sábado, 10 de octubre de 2009

Leones por Corderos, asignatura pendiente



Director: Robert Redford (2007)
Guión: Matthew Michael Carnahan
Actores: Tom Cruise, Robert Redford, Meryl Streep, Derek Luke, Michael Peña, Andrew Garfield, Peter Berg, Tracy Dali, Louise Linton, Rustee Rutherford





Lions For Lambs es otra película más que aboga por poner en duda la política exterior de la administración americana de George W. Bush. Esta vez los disparos en forma de crítica política vienen directamente de Hollywood, en concreto de la United Artists (comprada el año pasado por Tom Cruise y su socia Paula Wagner) productora de este trabajo auspiciado por un Robert Redford que dirige, protagoniza y financia (en parte).




Leones Por Corderos es una buena cinta, de eso no hay duda, sus intenciones son sinceras, competentes y efectivas, pero Robert Redford en la dirección y Matthew Michael Carnahan en el guión pecan por querer sacar adelante la historia con un carácter excesivamente adoctrinador que a veces parece querer tomar al espectador como tonto o un alumno imberbe en materia política básica.




A su vez la cinta muestra concienzudamente la ideología de izquierdas de Redford que parece presumir de poseer la verdad absoluta y conocer por ello las soluciones que pondrían fin a la execrable política que el pequeño de la familia Bush puso en marcha al frente su país. Pero como ya he comentado el fin último de la cinta que es concienciar al pueblo americano de que se implique en el rumbo que debe tomar su país se cumple de manera notable.




El trío actoral está correcto, Cruise convence con su senador republicano de buen talante y palabras solapadamente reaccionarias y belicosas, reflejo perfecto de la actual fiebre neocon que asola América y parte de Europa. Meryl Streep como siempre se luce en su rol de periodista con demasiadas dudas y comprometida con su rigor profesional. Redford no lo hace mal, pero su personaje peca de prepotente y sermoneador, demasiada pose y poca naturalidad y el joven Andrew Garfield cumple con su cometido de interpretar a un alumno alienado y lleno de dudas.



Una buena película que técnicamente sólo flojea en las escenas de la subtrama en Afganistán ya que Redford no es un experto en el género bélico o de acción, pero que gana mucho en las escenas dramáticas. El director de Quiz Show se deja influenciar por el cine político de su fallecido amigo Sidney Pollack y consigue crear un producto de un calidad óptima, comprometido a su manera, pero que si no estuviera tan encantado de conocerse y seguro de su subrayada trascendencia sería más efectivo de lo que ya lo es.


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