domingo, 25 de octubre de 2009

Il Divo, veni, vidi, vici



Director: Paolo Sorrentino (2008)
Guion: Paolo Sorrentino
Actores: Toni Servillo, Anna Bonaiuto, Piera Degli Esposti, Paolo Graziosi, Giulio Bosetti, Flavio Bucci, Carlo Buccirosso, Giorgio Colangeli, Alberto Cracco, Lorenzo Gioielli






Giulio Andreotti fue presidente del consejo de ministros italiano durante tres legislaturas no consecutivas, desde 1972 hasta 1992. Durante su mandato mantuvo supuestamente trato y negocios con la mafia de su país, gracias a ellos pudo deshacerse de sus rivales y subir escalafones en la política italiana desde sus inicios en el partido democrata cristiano, hasta su juicio por corrupción en 1999 y su absolución de todos los cargos en 2003.




El director napolitano Paolo Sorrentino lleva a imágenes la vida política de Andreotti y consigue un triunfo total en fondo y forma. Como todo buen biopic Il Divo posee un guión complejo, bien estructurado, sólido, que muestra las tramas oscuras y las vergonzosas corruptelas políticas de su protagonista, pero lo mejor no es esto (aunque sí lo más importante) lo que más llama la atención es la puesta en escena del realizador y su trabajo como director de orquesta.




Il Divo
está rodada con una garra, una potenica visual y un uso técnico de la cámara virtuoso, es decir, Sorrentino enriquece su libreto con una dirección magistral, rompedora, poseedora de momentos de puro genio, tomas inolvidables. La steadycam no permanece quieta un sólo instante, pero el espectador nunca percibe que tal uso de la narración visual sea innecesario o impostado, todo tiene su razón de ser, no hay un sólo plano secuencia, contrapicado, ralentí o travelling (el que cierra la película me ha hecho aplaudir efusivamente) que no esté plenamente justificado para dar entereza al conjunto del producto.




La dirección de actores acentúa el toque ácido y granguiñolesco que Sorrentino insufla al film con su realización y el guión. Todos se mueven entre lo exagerado y lo debidamente histriónico, pero la contención y serenidad de Toni Servillo destaca sobre la labor del resto de intérpretes. El actor calca, mimetiza a Andreotti, con su sempiterna cara de babuino depresivo, expulsando por la boca lapidarias frases que producen tanta risa como temor. Somos conscientes de que el presidente italiano durante todo el film está metido en la mierda hasta el cuello, que es complice e instigador de muertes y chanchullos de toda índole, pero el hombre ni se inmuta, vive en el lujo, pero no parece disfrutar con su existencia llena de satisfacciones, como si todo le importara una puta mierda, sin levantar la voz, ni mostrarse nervioso en momento alguno.




La cuarta película de Paolo Sorrentino es sin lugar a dudas una de las producciones italianas más logradas de los últimos años y llega mucho más lejos que la superficial y anquilosada adaptación que Matteo Garrone hizo de Gomorra el bestseller de Roberto Sabiano. Vanguardia y clasicismo, Scorsese en la superficie y Coppola en el interior, el autor de L'Amico di Famiglia con Il Divo muestra la gran cantidad de basura e inmundicia que hay en la política europea, lanza una enorme pulla no sólo contra Andreotti, al que no lo neguemos, hasta cierto punto admira si vemos la delectación con la que narra sus fechorías, sino también a el amigo Silvio Berlusconi y toda su administración, que ha llevado la corrupción, el escándalo y la política casposa hasta límites insospechados en la Italia contemporanea.


2 comentarios:

  1. La tengo bajada desde hace tiempo, ahora me has dado un motivo para subirla en la lista de cine por ver.

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  2. Pues merece la pena, a mí me ha sorprendido gratamente, es una clase de historia reciente de Europa con un ritmo realmente cojonudo, nada farragoso o aburrido.

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