jueves, 6 de agosto de 2009

A Dos Metros Bajo Tierra, un tratado sobre la vida, por medio de la muerte


Genial. Mi padre ha muerto, mi madre es una puta, mi hermano quiere matarme y mi hermana fuma crack
Nathaniel Fisher Jr




En el año 2000, tras ser galardonado con un Oscar por su guión de la genial ópera prima del inglés Sam Mendes, American Beauty, Alan Ball recibió una oferta por parte de la cadena HBO para hacer una serie sobre una familia metida en el negocio de las pompas fúnebres. Gracias a esta alineación de casualidades y talentos, nació la obra más emocionante, realista y cercana de la historia de la ficción filmada, A Dos Metros Bajo Tierra.





A Dos Metros Bajo Tierra, por varios motivos, es para mí (y otros muchos) algo más que una serie de televisión, es un producto que trasciende el entretenimiento para convertirse en puro arte, desde su episodio piloto deja de ser un serial catódico para convertirse en literatura, un libro sobre la vida con sus virtudes y miserias, en el que la muerte es nuestra anfitriona y el medio gracias al cual llegamos a conocer el camino para encontrar el sentido de nuestra existencia.



Para Alan Ball y su equipo de guionistas y directores, la muerte es la catalizadora de A Dos Metros Bajo Tierra. Una muerte inaugura la serie (la de Nathaniel Sr), una muerte da inicio a cada episodio y por medio de la misma conocéremos a los Fisher, monstrando con ellos lo que parece ser el reflejo de la decadencia de un nucleo familiar totalmente desestructurado compuesto por un hijo irresponsable que no quiere heredar el trabajo de su padre, el hermano de éste, un homosexual reprimido, la hija pequeña, una aleinada adolescente que sólo encuentra una vía de escape a su aburrida vida por medio del consumo de estupefacientes y comandándolos a todos, la matriarca, una inestable ama de casa, absorbida por su anodina existencia.



El ojo poco avispado proclamará a los cuatro vientos y de manera equívoca que A Dos Metros Bajo Tierra es la enésima crítica a la familia americana, con sus bajezas y doble moral, nada más alejado de la realidad. Por mucho que pese a los ultraconservadores que la critican, la serie de Alan Ball es una maravillosa y lírica oda a la unión familiar y las sólidas bases en las que se sustenta, pero dicho análisis está realizado desde la incómoda posición del ojo crítico, alejándose los creadores de la serie de la autocomplaciencia y el simplismo sentimentaloide, mostrándonos tanto lo maravilloso, como aterrador, que hay dentro de cada casa.



Homosexualidad, incesto, ninfomanía, racismo, religiosidad, adulterio, traumas familiares, inestabilidad psicológica, drogadicción, existencialismo, todos estos temas nunca habian sido tratados con tanta delicadeza, elegancia, seriedad y profundidad en televisión antes de la existencia de esta serie, gracias a guiones elaboradísimos, directores de una profesionalidad intachable y un reparto de actores de una credibilidad fuera de lo común cuyos personajes eran tan reales que podías casi tocarlos.




Six Feet Under tiene el más soberbio y trabajado desarrollo de caracteres de la historia de la televisión, todos ellos poseen una personalidad poliédrica que los hace tan palpables, humanos y cercanos que a veces incluso nos vemos reflejados en ellos, desde el atormentado David (Michael C. Hall), a la nihilista Claire (Lauren Ambrose), el impulsivo Keith (Matthew St Patrick), pasando por el carísmatico Federico (Freddie Rodriguez), el omnipresente y fallecido Nathaniel Sr (Richard Jenkins) o la inigualable Brenda Chenowitt (Rachel Griffiths), uno de los personajes más complejos e interesantes de la ficción televisiva, una mujer manipuladora, casquivana y materialista, poseedora de una abrumadora inteligencia, que mantiene una enfermiza relación con su inestable hermano Billy (Jeremy Sisto) y su insensible madre Margaret (Joanna Casiddy), amén de ser el amor de la vida de Nate Fisher.




Pero si hay que destacar a un personaje sobre todos los demás del reparto ese es el protagonista. Nathaniel Fisher Jr no es el mejor y más humano de los roles que ha dado jamás la televisión, ni el más carismático, es mucho más que eso. Nate es la alegoría, la representación, la metáfora de una vida exprimida hasta el límite, de como aprovechar todos y cada uno de los días de la existencia, sin mirar atrás, moviéndose por los impulsos que dicta el corazón, su presencia en la serie y su recorrido vital en la misma están desde ya en los anales de la mejor ficción jamás realizada. Nunca una creación ficticia ha llegado a tales cotas filosóficas y de calado emocional, por ello Peter Krause, el limitado actor que lo compone, eso sí, desde la más profunda de las verdades, debería todos los días al despertarse besar una foto de Alan Ball, por el regalo tan grandísimo que le hizo, concediéndole el honor de dar vida a este fenomenal ser humano que parece que realmente existió entre nosotros.




Mucho se ha hablado del final de A Dos Metros Bajo Tierra, esos 10 minutos que dan por finalizado el episodio Everyone's Waiting y la serie. Un servidor sigue opinando tres años después de verlo lo mismo que cuando lo degustó por primera vez, es el mejor cierre que se ha dado jamás a una serie de televisión, sin duda alguna, las cotas de emoción a las que llega Alan Ball en esa conjunción de música e imágenes no tiene parangón, pasando completamente de esos manipuladores montajes de escenas de todas las temporadas con los que finalizan cientos de series mediocres, el creador de True Blood realiza un arriesgado triple salto mortal sin red y sale victorioso, encogiéndonos el corazón con una elaboradísima y honda despedida que arranca un buen puñado de lágrimas al seguidor habitual del programa.



Al igual que con cintas como Sin Miedo a la Vida de Peter Weir o Braveheart de Mel Gibson, guardo una especial relación con esta obra maestra indiscutible del tubo catódico que está más allá del bien y del mal, porque sé de primera mano que su mensaje, su filosofía de como ser feliz y vivir una vida plena, de no sucumbir a la tristeza, a los prejuicios e incluso a la perdida, funciona. Poco después de acabarla de ver murió un familiar muy cercano a mí y rememorar las vivencias de los Fisher, de como afrontaron sus penurias y arrancaron haces de luz dentro de la oscuridad me ayudaron a encarar uno de los momentos más duros de mi vida, pero esa, es otra historia y este no es el momento, ni el lugar.



8 comentarios:

  1. Pues qué decir, la mejor serie que he visto en mi vida con un amplio margen de diferencia sobre la segunda mejor (bien es cierto que me quedan muchísimas grandes series por ver, como Los Soprano, a la que le tengo muchas ganas). Si toda la serie es sublime, ese final que vi anoche va un paso más allá y es directamente una de las mayores genialidades que he visto en pantalla en mi vida.

    Por cierto, esa foto que has puesto de David y su padre creo que es de uno de mis momentos especiales-favoritos de la serie, y ponerse un contador de visitas es una mariconada.

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  2. El final es sublime, pero es que los cuatro últimos episodios son gloriosos y están llenos de maravillosas escenas.

    SPOILERS

    Ruth llamando a la amante de Nate para preguntarle si era feliz o cuando limpia su cadáver (el de su hijo, por dios) en ese sótano que hemos visto tantas veces, el momento sublime en el que Brenda puede ver por primera vez a Nathaniel Sr diciéndonos Alan Ball que por fin es una más de la familia Fisher o la inclusión pletórica de Federico dentro de las muertes de la familia, mostrándolo como otro componente de la misma.

    SPOILERS

    Una serie que transimite más sentimientos y veracidad que ninguna otra.

    PD: Sí, el contador es una mariconada, pero con él homenajeo al personaje de David.

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  3. De esta serie he visto pocos capítulos pero hace mucho tiempo que quiero agenciármela por medios honestos y en riguroso orden. A ver si estas navidades empiezo...

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  4. Pues merece mucho la pena, yo me compré el pack con todas las temporadas, la estoy revisionando otra vez, cada vez me parece mejor serie, anímate y hazte con ella, por vía legal o ilegal

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  5. He llorado con la familia Fisher, no digo nada y te lo digo todo. Gran serie.

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  6. Buenas. Hace poco han empezado a reponerla en Canal +, lo que me ha hecho engancharme a esta serie.

    Lamentablemente tanto en Canal + como en otros medios menos honestos, como dicen por ahi arriba, siempre la he visto en formato 4:3. Algo que, la verdad, me jode un poquitín, ya que no me es agradable tener ese par de bandas negras a los lados de la pantalla. ¿Alguien puede tranquilizarme diciendome que los dvds estan en 16:9?

    Gracias, continúen transgrediendo.

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  7. Un poco tarde, bueno más bien mucho, pero te contesto, la primera temporada sí está en 4:3 el resto en 16:9

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  8. Te odio, por hacer que me enganche a una serie me encariñe con unos personajes que son como bien dices reales y cercanos y luego ver ese final con el cual muero deshidratada ¬¬

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