sábado, 25 de julio de 2009

Good Morning, Vietnam, rebelión en las ondas

Titulo Original: Good Morning, Vietnam (1987)
Director: Barry Levinson
Guión: Mitch Markowitz
Actores: Robin Williams, Forest Whitaker, Bruno Kirby, Robert Wuhl, Noble Willingham, Tung Than Tran, J.T. Walsh





Adrian Cronauer fue un célebre locutor de la radio del ejército americano durante la primera etapa de la guerra del Vietnam, con su humor mordaz, su tono subversivo y haciendo oídos sordos de sus mandos superiores se hizo con el cariño de los soldados por su virtud a la hora de hacer mofa con cualquier tema sin importar cuan peliagudo fuera. Good Morning, Vietnam narra libremente el año en el que radió como disc jockey para sus compatriotas en Saigón.



Good Morning, Vietnam es una entrañable cinta, llena de buenas intenciones que se mueve entre la comedia y el drama con soltura gracias al excelente guión de Mitch Markowitz, a pesar de ser crítica con el conflicto entre norvietnamitas y americanos, su naturaleza sigue siendo la de una producción de Buena Vista (filial de Disney) de modo que su misión es ser un espectáculo cinematográfico, pero no por ello es una obra carente de veracidad y madurez.




Pero si la cinta que nos ocupa es algo, es sin lugar a dudas un vehículo para el lucimiento de Robin Williams (aléjense de ella sus detractores). El actor destila humor, carisma y buen rollo desde que pone la cara delante de la cámara, imprime a su papel de locutor una personalidad arrolladora, sus improvisaciones al micrófono son descacharrantes (según el equipo de producción la mayoría de sus díalogos eran improvisados) y están bien dosificados para no saturar al espectador. Posiblemente este sea el mejor papel de su carrera a la altura de otros en los que estaba genial en cintas como El Indomable Will Hunting, Retratos de Una Obsesión o Insomnio




Barry Levinson, que es capaz de lo mejor (La Cortina de Humo) o lo peor (Acoso) borda su labor como resuelto artesano. Good Morning, Vietnam es junto a la ya mencionada cinta escrita por David Mamet su mejor trabajo con diferencia. Su narración visual es fluida, la escena de la bomba está excelentemente ejecutada, aunque no tanto como la de El Americano Impasible de Philip Noyce, y el montaje de escenas con What a Wonderful World de Louis Amstrong es obvio y manido, pero no desentona en absoluto y cumple su misión de emocionar.



Amor, humor, tragedia, un leve matiz político y social y un homenaje a esos críos que fueron casi obligados a ir a el culo del mundo para dar su vidas y arrebatar las de otros por una causa de mierda. Estoy seguro de que Roberto Benigni debío ver varias veces esta cinta para realizar su entrañable (pero algo tramposa) La Vida es Bella. De esta producción de Barry Levinson me quedo con la frase que el personaje del anciano vietnamita, alumno de la clase de inglés, le dice a uno de los soldados americanos, con ella se resume no sólo la esencia del film y la de todas las cintas que se han rodado sobre la guerra de Vietnam, sino también la de aquel conflicto bélico que destruyó un país y robo la inocencia a otro: Cuando tienes la apariencia de Goliat, corres el riesgo de encontrarte con David.


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