Este año se cumple el 70 aniversario del nacimiento de mi superhéroe de cómic favorito, Batman, por eso en los primeros días de este blog le estoy dedicando bastantes entradas y más que vendrán (Cuando se editen en España Batman R.I.P de Grant Morrison y ¿Qué le Pasó al Cruzado de la Capa? de Neil Gaiman os vais a cagar). Tanto en televisión como en cine, medios en los que el Hombre Murciélago se ha prodigado mucho, el personaje ha tenido puntos álgidos, las dos góticas cintas de Tim Burton o las intachables de Christopher Nolan. Pero si Batman ha sido retratado alguna vez con fidelidad y rotundo éxito, si en algún momento de la cultura popular la esencia del personaje de cómic ha sido plasmada intacta en imágenes, esa ha sido sin lugar a dudas en Batman, la Serie Animada.
Batman, the Animated Series, fue creada por el dibujante Bruce W. Timm, el guionista Paul Dini y los productores Alan Barnett y Eric Radomski en 1992. En cierta manera la serie fue gestada con la intención de aprovechar el tirón de la fiebre sobre todo lo relacionado con el personaje que la primera cinta de Tim Burton había provocado en 1989, pero pronto se desvinculó de la película, tomó entidad propia y la superó con creces. El programa duró 3 años, contó con 83 episodios, ganó dos premios Emmy y revolucionó los seriales animados basados en héroes de cómic.
El triunfo de Batman, la Serie Animada fue debido a la inteligencia y profesionalidad de sus creadores. Timm, Dini y compañía cogieron el personaje creado por Bob Kane y Bill Finger, respetaron su espíritu, aunque también le insuflaron todo el tono oscuro que a mediados de los 80 gente como Frank Miller, Grant Morrison o Alan Moore habían retratado en los cómics, de esta manera se aunaban con pericia clasicismo y vanguardia, los autores tomaron lo mejor de las distintas etapas del superhéroe y lo reinventaron siendo fieles al origen del mismo pero a su vez mostraban algo nunca antes visto.
Muchos fueron los logros de esta serie animada: la creación del entrañable pero trágico personaje de Harley Quinn, la reinvención del origen criminal de Mr Frío, que pasaba de ser un gilipollas obsesionado con congelar cosas a un vengador con un trágica historia personal detrás, la presencia de un Joker menos amenazante que el de finales de los 80 en las viñetas pero harto carismático, el aprovechamiento por parte de los guionistas de la naturaleza infantil del producto (no había apenas sangre, nunca moría un personaje) para hacer llegar a los espectadores más jóvenes un trabajo adulto sin que ellos lo supieran.
Si existe un término para definir la estética de Batman, the Animated Series esa es sin lugar a dudas retro, la culpa, de Bruce W. Timm. El serial animado de Batman es una oda al cine clásico americano, tal influencia se deja ver en los títulos de crédito de cada episodio, en la banda sonora, en el vestuario de los protagonistas, en el diseño a lo chica pin-up de muchos de los personajes femeninos (Poison Ivy, Harley Quinn, Catwoman, Batgirl) y sobre todo en la estética marcadamente art decó de la ciudad de Gotham más creíble jamás creada, desde los rascacielos hasta los coches, todo respira al Hollywood dorado, por eso no es raro encontrar en el programa homenajes y referencias directas a John Huston, Alfred Hitchcock o Frank Capra.
Otro de los logros a destacar en esta serie y que sólo los cómics habían conseguido es que Robin no parezca un niñato engreido al que dan ganas de abofetear a las primeras de cambio, aquí su presencia esta justificada y no satura (no sale en todos los episodios, su presencia no es indispensable para Batman), se le retrata como a un joven impetuoso, un poco impulsivo pero siempre se muestra como un rol nada desdeñable, tal virtud se debe al diseño de personajes por parte de los guionistas que es exquisito, empezando por los dramáticos Dos Caras y Clayface, siguiendo por un genial James Gordon y llegando al mejor Bruce Wayne de la historia, en muchos de los episodios dedicados al asesinato de sus padres la sombra de Shakespeare es notoria, los ecos de tragedia griega y la psicolgía definida enriquecen como nunca antes a este personaje marcado por la muerte y la pérdida.
Muchos episodios mezclaban distintos relatos en cómic (como el soberbio El Pez Sonriente), otros eran de cosecha propia, pero ninguno de ellos es aburrido o de baja calidad, desde la influencia japonesa de La Noche del Ninja a los ecos de El Halcón Maltés en Versiones Contradictorias, la redefinición del personaje de Harvey Dent en Dos Caras I y II, el homenaje a los seriales catódicos de los años 40 en Cuidado con el Fantasma Gris o los memorables Corazón de Hielo o El Ajuste de Cuentas de Robin, ganadores del premio Emmy. Nada estaba hecho al azar, todos y cada uno de los capítulos que daban forma a esta obra de arte estaban milimétricamente trazados, escritos y dirigidos.
Si alguien me preguntara cual es mi serie de animación favorita, esta sería la que ocupara el primer puesto, su influencia fue tal que en un ejercicio de retroalimentación los cómics posteriores del Guardián de Gotham se dejaron influenciar por ella (Paul Dini no es actualmente guionista fijo de la colección Detective Cómics por casualidad). En imagen real desde mi punto de vista nadie a retratado a Batman como Christopher Nolan, pero su trabajo queda pequeño al lado de la mastodóntica y encomiable tarea que los señores Timm, Dini, Barnett y Radomski hicieron con Batman, the Animated Series una obra maestra de la pequeña pantalla por la que nunca pasará el tiempo.
El triunfo de Batman, la Serie Animada fue debido a la inteligencia y profesionalidad de sus creadores. Timm, Dini y compañía cogieron el personaje creado por Bob Kane y Bill Finger, respetaron su espíritu, aunque también le insuflaron todo el tono oscuro que a mediados de los 80 gente como Frank Miller, Grant Morrison o Alan Moore habían retratado en los cómics, de esta manera se aunaban con pericia clasicismo y vanguardia, los autores tomaron lo mejor de las distintas etapas del superhéroe y lo reinventaron siendo fieles al origen del mismo pero a su vez mostraban algo nunca antes visto.
Muchos fueron los logros de esta serie animada: la creación del entrañable pero trágico personaje de Harley Quinn, la reinvención del origen criminal de Mr Frío, que pasaba de ser un gilipollas obsesionado con congelar cosas a un vengador con un trágica historia personal detrás, la presencia de un Joker menos amenazante que el de finales de los 80 en las viñetas pero harto carismático, el aprovechamiento por parte de los guionistas de la naturaleza infantil del producto (no había apenas sangre, nunca moría un personaje) para hacer llegar a los espectadores más jóvenes un trabajo adulto sin que ellos lo supieran.
Si existe un término para definir la estética de Batman, the Animated Series esa es sin lugar a dudas retro, la culpa, de Bruce W. Timm. El serial animado de Batman es una oda al cine clásico americano, tal influencia se deja ver en los títulos de crédito de cada episodio, en la banda sonora, en el vestuario de los protagonistas, en el diseño a lo chica pin-up de muchos de los personajes femeninos (Poison Ivy, Harley Quinn, Catwoman, Batgirl) y sobre todo en la estética marcadamente art decó de la ciudad de Gotham más creíble jamás creada, desde los rascacielos hasta los coches, todo respira al Hollywood dorado, por eso no es raro encontrar en el programa homenajes y referencias directas a John Huston, Alfred Hitchcock o Frank Capra.
Otro de los logros a destacar en esta serie y que sólo los cómics habían conseguido es que Robin no parezca un niñato engreido al que dan ganas de abofetear a las primeras de cambio, aquí su presencia esta justificada y no satura (no sale en todos los episodios, su presencia no es indispensable para Batman), se le retrata como a un joven impetuoso, un poco impulsivo pero siempre se muestra como un rol nada desdeñable, tal virtud se debe al diseño de personajes por parte de los guionistas que es exquisito, empezando por los dramáticos Dos Caras y Clayface, siguiendo por un genial James Gordon y llegando al mejor Bruce Wayne de la historia, en muchos de los episodios dedicados al asesinato de sus padres la sombra de Shakespeare es notoria, los ecos de tragedia griega y la psicolgía definida enriquecen como nunca antes a este personaje marcado por la muerte y la pérdida.
Muchos episodios mezclaban distintos relatos en cómic (como el soberbio El Pez Sonriente), otros eran de cosecha propia, pero ninguno de ellos es aburrido o de baja calidad, desde la influencia japonesa de La Noche del Ninja a los ecos de El Halcón Maltés en Versiones Contradictorias, la redefinición del personaje de Harvey Dent en Dos Caras I y II, el homenaje a los seriales catódicos de los años 40 en Cuidado con el Fantasma Gris o los memorables Corazón de Hielo o El Ajuste de Cuentas de Robin, ganadores del premio Emmy. Nada estaba hecho al azar, todos y cada uno de los capítulos que daban forma a esta obra de arte estaban milimétricamente trazados, escritos y dirigidos.
Si alguien me preguntara cual es mi serie de animación favorita, esta sería la que ocupara el primer puesto, su influencia fue tal que en un ejercicio de retroalimentación los cómics posteriores del Guardián de Gotham se dejaron influenciar por ella (Paul Dini no es actualmente guionista fijo de la colección Detective Cómics por casualidad). En imagen real desde mi punto de vista nadie a retratado a Batman como Christopher Nolan, pero su trabajo queda pequeño al lado de la mastodóntica y encomiable tarea que los señores Timm, Dini, Barnett y Radomski hicieron con Batman, the Animated Series una obra maestra de la pequeña pantalla por la que nunca pasará el tiempo.
Aunque ya lo conocerá, recomiendo encarecidamente el libraco éste. Está hasta editado aquí, fíjese usted.
ResponderEliminarY la ausencia de mención de The Man who Killed Batman merece hasta un emoticono de una cara sin sonreír. Monstruo.
Conozco el libraco en cuestión y algún día me haré con él
ResponderEliminarY no me sea maldito, he dejado muchos episodios magistrales sin mencionar,como On Leather Wings, Perchance to Dream, Harley & Ivy o el portentoso Almost Got'Im, sea razonable, no podía mencionarlos todos.
I THREW A ROCK AT HIM
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