del estreno del film el actor que interpretó a el Joker, el australiano Heath Ledger, moría con 29 años de edad en un apartamento de Manhattan por culpa de una sobredosis accidental de medicamentos. Su fallecimiento fue un duro golpe, principalmente para su familia, pero también para el equipo de El Caballero Oscuro y el mundo de Hollywood en general, que veía como perdía a uno de sus actores jóvenes más prometedores tras haber demostrado cuánto valía en largometrajes como Monster's Ball de Marc Foster o Brokeback Mountain de Ang Lee.




La expectación era desbordante, la red ardía con comentarios sobre supuestos (des)aciertos de casting por parte de Nolan, la trama, el peso del Joker o Dos Caras en el argumento, si aparecería algún villano más, si la cinta estaría a la altura de Batman Begins o por el contrario sería mejor/peor que aquella. El 14 de Julio de 2008 se desveló el misterio. Christopher Nolan había realizado no sólo la mejor cinta protagonizada por Batman sino también una de las piezas clave dentro de su carrera como cineasta y una cinta capital para entender la evolución y madurez del cine que adapta personajes de cómics a imagen real.




Corren buenos tiempos en  Gotham City. Batman tiene arrinconados a los delincuentes comunes y el nuevo fiscal del distrito Harvey Dent hace lo propio con la mafia desde los tribunales y bajo el amparo de la ley. Pero la irrupción de un misterioso criminal ataviado como un payaso y que se hace llamar Joker traerá una nueva era de caos y destrucción a la ciudad. Su misión es eliminar psicológicamente a Batman y para conseguirlo será capaz de convertir su existencia y las de los que le rodean en un infierno dónde no hay reglas ni moralidad alguna.




Cuando el director y guionista Kevin Smith salió de ver uno de los pases previos de El Caballero Oscuro declaró algo así como que la segunda incursión de Christopher Nolan en el mundo de Batman era "El Padrino II del cine basado en personajes de cómics" y, salvando mucho las distancias, no es tan descabellada la comparación. The Dark Knight es como si el Michael Mann de Heat y el Coppola de la ya mencionada secuela de las andanzas de la familia Corleone hubieran rodado una cinta de Batman con ciertos toques de cine de espías a lo Jason Bourne o los últimos James Bond. 




Una vez más Nolan, Goyer y esta vez el hermano del director, Jonathan, no se basan de manera explícita en una obra concreta del personaje creado por Bob Kane y Bill Finger, pero toman como punto de partida dos de ellas, ambas piezas maestras dentro de las historias más importantes de la carrera en viñetas de Batman. El Largo Halloween de Jeph Loeb y Tim Sale, que revisionaba y actualizaba el origen de Dos Caras y en menor medida La Broma Asesina de Alan Moore y Brian Bolland en la que se deconstruía la relación entre Batman y el Joker como si ambos fueran las dos caras de una misma moneda




Todos los aciertos, planteamientos, conceptos y reflexiones que se analizaban sutilmente en Batman Begins están desarrollados, potenciados y solidificados en la trama de El Caballero Oscuro e incluso Nolan y sus guionistas se permiten ir más allá y hacer reflexiones sobre nuestra sociedad actual y lo que los héroes o los símbolos pueden significar para los ciudadanos una vez han sido corrompidos por su entorno o factores exteriores. Todo desde un punto de vista trascendente e inteligentemente reflexivo, ese que tanto gusta a los fans del director de Memento y que sus detractores rechazan, pero que los seguidores del Batman más urbano y oscuro agradecemos.




The Dark Knight es una epopeya cinematográfica, una visión de cómo la aparición de una anarquía de corte violento desestabiliza el mundo de reglas y control estricto de Batman gracias a la intervención el Joker, un enemigo casi imposible de vencer porque no teme al daño físico o psicológico. Su misión es aniquilar mentalmente al protagonista por pura diversión, su plan (que no es tal) es únicamente acabar con su contrincante hasta destruir su mundo, sistema de valores y modo de vida demostrándole que una ciudad corrupta crea a personas corruptas, por eso el papel de Harvey Dent en la ecuación es vital para el desarrollo de los acontecimientos porque su ascenso y caída casi confirman la teoría del Joker.




Los hermanos Nolan y David S. Goyer comprenden esa contraposición de identidades entre el personaje principal y su némesis (Batman y el Joker) y la extrapolan del mundo del cómic al celuloide con inteligencia y fidelidad, pero quieren llevarla más allá y la enriquecen considerablemente por medio de la simbología o la metáfora dándole más profundidad al que ya es de por sí el mejor villano de la historia del noveno arte. El Joker de El Caballero Oscuro es una representación física y sobre todo psicológica del terrorismo radical, ese perpetrado por personas que no temen a la muerte con tal de sembrar el caos y la destrucción allá por donde pasan. Por eso es un enemigo muy difícil de derrotar, por eso la escena del interrogatorio de Batman al personaje de Heath Ledger transmite más impotencia que rabia o sentimiento de venganza, por eso es el mejor personaje del film aunque no el único destacable.




Esto en el papel queda muy bien, pero los guionistas y el director necesitan la complicidad de un actor adecuado para llevar a imágenes está poderosísima visión del Joker. Sí, yo fui de esos que se echó las manos a la cabeza cuando se enteró de que Heath Ledger iba a interpretar el papel del villano por antonomasia de Batman, también fui de los que renegó de ese maquillaje caóticamente repartido por el rostro del actor y por último fui de los que se tragó sus palabras cuando vio el trabajo superlativo que el protagonista de Two Hands o El Imaginario del Doctor Parnassus hizo con su papel en el largometraje de Christopher Nolan.




Siempre he mantenido que los grandes personajes se construyen por medio de pequeños detalles. El tono de voz, la respiración, la manera de reírse, los silencios, las miradas, los gestos, el lenguaje corporal, las bromas (ese truco de magia con el lápiz, la localización de Harvey Dent dependiendo de la hora) que hacen mofa con temas que no tienen gracia (algo intrínseco en el Joker de los cómics), cómo traga saliva, que la cantidad de maquillaje cambie de unos pasajes a otros dentro del film, son tantos los matices, tantas las ideas que el australiano añadió a su criatura, tanta la crudeza con la que se metió en la piel pálida de su rol que puede que ni ese Oscar póstumo que recibió por su trabajo aquí hiciera verdadera justicia a la labor tan mastodóntica que realizó en el largometraje.





Pero no sólo del Joker vive El Caballero Oscuro, Nolan realiza un análisis inteligentísimo sobre Batman y su peso como guardían de Gotham. La llegada de Harvey Dent a la fiscalia puede ser una luz de esperanza que permita al protagonista colgar la capa y llevar una vida normal (aquellos que defienden que Batman nunca haría eso que vean La Máscara del Fantasma, la película animada de Bruce Timm y Paul Dini y luego que reflexionen) porque los ciudadanos ya no lo necesitarían y podrían ampararse en la ley defendida por el personaje de Aaron Eckhart (magnífico y carismático en la primera mitad del film, aterrador y hasta digno de compasión en la segunda). Pero la caída de Dent hacia el lado oscuro por culpa de la intervención del Joker anula cualquier posibilidad de que Batman abandone su lucha contra el crimen e incluso él mismo se ve culpable de que su amigo haya perdido la cordura y se convierta en otro villano más.




Hay momentos de gran cine en El Caballero Oscuro y escenas que deberían tomarse como ejemplo cristalino de como realizar, sobre todo, cine de acción o thrillers de acerada consistencia. Desde ese prólogo en el banco o la primera aparición del villano principal ante los criminales de Gotham, pasando por el viaje a Hong Kong o la vendetta del Joker contra el comisario, la juez y el fiscal (dos pasajes que remiten induablemente y una vez más al viaje de Michael Corleone a Cuba en El Padrino II y a los clímax finales de todas las entregas de esa trilogía) la poderosísima y esclarecedora conversación entre el Joker y Dos Caras en el hospital con la  consiguiente explosión del edificio, el interrogatorio de Batman al payaso asesino seguido de la huída de este último de comisaria, la escena final de Rachel Dawes, la persecución con el Batpod que culmina con la voltereta de campana del camión o ese monólogo final de James Gordon que cada vez que lo veo y escucho me sigue erizando la piel.




El trabajo de Christopher Nolan en The Dark Knight es sencillamente brillante. Las escenas de acción que rueda son una maravilla de la técnica, su control del tempo narrativo para crear tensión y un montaje mucho más potente que el de Batman Begins dan forma a pasajes llenos de nervio y furia. El ya mencionado prólogo con el atraco al banco (este pasaje y varios del film fueron rodados en el formato IMAX, mucho más interesante que el vacuo y chillón 3D) es sólo la punta del iceberg, ya que en las persecuciones (que remiten a los mejores William Friedkin o John Frankenheimer) podemos ver momentos de celuloide bañado en oro (el Joker sin moverse un pelo cuando Batman está apunto de atropellarlo con el Batpod), así como en los momentos en los que el protagonista ejerce de sombra justiciera en Hong Kong, durante la fiesta de Harvey Dent o en el clímax final en el edificio en construcción.




También hay una mejora considerable en la dirección de actores. Ya he mencionado la labor inmensa de Heth Ledger y el buen hacer de Aaron Eckhart, pero no me quiero olvidar de un Christian Bale que sabe transmitir el laconismo y desencanto de un Bruce Wayne/Batman muy creíble, Michael Caine sensacional como Alfed, Eric Roberts alegremente recuperado como el mafioso Maroni o unos Gary Oldman y Morgan Freeman con más protagonismo incluso que en Batman Begins. Aunque Nolan vuelve a pinchar con el personaje femenino de Rachel Dawes (esta vez encarnada por una correcta Maggie Gyllenhaal) porque a pesar de que le da aún más peso que en la anterior entrega no consigue tener entidad propia como rol y su presencia sólo sirve para potenciar el tour de force dramático entre Bruce Wayne/Batman y Harvey Dent/Dos Caras.




Los fallos de Nolan se difuminan, pero no desaparecen del todo. Las escenas de lucha físicas están mejor narradas y montadas, pero aún no tienen la consistencia que debieran. También acentúa el tono detectivesco del personaje (que en Batman Begins casi ni aparecía y que en los dípticos de Tim Burton y Joel Schumacher ni se olía) y da más flexibilidad al protagonista con el nuevo traje (brillante meter en el desarrollo del film el deseo de Bruce Wayne de tener más agilidad de movimiento con su uniforme) además se le agradecen detalles como el cameo del Espantapájaros o incluir a personajes que recuerdan a secundarios de lujo dentro de los cómics, como Harvey Bullock o Renee Montoya.




El Caballero Oscuro es una película controvertida en muchos sentidos. Su éxito y aceptación (por parte de crítica, público y sobre todo el fandom) fue tal desde el primer momento que no es raro encontrarla en una posición más que privilegiada dentro de las mejores películas de la historia del cine (hace poco la revista española Cinemania la ponía en segundo lugar, sólo superada por El Padrino, siendo esto excesivo incluso para mí que me declaro fan irredento del film). Pero también fue la cinta que dio pie a lo que se conocen los antinolanistas, personas que (unas veces con razón y otras sin ella) desacreditan la obra de un señor que lo queramos ver o no ha rodado 8 películas y ninguna es considerada unanimemente menos que buena, pocos cineastas pueden presumir de eso.




Sin parecerme una de las mejores obras de la historia del cine, ni de lejos, The Dark Knight si debería tener una posición privilegiada en ese género que coge a nuestros personajes del mundo del cómic y los lleva a imágenes en movimiento. El Caballero Oscuro es junto a Los Vengadores de Joss Whedon la culminación de cómo se deben adaptar los habitantes de las viñetas a la pantalla grande. El creador de Firefly o Buffy tomó el camino del sense of wonder, del espectáculo luminoso y superheróico. Nolan se introdujo en la vertiente realista, madura y reflexiva e incluso metafísica con la obra que nos ocupa. Por eso ambos films son dos maneras distintas (casi contrapuestas) de hacer grandes obras cinematográficas inspiradas en el mundo del noveno arte, siempre dirigidas al gran público, que aunan calidad y comercialidad en un sólo todo.




El Caballero Oscuro es una cinta sobre el personaje de Batman, la mejor que se ha hecho hasta ahora en imagen real (mañana cuando vea El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace ya veremos si cambio de opinión, pero lo dudo) sobre él, pero también es mucho más y su subtexto así lo atestigua. Es una reflexión sobre la sociedad occidental, sobre cómo vívimos unos tiempos convulsos en los que necesitamos héroes (y no me refiero a Batman, sino a Harvey Dent) o símbolos de integridad para que nuestra moral no se resquebraje más de lo que ya está y podamos aferrarnos a un haz de luz y esperanza que nos ayude a salir adelante como comunidad.




El mensaje final que nos transmite Nolan no sólo encumbra a Batman a la altura de leyenda, también nos lo muestra como un ser humano que finalmente se sacrirfica por el bien común, con la intención de que el lugar donde nació y sus conciudadanos no pierdan la esperanza al ver que hasta los héroes (Harvey Dent) pueden corromperse, apelando a que a veces la leyenda debe prevalecer sobre la verdad (como bien nos contaron desde el western Clint Eastwood o John Ford para hablar del legado de Estados Unidos) para que no caigamos en un pozo negro y profundo del que no podamos salir y a cuyo borde nos vamos acercando cada vez más. La sociedad actual necesita caballeros oscuros para cargar con las culpas del prójimo, el problema es que no hay nadie que dé el primer paso para portar la capa. Por suerte siempre nos quedará el cine para imaginar mundos mejores, al menos eso no nos lo han quitado aún.



4 comentarios:

  1. En EEUU están que lo flipan con la tercera parte, pero las primeras críticas que he leído, aseguran que no paras de mirar el reloj para que se acabe de una vez. Por mi parte, me temo que voy a echar mucho de menos al Joker.

    Por cierto, yo hubiera volado los dos barcos, los túneles, y media ciudad ya puestos

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  2. Lo de los barcos es algo que a mí no me convence por mucho que sirva como excusa narrativa para demostrar que la gente de Gotham no es intrínsecamente mala, pero es algo forzado aunque muy simbólico para echar por tierra la "ideología" del Joker.

    En Estados Unidos están poniendo a TDKR muy bien en España no tanto, le están metiendo más caña. Yo voy a ir con la idea de que no va a ser mejor que El Caballero Oscuro pero que sí va a ser un gran cierre para la trilogía. Tengo esperanzas en Nolan.

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  3. Si lo entiendo, ¿Pero hubiera pasado algo si el Joker en vista de que no se deciden a hacer nada hubiera volado ambos barcos? pues eso.

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  4. Hombre, serían 1000 muertes en la conciencia de Batman, lo que lo dejaría un poco mal como Vigilante de Gotham y casi sería un triunfo por parte del Joker.

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