Título Original: The Doors (1991)
Director: Oliver Stone
Guión: J. Randall Johnson y Oliver Stone
Actores: Val Kilmer, Kyle MacLachlan, Meg Ryan, Kevin Dillon, Frank Whaley, Michael Madsen, Billy Idol.
Después del enorme éxito de la inolvidable Nacido el 4 de Julio, Oliver Stone decidió embarcarse en un proyecto para llevar a imágenes la vida y obra del mítico músico y poeta Jim Morrison, frontman de la banda de rock The Doors, con la ayuda del guionista J. Randall Johnson, el director americano realizó esta biografía en el año 1991, pasando sin pena ni gloria por las carteleras de todo el mundo.
Adoro a Oliver Stone, me parece un cineasta genial, comprometido y muy arriesgado, como dijo el gran Carlos Pumares, pudede acertar o no, pero siempre es interesante y nunca deja indiferente, ya sea hablando de la guerra de Vietnam (fue marine voluntario en dicho conflicto) de política (tipo de cine que conoce perfectamente) o de deportes. Los biopics se le dan realmente bien como se pudo ver en Nixon, la infravalorada Alejandro Magno o W., el segundo que realizó fue esta The Doors que nos ocupa y el resultado fue excelente.
Como previamente había hecho Clint Eastwood en esa joya pulida llamada Bird, Stone se aleja de esas edulcoradas y politicamente correctas biografías que nos lleva regalando Hollywood desde hace décadas en las que siempre se sigue la cronología de inicio humilde, éxito repentino, posterior calvario y por último redención (Ray, Una Mente Maravillosa, El Aviador, aunque esta última me parece un muy buen trabajo de Scorsese), el director de Salvador, muestra un trabajo excesivo, arriesgado, vivaz y nada autocomplaciente sobre la vida de Jim Morrison.
El cantante de The Doors es retratado en el film como un genio, un poeta y un provocador nato con un inabarcable talento, pero también como un descerebrado, borracho y drogadicto con ínfulas de martir y espíritu autodestructivo que en pocas ocasiones se muestra sobrio en pantalla. En este apartado destacar la presencia de Val Kilmer, posiblemente el mejor acierto de casting de la historia del cine. El protagonista de Kiss Kiss Bang Bang no sólo es idéntico físicamente a Morrison, es que canta de manera muy parecida, emula perfectamente sus gestos y movimientos espasmódicos en el escenario y con ello da forma al mejor papel de su desperdiciada carrera.
El resto de miembros de la banda (Ray Manzarek, John Densmore y Robby Krieger) respaldaron a Stone y le dieron vía libre para poner en celuloide hasta los momentos más comprometidos de la banda (aunque bien es cierto que la mayoría de ellos estaban protagonizados por el mismo Morrison), el director utiliza su estilísitco y exagerado uso de la cámara y su montaje efectista con más justificación que nunca (al igual que en la desquiciada Asesinos Natos), insuflando al film un estilo psicodélico y onírico que se adhiere como un guante a la historia que nos narra y a la misma música de la banda.
En el coral reparto de secundarios destacan Kyle MacLachlan como el teclista Ray Manzarek, una Mega Ryan inexplicablemente aceptable como Pamela Courson, que mantuvo con Morrison una relación entre el odio y el amor hasta los últimos días de la vida del cantante, Kevin Dillon y el poco reconocido Frank Whaley como el resto de componentes de The Doors.
Como bien ha dicho algún avispado por la red, si The Doors se hubiera estrenado en la actualidad habría barrido en los Oscars, por su propuesta atípica como biografía de un cantante y una banda inolvidable, pero también como visión de una época dorada del rock americano, sin escatimar en sexo, drogas y Rock & Roll. Finalmente esta película se muestra como una declaración de principios del mismo Morrison que en sus propias palabras afirmó que su filosofía era vivir rápido, morir joven y dejar un bonito cadáver.
El día 3 de Julio de 1971 moría en la habitación de un hotel parisino el creador de The End o Break on Trough (to the Other Side) y nacía la leyenda, Jim Morrison, el Rey Lagarto, el dios Dionisos reencarnado en la tierra.
Adoro a Oliver Stone, me parece un cineasta genial, comprometido y muy arriesgado, como dijo el gran Carlos Pumares, pudede acertar o no, pero siempre es interesante y nunca deja indiferente, ya sea hablando de la guerra de Vietnam (fue marine voluntario en dicho conflicto) de política (tipo de cine que conoce perfectamente) o de deportes. Los biopics se le dan realmente bien como se pudo ver en Nixon, la infravalorada Alejandro Magno o W., el segundo que realizó fue esta The Doors que nos ocupa y el resultado fue excelente.
Como previamente había hecho Clint Eastwood en esa joya pulida llamada Bird, Stone se aleja de esas edulcoradas y politicamente correctas biografías que nos lleva regalando Hollywood desde hace décadas en las que siempre se sigue la cronología de inicio humilde, éxito repentino, posterior calvario y por último redención (Ray, Una Mente Maravillosa, El Aviador, aunque esta última me parece un muy buen trabajo de Scorsese), el director de Salvador, muestra un trabajo excesivo, arriesgado, vivaz y nada autocomplaciente sobre la vida de Jim Morrison.
El cantante de The Doors es retratado en el film como un genio, un poeta y un provocador nato con un inabarcable talento, pero también como un descerebrado, borracho y drogadicto con ínfulas de martir y espíritu autodestructivo que en pocas ocasiones se muestra sobrio en pantalla. En este apartado destacar la presencia de Val Kilmer, posiblemente el mejor acierto de casting de la historia del cine. El protagonista de Kiss Kiss Bang Bang no sólo es idéntico físicamente a Morrison, es que canta de manera muy parecida, emula perfectamente sus gestos y movimientos espasmódicos en el escenario y con ello da forma al mejor papel de su desperdiciada carrera.
El resto de miembros de la banda (Ray Manzarek, John Densmore y Robby Krieger) respaldaron a Stone y le dieron vía libre para poner en celuloide hasta los momentos más comprometidos de la banda (aunque bien es cierto que la mayoría de ellos estaban protagonizados por el mismo Morrison), el director utiliza su estilísitco y exagerado uso de la cámara y su montaje efectista con más justificación que nunca (al igual que en la desquiciada Asesinos Natos), insuflando al film un estilo psicodélico y onírico que se adhiere como un guante a la historia que nos narra y a la misma música de la banda.
En el coral reparto de secundarios destacan Kyle MacLachlan como el teclista Ray Manzarek, una Mega Ryan inexplicablemente aceptable como Pamela Courson, que mantuvo con Morrison una relación entre el odio y el amor hasta los últimos días de la vida del cantante, Kevin Dillon y el poco reconocido Frank Whaley como el resto de componentes de The Doors.
Como bien ha dicho algún avispado por la red, si The Doors se hubiera estrenado en la actualidad habría barrido en los Oscars, por su propuesta atípica como biografía de un cantante y una banda inolvidable, pero también como visión de una época dorada del rock americano, sin escatimar en sexo, drogas y Rock & Roll. Finalmente esta película se muestra como una declaración de principios del mismo Morrison que en sus propias palabras afirmó que su filosofía era vivir rápido, morir joven y dejar un bonito cadáver.
El día 3 de Julio de 1971 moría en la habitación de un hotel parisino el creador de The End o Break on Trough (to the Other Side) y nacía la leyenda, Jim Morrison, el Rey Lagarto, el dios Dionisos reencarnado en la tierra.
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