sábado, 12 de mayo de 2012

Cinco Metros Cuadrados, casa de arena y niebla



Título Original Cinco Metros Cuadrados (2011)
Director Max Lemcke
Guión Pablo Remón y Daniel Remón
Actores Fernando Tejero, Malena Alterio, Emilio Gutiérrez Caba, Manolo Morón, Jorge Bosch, Secun de la Rosa



Tercer largometraje del director madrileño Max Lemcke (Casual Day) que pasó sin hacer mucho ruido por la taquilla española tras un indiscutible éxito en el festival de Cine de Málaga del año pasado, ganando los premios a mejor película, actor, actor secundario, guión y el de la crítica. También se recuerda de ella una polémica (vía Twitter) que no llego a más, en la que el actor protagonista Fernando Tejero se quejaba de como la academia de cine español la ninguneó totalmente en las nominaciones de su última gala. La cosa no pasó a mayores, aunque el cordobés tenía motivos para quejarse.




Virginia (Malena Alterio) y Álex (Fernando Tejero) ponen todos sus ahorros en un piso situado en un bloque aún en construcción a las afueras de la ciudad donde viven y se enfangan en una hipoteca de 40 años. Cuando se cumple la época de entrega del hogar familiar las obras están todavía casi sin empezar. Álex se unirá a otros compradores implicados en el mismo caso, como Toño (Jorge Bosch), y crearán una plataforma para luchar por conseguir el piso que habían pagado previamente. Su batalla llegará hasta al dueño de la urbanización (Emilio Gutiérrez Caba) el especulador que ha engañado a todos los propietarios.




Excelente drama con tintes de denuncia social perfectamente hilada sobre la insostenible situación económica de la España de la segunda década del siglo XXI. Retrato intachable sobre la especulación inmobiliaria, los tratos de favor entre políticos y promotores y como la crisis global (especialmente voraz en nuestro país) impide a parejas encontrar un hogar decente en el que comenzar una vida en común y crear una familia, porque su situación laboral o monetaria no se lo permite.




Con un aroma a Ken Loach en la concepción y fondo por su subtexto social y político así como por su puesta en escena escueta y de tono urbano, realmente Cinco Metros Cuadrados le debe y mucho a ese clásico del cine español llamado El Pisito escrito por el inmenso Rafael Azcona y dirigido por el italiano Marco Ferreri, aunque Lemcke (de manera totalmente acertada) deja de lado el humor y la ironía para entregarse a un tono lacónico y desesperanzado que al espectador le resulta tan cercano que le produce un verdadero malestar.




Porque el mayor acierto de Cinco Metros Cuadrados es que todo lo que vemos en pantalla, todos los chanchullos y tejemanejes, las inmobiliarias timando a los propietarios, las concejalías untadas con sustanciosas sumas, las largas insostenibles de los responsables en lo referente a las construcciones, la mano de obra barata en las mismas o las caras desencajadas de pobres personas que pierden todo sus ahorros en contratos que acaban siendo papel mojado nos son tan reconocibles que la película triunfa al 100%  en ese sentido sobre todo, el de empatizar con el espectador.




A esa credibilidad ayuda un reparto magnífico y muy bien elegido. Fernando Tejero está soberbio en el drama y eso que empieza renqueando (problemas para eliminar su marcadísimo acento cordobés) pero luego se hace con el papel al 100% al igual que Malena Alterio a la que se le notan las tablas y la química con su partenaire  masculino, con el que lleva años trabajando. Manolo Morón recupera algo del punch, que había perdido desde hace tiempo, con su papel secundario, Jorg Bosch borda a su propietario maniático y reivinidicativo (genial la presentación de su personaje en el edificio, que recuerda a la de El Verdugo de Berlanga y Azcona de nuevo). Pero la palma se la lleva Emilio Gutiérrez Caba, dando vida a un especulador tan desalmado como humano, una especie de villano que no ensucia las manos en ningún momento pero que puede arruinar la vida de decenas de familias con sólo una firma para salir por la noche a pasear a su perro sin remordimiento alguno de conciencia.




Estoy seguro de que Cinco Metros Cuadrados será utilizada en un futuro como ejemplo perfecto de obra cinematográfica que capta de manera radiográfica una época y una situación muy concretas de España. Una etapa muy oscura de la que parece que nunca vamos a salir o al menos no a corto plazo. Max Lemcke ha sabido realizar una crónica acertadísima y hasta necesaria sobre como se las gastan las inmobiliarias en la actualidad, como los ciudadanos de a pie somos los más perjudicados (y menos culpables) de las malas artes e inconscientes negociaciones de aquellos que siempre han estado en lo más alto, que nunca han carecido de nada y que son los responsables de gran parte de la destastrosa situación económica a nivel mundial en la que estamos sumidos.



2 comentarios:

  1. Supongo que la que la gente lo tiene tan cerca, que no hace falta que se lo recuerden en una película.

    En cuanto a salir de la crisis, Japón tardo diez años para poder decir que ya estaban saliendo, y no había crisis mundial ni leches.

    Imagina lo que nos va a costar a nosotros

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    1. Siempre es bueno que el cine retrate los problemas de nuestra sociedad, si el español ha destacado alguna vez es por saber crear un interesante grueso de films socialmente comprometidos incluso durante la dictadura franquista. Con el tema de la crisis económica los americanos la han retratado con grandes producciones como Morning Glory o Company Men, nosotros somos más modestos y lo hacemos con Cinco metros Cuadrados que por modesta no deja de ser menos acertada o necesaria.

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