Título Original: Stephen King's, The Shining (1997)
Director: Mick Garris
Guión: Stephen King basado en su novela homónima
Actores: Steven Weber, Rebecca de Mornay, Courtland Mead, Melvin Van Peebles, Pat Hingle, Elliott Gould
En 1980 Stanley Kubrick adaptó la célebre novela El Resplandor, obra del escritor Stephen King. El film es desde mi punto de vista el más flojo de la carrera del realizador, pero claro, hablamos de uno de los mejores directores de la historia del cine, de modo que sin mucha dificultad se puede tildar a la cinta que comento como un clásico contemporaneo dentro del género de terror que batió records de taquilla, pero que fue recibido con división de opiniones por los críticos.
El film poseía muchas virtudes, como todas las producciones de Kubrick, pero su mayor fallo era la poca fidelidad hacia el libro que adaptaba. El director de Espartaco y su co guionista Diane Johnson se pasaron por el forro, no sólo muchos pasajes del escrito sino también dos de los conceptos clave del relato, la caldera defectuosa del sótano del hotel Overlook y el alcoholismo del personaje principal, Jack Torrance.
Stephen King es un alcohólico rehabilitado y en muchos de sus relatos ha intentado expiar sus demonios internos y los problemas que le causó durante muchos años dicha enfermedad y hablamos de unos niveles de dependencia hacia la bebida en los que si el escritor de Carrie no encontraba en su hogar algún tipo de licor, no dudaba en ingerir desde el After Shave hasta el colutorio dental. El Resplandor nos narra como Jack Torrance, su mujer Wendy y Danny el hijo de ambos, poseedor de poderes precognitivos, se mudan a un hotel, lleno de espectros de huéspedes fallecidos allí, para vigilarlo durante el invierno.
Pero la tercera novela de King es en verdad una nada velada metáfora sobre el alcoholismo, la lucha interna de un padre por vencer una enfermedad que le va a quitar la vida y destrozar la de su familia. De ahí el profundo disgusto del de Portland con la adaptación de Kubrick, que como todos sabemos era capaz de hacer la peor tropelía contra quién fuera necesario (guionistas, productores, actores) con tal de hacer la película que el tenía en mente. Por eso en 1997 King trabajó junto a su amigo Mick Garris para hacer una miniserie televisiva adaptando fielmente su propia novela.
King y Garris ya habían trabajado dos veces con anterioridad y lo harían otras cuantas, años después, como se pudo ver en la horripilante adaptación que ambos hicieron de Desesperación, otra novela del escritor de Maine o en Riding the Bullet. La primera vez que se vieron las caras fue cuando ambos realizaron aquella salvajada, sangrienta, felina e incestuosa llamada Sonámbulos, esta vez con guión original de King. La segunda fue cuando ambos se embarcaron en la mastodóntica adaptación televisiva en cuatro episodios de la extensa, ambiciosa y algo plomiza novela Apocalipsis (The Stand) una de las más conocidas del escritor, con resultados meritorios pero no del todo satisfactorios, que comentaré dentro de poco en este santo blog.
Garris y King tenían a su favor un metraje holgado para plasmar hasta el más mínimo detalle de la novela, unos medios bastante aceptables para ser un producto dirigido a la televisión americana y un equipo competente tanto en el apartado artístico (aunque con algún fallo de casting que comentaré más tarde) como en el técnico. Pero tenían en su contra las limitaciones que daba en aquella época el medio televisivo y sobre todo, la alargadísima y constante sombra de la cinta original de Kubrick.
Comparar las dos versiones de El Resplandor es una estupidez, porque son épocas distintas, autores diferentes y medios que por aquel entonces tenían poco que ver el uno con el otro (las geniales y muy cinematográficas series de la HBO quedaban lejos aún). La cinta de Kubrick es abismalmente superior cinematográficamente hablando, pero la versión de Garris y King deja mucho más satisfecho al seguidor de la obra literaria, porque sin ser enfermizamente fiel al escrito, sí lo plasma con mucha más entereza y consistencia como adaptación del mismo.
Hablemos del reparto y con ello destaquemos el inmenso y esforzadísimo trabajo de un Steven Weber en el papel de su, por desgracia, errática y desconocida carrera. El protagonista de Mujer Blanca Soltera Busca... sabe que la genialmente sobreactuada interpretación de un Jack Nicholson más pasado de rosca que nunca planea sobre su cabeza, por eso no se refleja para nada en él. Weber compone un Jack Torrance que se adentra gradualmente en la locura, no como el de Nicholson que parecía que estaba como una puta cabra desde el primer plano del film de Kubrick. Mostrando de manera física y psicológica una lucha interna perfectamente palpable por el espectador y demostrando que junto a David Strathairn es uno de los actores que mejor hace de borracho en el Hollywood actual.
Rebecca De Mornay hace un trabajo correcto, aporta buen material dentro del dramatismo de la miniserie y estaba en una época de madurez física maravillosa durante el rodaje, poco antes de meterse el bisturí hasta en el gaznate y destrozarse de pies a cabeza y no es mejor actriz que la sufrida Shelley Duvall, pero es mucho más guapa y se agradece. Entre los secundarios podemos encontrar con breves pero correctos papeles a Pat Hingle, Elliott Gould y al gran Melvin Van Peebles.
Pero uno de los fallos más grandes del film es el niño elegido para dar vida a Danny Torrance, Courtland Mead. El pobre crío hace lo que puede, se esfuerza, pero a parte de ser malo como un cáncer de pancreas, haciendo un trabajo para correrlo a gorrazos, es que tanto su voz horriblemente nasal como su presencia física son del todo insportables, es más, creo que Garris lo escogió sólo porque sabía poner los ojos en blanco durante las escenas de los trances, porque si no, no me explico que hace este engendro de medio metro delante de una cámara. Por suerte para la humanidad este mozo parece ser que dejó la interpetación y ahora ejerce de cani hiphopero en sus horas libres, dios lo bendiga si realmente el de la foto es él.
Garris cumple, se le nota el oficio y sabe donde poner la cámara y como moverla (no como en Desesperación que nos regaló un desfile de gruas, travellings y contrapicados insoportables) crea atmósfera y cumple tanto como en Apocalipsis, aunque el trabajo en aquella era bastante más complicado por las continuas escenas en exteriores. King adapta bien su libro, pero siempre que escribe guiones para cine o televisión hace una labor mediocre e inusualmente politicamente correcta, cuando en la literatura muestra totalmente lo contrario. Mete sentimentalismo de baratillo, algunos diálogos olvidables (casi todos los del jodío crío) y otros bastante logrados, que se los lleva el personaje de Weber.
Me considero seguidor de la obra de King como escritor, El Resplandor me parece un excelente libro pero que fue muy sobrevalorado en su momento, aunque es una obra con hallazgos, buenos momentos y una interesante composición de personajes. Dejando la película de Kubrick a un lado, la versión de Mick Garris y Stephen King me parece un buen trabajo, una miniserie entretenida que engancha al espectador, puede que tenga escenas que no funcionen o que se alarguen y se subrayen algunos conceptos (como la manía de Garris de mostar muchas tomas a lo poltergeist cuando los personajes salen fuera de plano) pero en general cumple su cometido de entretener y adaptar como es debido la obra de King. En su momento la vi cientos de veces y al revisionarla entre ayer y hoy por enésima vez, casi 10 años después, la nostalgia ha sido inevitable, buenos tiempos los del VHS.
El film poseía muchas virtudes, como todas las producciones de Kubrick, pero su mayor fallo era la poca fidelidad hacia el libro que adaptaba. El director de Espartaco y su co guionista Diane Johnson se pasaron por el forro, no sólo muchos pasajes del escrito sino también dos de los conceptos clave del relato, la caldera defectuosa del sótano del hotel Overlook y el alcoholismo del personaje principal, Jack Torrance.
Stephen King es un alcohólico rehabilitado y en muchos de sus relatos ha intentado expiar sus demonios internos y los problemas que le causó durante muchos años dicha enfermedad y hablamos de unos niveles de dependencia hacia la bebida en los que si el escritor de Carrie no encontraba en su hogar algún tipo de licor, no dudaba en ingerir desde el After Shave hasta el colutorio dental. El Resplandor nos narra como Jack Torrance, su mujer Wendy y Danny el hijo de ambos, poseedor de poderes precognitivos, se mudan a un hotel, lleno de espectros de huéspedes fallecidos allí, para vigilarlo durante el invierno.
Pero la tercera novela de King es en verdad una nada velada metáfora sobre el alcoholismo, la lucha interna de un padre por vencer una enfermedad que le va a quitar la vida y destrozar la de su familia. De ahí el profundo disgusto del de Portland con la adaptación de Kubrick, que como todos sabemos era capaz de hacer la peor tropelía contra quién fuera necesario (guionistas, productores, actores) con tal de hacer la película que el tenía en mente. Por eso en 1997 King trabajó junto a su amigo Mick Garris para hacer una miniserie televisiva adaptando fielmente su propia novela.
King y Garris ya habían trabajado dos veces con anterioridad y lo harían otras cuantas, años después, como se pudo ver en la horripilante adaptación que ambos hicieron de Desesperación, otra novela del escritor de Maine o en Riding the Bullet. La primera vez que se vieron las caras fue cuando ambos realizaron aquella salvajada, sangrienta, felina e incestuosa llamada Sonámbulos, esta vez con guión original de King. La segunda fue cuando ambos se embarcaron en la mastodóntica adaptación televisiva en cuatro episodios de la extensa, ambiciosa y algo plomiza novela Apocalipsis (The Stand) una de las más conocidas del escritor, con resultados meritorios pero no del todo satisfactorios, que comentaré dentro de poco en este santo blog.
Garris y King tenían a su favor un metraje holgado para plasmar hasta el más mínimo detalle de la novela, unos medios bastante aceptables para ser un producto dirigido a la televisión americana y un equipo competente tanto en el apartado artístico (aunque con algún fallo de casting que comentaré más tarde) como en el técnico. Pero tenían en su contra las limitaciones que daba en aquella época el medio televisivo y sobre todo, la alargadísima y constante sombra de la cinta original de Kubrick.
Comparar las dos versiones de El Resplandor es una estupidez, porque son épocas distintas, autores diferentes y medios que por aquel entonces tenían poco que ver el uno con el otro (las geniales y muy cinematográficas series de la HBO quedaban lejos aún). La cinta de Kubrick es abismalmente superior cinematográficamente hablando, pero la versión de Garris y King deja mucho más satisfecho al seguidor de la obra literaria, porque sin ser enfermizamente fiel al escrito, sí lo plasma con mucha más entereza y consistencia como adaptación del mismo.
Hablemos del reparto y con ello destaquemos el inmenso y esforzadísimo trabajo de un Steven Weber en el papel de su, por desgracia, errática y desconocida carrera. El protagonista de Mujer Blanca Soltera Busca... sabe que la genialmente sobreactuada interpretación de un Jack Nicholson más pasado de rosca que nunca planea sobre su cabeza, por eso no se refleja para nada en él. Weber compone un Jack Torrance que se adentra gradualmente en la locura, no como el de Nicholson que parecía que estaba como una puta cabra desde el primer plano del film de Kubrick. Mostrando de manera física y psicológica una lucha interna perfectamente palpable por el espectador y demostrando que junto a David Strathairn es uno de los actores que mejor hace de borracho en el Hollywood actual.
Rebecca De Mornay hace un trabajo correcto, aporta buen material dentro del dramatismo de la miniserie y estaba en una época de madurez física maravillosa durante el rodaje, poco antes de meterse el bisturí hasta en el gaznate y destrozarse de pies a cabeza y no es mejor actriz que la sufrida Shelley Duvall, pero es mucho más guapa y se agradece. Entre los secundarios podemos encontrar con breves pero correctos papeles a Pat Hingle, Elliott Gould y al gran Melvin Van Peebles.
Pero uno de los fallos más grandes del film es el niño elegido para dar vida a Danny Torrance, Courtland Mead. El pobre crío hace lo que puede, se esfuerza, pero a parte de ser malo como un cáncer de pancreas, haciendo un trabajo para correrlo a gorrazos, es que tanto su voz horriblemente nasal como su presencia física son del todo insportables, es más, creo que Garris lo escogió sólo porque sabía poner los ojos en blanco durante las escenas de los trances, porque si no, no me explico que hace este engendro de medio metro delante de una cámara. Por suerte para la humanidad este mozo parece ser que dejó la interpetación y ahora ejerce de cani hiphopero en sus horas libres, dios lo bendiga si realmente el de la foto es él.
Garris cumple, se le nota el oficio y sabe donde poner la cámara y como moverla (no como en Desesperación que nos regaló un desfile de gruas, travellings y contrapicados insoportables) crea atmósfera y cumple tanto como en Apocalipsis, aunque el trabajo en aquella era bastante más complicado por las continuas escenas en exteriores. King adapta bien su libro, pero siempre que escribe guiones para cine o televisión hace una labor mediocre e inusualmente politicamente correcta, cuando en la literatura muestra totalmente lo contrario. Mete sentimentalismo de baratillo, algunos diálogos olvidables (casi todos los del jodío crío) y otros bastante logrados, que se los lleva el personaje de Weber.
Me considero seguidor de la obra de King como escritor, El Resplandor me parece un excelente libro pero que fue muy sobrevalorado en su momento, aunque es una obra con hallazgos, buenos momentos y una interesante composición de personajes. Dejando la película de Kubrick a un lado, la versión de Mick Garris y Stephen King me parece un buen trabajo, una miniserie entretenida que engancha al espectador, puede que tenga escenas que no funcionen o que se alarguen y se subrayen algunos conceptos (como la manía de Garris de mostar muchas tomas a lo poltergeist cuando los personajes salen fuera de plano) pero en general cumple su cometido de entretener y adaptar como es debido la obra de King. En su momento la vi cientos de veces y al revisionarla entre ayer y hoy por enésima vez, casi 10 años después, la nostalgia ha sido inevitable, buenos tiempos los del VHS.
Vaya la sangre no se suele bajar hasta la tercera planta...
ResponderEliminarEsa sigue siendo la mejor versión de El Resplandior jamás realizada
ResponderEliminarEl resplandor es uno de mis libros favoritos de cuando era pequeño, y recuerdo que la versión de Kubrick, aun gustándome me dejó algo decepcionado, ya que no era demasiado fiel a la novela, porque no daba tanto miedo como me habían dicho(y tendría once años) y por el puto doblaje(alguna vez tendré que verla en VO, puta Forqué).
ResponderEliminarEsta versión la recuerdo en un VHS doble que había en el videoclub, pero nunca la coji, no se, tenía mu mala pinta(aunque al menos Torrance iba con el bate de kricket.
Yo tengo esa bendita edición en VHS, así como la de Apocalipsis que también era doble, pero ambas las compré en dvd hace un par de años, por lo de renovar la filmoteca y tal.
ResponderEliminarEl Resplandor de Kubrick en V.O = Terror
EL Resplandor de Kubrick con doblaje = Comedia
King siempre hace libros muy entretenidos de leer, y en el caso de El Resplandor, creo que es mi libro favorito de él, vi la película en hbo online y me parece excelente, aunque no se parece mucho al libro, se debe admitir que está muy buena, tiene cosas que te dejan perturbado.
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