Director: Martin Weisz (2006)
Guión: T.S. Faull
Actores: Thomas Kretschmann, Keri Russell, Thomas Huber, Rainier Meissner, Angelika Bartsch
Martin Weisz debutó en la dirección cinematográfica con un film que narrava los hechos acaecidos en Alemania relacionados con el caníbal de Rotenborg y su víctima a la que devoró gran parte de su cuerpo (23 kilos) con el consentimiento de este, incluyendo su pene que fue el primer bocado que degustó el simpático amigo, llamado jocosamente Armin Meiwes.
El problema con el film de Weisz es que desde sus primeros minutos el espectador sufre una total desconexión con la historia. La trama de la chica (la mona Keri Russell) en busca del vídeo del acto de canibalísmo y la paralela de los personajes principales implicados en tal acto, no transmiten nada, ni miedo, ni asco, ni empatía (esto último sería más raro y menos probable) ni compasión, la historia es terrible, pero de ella no emana nada más que indiferencia.
Weisz cumple, realiza la historia sin florituras, sin montajes sincopados y lo más importante y meritorio, sin morbo, ni escenas truculentas (apenas dos salpicones de sangre en los 90 minutos de metraje, no como en su siguiente cinta El Retorno de los Malditos en la que se quedó a gusto poniendo páncreas colgantes), el guión de T.S Faull no está mal escrito y la inclusión del toque homosexual en el mismo no chirría, pero por desgracia al final la historia se introduce en el fanganoso terreno de la moralina.
Los actores (premiados en Sitges 2006 por sus roles) no dan la talla, sus personajes tratan de tener dimensión pero no lo consiguen, incluso Thomas Kretschmann (El Pianista), buen actor donde los haya, no consigue llevar a buen puerto dar realismo a su papel.
En Grimm Love (o como cojones se llame, he visto 5 títulos mínimo de la cinta en la red) no hay fondo, el alemán utiliza un lacónico estilo Cronenbergiano para analizar quirúrgicamente los demonios interiores de sus personajes pero el resultado se queda a medio camino, dándonos a entender la historia que estos dos hombres a parte de pasarse demasiado tiempo con el MSN, instrumento del diablo donde los haya, no necesitaban practicar antropofagia o acto sádico alguno, sólo carecían de alguien a su lado que les sacara de la más cruda y triste de las soledades. Por otro lado la trama de la chica en busca del vídeo del crimen se queda en menos aún, cuando remite directamente a Holocausto Caníbal y su mensaje teletubbiesco en contra del salvajismo y el voyeurismo hacia la violencia real.
Weisz a pesar de todas sus limitaciones prometía con esta cinta, pero Hollywood le ha cogido demasiado pronto por las pelotas y ya ha anulado su incipiente estilo cinematográfico y su discurso estético, convirtiéndolo en una pieza más de su engranaje, aunque pensándolo bien, posiblemente tampoco hayamos perdido demasiado.
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