Director: Dario Argento (2007)
Guión: Dario Argento, Jace Anderson, Walter Fasano, Adam Gierasch y Simona Simonetti
Actores: Asia Argento, Udo Kier, Cristian Solimeno, Daria Nicolodi, Coralina Cataldi-Tassoni, Moran Atias, Philoppe Leroy
Me cuesta escribir esta crítica y admitir lo que es un hecho, el italiano Dario Argento, el impulsor del giallo italiano, el maestro romano del terror, autor de una manita de joyas dentro del género, está completamente acabado, sus últimas obras no salen en ningún caso de la mediocridad y muchas de ellas, como la que nos ocupa, dan verdadera vergüenza ajena.
Mother of Tears, La Terza Madre o La Madre del Mal como se ha titulado en España, cierra vergonzosamente la trilogía de las madres iniciada por Argento en 1975 con aquella indispensable obra maestra llamada Suspiria, junto al giallo Profondo Rosso el cénit de su carrera, el triunfo de la forma sobre el fondo, una joya del género de terror, la misma tuvo su continuación seis años después con Inferno, más floja, más caótica, pero aún así deliciosa, sobrecargada, interesante.
De las tres maestras de la brujería, dos ya habían hecho acto de presencia, Mater Supsiriarum (Suspiria) y Mater Tenebrarun (Inferno), sólo faltaba la llegada de Mater Lacrimarum, que todos los fans de Argento esperábamos con bastante expectación, pero por desgracia el resultado es una película sonrojante, cutre, estúpida, simple, aburrida, sin garra, a años luz no ya de sus mejores films, sino de su dos últimas obras acertadas, la soberbia Insomnio (Non Ho Sonno) y la más que correcta Jenifer, de la serie Masters of Horror para la televisión por cable americana.
Dario Argento siempre ha sido un narrador mediocre, sus guiones nunca han sido algo más que sucedaneos detectivescos de poca trascendencia y final muy rebuscado, pero es que el de Mother of Tears es malo de solemnidad, un libreto sin cosistencia ninguna lleno de gilipolleces increíbles y pasajes de una estupidez alarmante, el argumento sobre alquimia, brujería y magia negra de las anteriores entregas es aquí desvirtuado y convertido en una estúpida apología del destete gratuito y el desmembramiento colgandero.
Pero claro, el realizador romano es consciente de que mi perro que falleció hace dos años es mejor escritor cinematográfico que él, por eso suplía sus carencias como guionista con una dirección en la mayoría de los casos de nota alta, con un uso magistral de los movimientos de cámara, la dirección artísitica y la iluminación, pero por desgracia el sobrecargado cromatismo barroco que destilaban las dos anteriores entregas de esta saga dejan paso a una puesta en escena aburrida, insípida, sin mordiente. Del trabajo del autor de Trauma o Ténebre sólo se pueden destacar las escenas de asesinatos, las más gore que ha rodado en su vida, algunas de ellas bestialmente gratuitas y relacionadas con niños, pero como es lógico las mismas no salvan de la quema la cinta, ya que estas secuencias truculentas eran normalmente un aliciente más en la obra de este antaño maestro del terror europeo, no el nucleo de su visión como autor.
El reparto vomotivo, el amigo Dario hace que su hija Asia (menos morbosa que nunca, una puñetera monja parece) nade, literalmente, entre la mierda, regala un breve y ridículo papel al gran Udo Kier, da forma a vergonzosas escenas como las de Daria Nicolidi interpretando un espectro al más puro estilo de los Cazafantasmas, plagia en las escenas de la orgía final al Clive Baker de Hellraiser, nos pone una Madre de las Lágrimas con unas tetas de silicona de aquí te espero y encima el hombre se queda tan ancho creyendo que ha cerrado de manera virtuosa su trilogía matenal. ¿Algo salvable de la cinta? si, el mono, que se merece un Oscar desde ya y el tema que sale en los benditos créditos finales compuesto por Claudio Simonetti e interpretado por Dani Filth, cantante de la banda de black metal Cradle of Filth.
Una verdadera pena lo de este director que marcó mi infancia con obras como El Pájaro de las Plumas de Cristal o El Gato de las Nueve Colas, por dios, que Berlusconi deje de producirle películas a este hombre, que alguien le quite la cámara de las manos y le de un caldo calentito para que se quede en su casa viendo a Raffaela Carrá en la RAI. Dario, en serio, sé que me estarás leyendo porque eres asiduo a mi blog, retírate, tú última cinta (Giallo, original el colega) con la ex pareja Brody/Pataky ya ha recibido hostias por todos los frentes, déjalo, si no quieres acabar como Vicente Aranda, chocheando... bueno, aunque el catalán lleva haciendo eso desde su primera película... si alguien pilla la coña que me lo haga saber, que es muy tarde y yo ya no doy para más y tú Darío, venga, a la cama también
Mother of Tears, La Terza Madre o La Madre del Mal como se ha titulado en España, cierra vergonzosamente la trilogía de las madres iniciada por Argento en 1975 con aquella indispensable obra maestra llamada Suspiria, junto al giallo Profondo Rosso el cénit de su carrera, el triunfo de la forma sobre el fondo, una joya del género de terror, la misma tuvo su continuación seis años después con Inferno, más floja, más caótica, pero aún así deliciosa, sobrecargada, interesante.
De las tres maestras de la brujería, dos ya habían hecho acto de presencia, Mater Supsiriarum (Suspiria) y Mater Tenebrarun (Inferno), sólo faltaba la llegada de Mater Lacrimarum, que todos los fans de Argento esperábamos con bastante expectación, pero por desgracia el resultado es una película sonrojante, cutre, estúpida, simple, aburrida, sin garra, a años luz no ya de sus mejores films, sino de su dos últimas obras acertadas, la soberbia Insomnio (Non Ho Sonno) y la más que correcta Jenifer, de la serie Masters of Horror para la televisión por cable americana.
Dario Argento siempre ha sido un narrador mediocre, sus guiones nunca han sido algo más que sucedaneos detectivescos de poca trascendencia y final muy rebuscado, pero es que el de Mother of Tears es malo de solemnidad, un libreto sin cosistencia ninguna lleno de gilipolleces increíbles y pasajes de una estupidez alarmante, el argumento sobre alquimia, brujería y magia negra de las anteriores entregas es aquí desvirtuado y convertido en una estúpida apología del destete gratuito y el desmembramiento colgandero.
Pero claro, el realizador romano es consciente de que mi perro que falleció hace dos años es mejor escritor cinematográfico que él, por eso suplía sus carencias como guionista con una dirección en la mayoría de los casos de nota alta, con un uso magistral de los movimientos de cámara, la dirección artísitica y la iluminación, pero por desgracia el sobrecargado cromatismo barroco que destilaban las dos anteriores entregas de esta saga dejan paso a una puesta en escena aburrida, insípida, sin mordiente. Del trabajo del autor de Trauma o Ténebre sólo se pueden destacar las escenas de asesinatos, las más gore que ha rodado en su vida, algunas de ellas bestialmente gratuitas y relacionadas con niños, pero como es lógico las mismas no salvan de la quema la cinta, ya que estas secuencias truculentas eran normalmente un aliciente más en la obra de este antaño maestro del terror europeo, no el nucleo de su visión como autor.
El reparto vomotivo, el amigo Dario hace que su hija Asia (menos morbosa que nunca, una puñetera monja parece) nade, literalmente, entre la mierda, regala un breve y ridículo papel al gran Udo Kier, da forma a vergonzosas escenas como las de Daria Nicolidi interpretando un espectro al más puro estilo de los Cazafantasmas, plagia en las escenas de la orgía final al Clive Baker de Hellraiser, nos pone una Madre de las Lágrimas con unas tetas de silicona de aquí te espero y encima el hombre se queda tan ancho creyendo que ha cerrado de manera virtuosa su trilogía matenal. ¿Algo salvable de la cinta? si, el mono, que se merece un Oscar desde ya y el tema que sale en los benditos créditos finales compuesto por Claudio Simonetti e interpretado por Dani Filth, cantante de la banda de black metal Cradle of Filth.
Una verdadera pena lo de este director que marcó mi infancia con obras como El Pájaro de las Plumas de Cristal o El Gato de las Nueve Colas, por dios, que Berlusconi deje de producirle películas a este hombre, que alguien le quite la cámara de las manos y le de un caldo calentito para que se quede en su casa viendo a Raffaela Carrá en la RAI. Dario, en serio, sé que me estarás leyendo porque eres asiduo a mi blog, retírate, tú última cinta (Giallo, original el colega) con la ex pareja Brody/Pataky ya ha recibido hostias por todos los frentes, déjalo, si no quieres acabar como Vicente Aranda, chocheando... bueno, aunque el catalán lleva haciendo eso desde su primera película... si alguien pilla la coña que me lo haga saber, que es muy tarde y yo ya no doy para más y tú Darío, venga, a la cama también
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