martes, 18 de septiembre de 2012

Dredd



Título Original Dredd (2012)
Director Pete Travis
Guión Alex Garland basado en el cómic de John Wagner y Carlos Ezquerra
Actores Karl Urban, Olivia Thirlby, Lena Headey, Domhnall Gleeson, Santi Scinelli, Jason Cope, Deboa Oparei, Langley Kirkwood, Brandon Livanos, Rakie Ayola, Allen Irwin, Joe Vaz, Scott Sparrow






En el año 1977 el guionista británico John Wagner y el dibujante español Carlos Ezquerra crearon para la, recientemente editada por aquel entonces, mítica revista inglesa 2000 A.D un personaje llamado Juez Dredd que como rezaba en la publicidad de sus historias ejercía como juez, jurado y verdugo. Desde entonces las aventuras sobre este peculiar y original agente de la ley han sido cientos y sus correrías han pasado por las manos de los más grandes autores del noveno arte como Grant Morrison, Garth Ennis, Alan Grant, Brian Bolland, Alan Davis, Simon Bisley o Steve Dillon.




Juez Dredd es una distopía satírica llena de mala baba y violencia hiperbólica que nos habla de un futuro en el que el crimen lo mantiene a raya un grupo de ajusticiadores que se hacen llamar Jueces. El más duro de ellos es Joe Dredd, un agente de la ley que aplica unos métodos tan bestiales que en ocasiones son más crueles que los que llevan a cabo los mismos criminales. La intención de Wagner y Ezquerra era crear una visión irónica de los cuerpos y fuerzas del estado de Norteamérica por medio de un personaje de acciones expeditivas y en ocasiones inhumanas que lo convertían en una especie de remedio que es tan o más grave que la enfermedad, ya que en ocasiones incluso castigaba delitos cometidos por los acusados que eran nimiedades como fumar en locales indebidos o engancharse a unos dulces que producen una descontrolada adicción.





En 1995 se intentó llevar a la pantalla grande al personaje y digo se intentó porque el estropicio fue de proporciones catedralicias. El film, dirigido por el muy mediocre Danny Cannon (Aún Sé lo que Hicísteis el Último Verano), escrito por William Wisher (guionista de Terminator 1 y 2, era un valor casi seguro para una película como esta, pero por desgracia no fue el caso) y Steven E. de Souza (director de aquella obra de culto del despropósito trash llamada Street Fighter: La Última Batalla) estaba protagonizado por un penoso Sylvester Stallone al que le seguía un más que decente reparto de secundarios como Diane Lane (guapísima por aquel entonces, aún lo sigue siendo, pero no tanto), un Armand Assante pasadísimo de rosca, Max Von Sydow, Jürgen Prochnow, Joan Chen y un insufrible Rob Schneider entre otros.




Ciertamente la película tenía un diseño de producción perfecto y fiel a las viñetas y el acabado técnico permitía retratar una Mega City 1 más que digna. Pero los creadores del producto no es que pareciera que no habían leído nunca un cómic de Juez Dredd, es que daba la impresión de que sí lo habían hecho, pero para después tomar la decisión de vomitar y defecar sobre todo lo que representaba el personaje. Stallone se quitaba el casco a los 5 minutos de metraje (Joe Dredd nunca se lo quita, en los cómics lo habrá hecho contadísimas ocasiones después de 35 años de historia) no había nada de la ironía de las viñetas, ni la violencia cruenta y para colmo el reparto parecía no tomarse en serio lo que hacía y nos regalaba momentos de considerable vergüenza ajena. La cinta se queda en una entretenida gilipollez que se disfruta únicamente si se desvincula de los cómics y no se toma en serio como obra cinematográfica.




El año pasado empezaron a surgir noticias sobre la posible gestación de una nueva adaptación del personaje que sería más fiel a los cómics. Su producción sería británica, el protagonista Karl Urban (el famoso Eomer de El Señor de los Anillos) el guionista y productor Alex Garland (habitual colaborador de Danny Boyle) el director el inglés Pete Travis, realizador este de obras como la polítcamente reivindicativa Omagh o la conspiranoica En el Punto de Mira (Vantage Point). El resultado es Dredd, un excelente thriller futurista, brutal y salvajemente entretenido que es mucho más fiel a los cómics que la versión de 1995, pero que no llega a serlo al 100% por algunas carencias conceptuales con respecto a las viñetas.




En un futuro no muy lejano y tras una guerra nuclear, lo que antiguamente fue Estados Unidos ahora se erige como una enorme megalópolis con 800 millones de habitantes llamada Mega City 1. Dicha ciudad está asediada por unos desproporcionados niveles de delincuencia que sólo son mantenidos a raya por los Jueces, agentes de la ley del Departamento de Justicia que ejercen como policías, jueces, jurados y verdugos. El más famoso de ellos, Joe Dredd, tiene como misión instruir a una Juez novata, Cassandra Anderson, y ayudarla a superar su prueba de acceso al cuerpo. Pero lo que parecía una misión rutinaria en un enorme edificio llamado Peach Trees se convierte en una trampa mortal para ambos cuando Ma-ma, la mafiosa que rige las 200 plantas que le dan forma, decide eliminar a los dos agentes infiltrados en la que ella considera su casa.




Dredd es uno de los thrillers más vibrantes y endiabladamente entretenidos del año. Una muy fiel traslación del personaje original a unas imágenes regadas con hemoglobina, vísceras, brutalidad y acción con una historia tan sencilla y directa como efectiva. Con respecto a la misma parece ser que es muy similar a la de uno de los éxitos del año 2011, esa The Raid de nacionalidad indonesia que también narra el asalto a un enorme edificio por parte de un grupo de agentes de policía que debe atrapar a un capo del narcotráfico. Pero como aún no la he visto (no por falta de ganas) sólo hablo de oídas. Aunque lo importante es que el film de Travis es bastante fiel a las viñetas, eso sí, con algunas taras que comentaré más tarde.




La escenas de acción son técnicamente brutales y están excelentemente ejecutadas. Además, Travis sabe lidiar con el handicap de un presupuesto no demasiado holgado dentro de una producción más o menos grande y utiliza con pericia las numerosas escenas en cámara lenta que gracias a un apunte genial de guión están justificadas, porque en el film existe una droga de diseño llamada slo-mo que hace que los que la consumen experimenten la realidad al 1% de velocidad. Excusa narrativa aplicada a imágenes de la que se abusa considerablemente a lo largo del metraje pero que la mayoría de las veces se usa con inteligencia y sentido común, como con esas caídas al inicio y al final del film o en el tiroteo en la habitación.




La brutalidad es espídica y explícita, en la línea de la de Punisher War Zone, pero aún más estilizada. Ciertamente Travis se recrea a la hora de mostrar violencia pero no la idealiza, la muestra cruenta, descarnada y desagradable, destacando dos escenas en concreto realmente bien realizadas. Una con una garganta como protagonista y otra con una ráfaga de semiautómática apuntando a una barbilla que no nos da tiempo a digerirla cuando ya ha sido ejecutada. Esta bestial concepción de las escenas de acción son más cercanas a las que el personaje protagoniza en las viñetas que la burdamente suave que se veía en la versión de 1995 que era tan inofensiva como intrascendente.




Otro apunte inteligente es que los tres personajes sobre los que gira la trama, si bien no son un ejemplo cristalino de análisis de personalidad, sí tienen cierto trasfondo e inquietudes. Karl Urban (que no muestra el rostro en todo el metraje, como debe ser) sabe transmitir la visceralidad, estoicismo y ferreo carisma del verdadero Juez Dredd (su "I'm the law" impone, no como el de Stallone que daba risa y pena) sólo con la boca y el lenguaje corporal. Lena Headey borda a esa Ma-Ma, sádica criminal que no pierde el rostro de indiferencia ni cuando está a punto de morir. Pero la mejor es Olivia Thirlby (gran descubrimiento el suyo) que da vida a uno de los personajes más célebres del cómic, la Juez Anderson, que posee poderes psíquicos debido a que es mutante y que es el rol que soporta sobre sus hombros las dudas y contrariedades sobre si las acciones que Dredd y ella llevan a cabo son moralmente aceptables o no. Idea argumental que trae a la cabeza del espectador la trama central de la primera Tropa de Élite de Jose Padilha.




Y adentrándonos en ese terreno nos topamos con el que es para mí el único fallo del largometraje. El guión de Alex Garland adolece casi por completo (sólo las vemos muy levemente con el gag del "castigo" al mendigo que se encuentra en la puerta del edificio o por un comentario de megafonía que afirma que unas instalaciones se reabriran en media hora cuando limpien unos cadáveres hechos trizas que se encuentran en el suelo) de la sátira y la ironía de los cómics, esa que en las viñetas retrataba a Dredd como una máquina brutal y fascistoide al servicio del estado (esas águilas que luce en su uniforme fueron un añadido estético que el dibujante zaragozano Carlos Ezquerra incluyó al diseño del personaje porque hacía referencia a la parafernalia de la dictadura franquista).




El guionista y Pete Travis idealizan la figura del protagonista que a pesar de poner en uso métodos inhumanos, cuestionables y sádicos siempre nos son justificados subrayándonos continuamente los autores que situaciones extremas requieren acciones extremas y que el Juez protagonista  nunca llega a ser peor que sus enemigos y por ello estos últimos reciben su merecido. Apunte con un tono algo reaccionario que empaña (levemente) una película de la que no puedo dar más quejas, pero que me hace pensar que si este proyecto lo hubiera cogido el holandés Paul Verhoeven, con respecto a la crítica social y política que podría haber destilado el largometraje, otro gallo nos hubiera cantado.




Dredd es, si no fallan mis cálculos, la quinta adaptación de un personaje de cómic de lo que llevamos de 2012 y no es la mejor (Los Vengadores y El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace se lo impiden) ni la peor (la decepcionante The Amazing Spiderman y la mala pero muy divertida Ghost Rider: Espíritu de Venganza no le llegan ni a la suela de los zapatos) de ellas. Pero es tanto una grata sorpresa cinematográfica como una remarcable cinta de acción que traslada a la pantalla grande con considerable fidelidad el tebeo en el que se basa y que ofrece al espectador hora y media de cine demencialmente entretenido que hace, esta vez sí, justicia (nunca mejor dicho) a uno de los personajes más icónicos, longevos, pero por desgracia desconocidos, de la historia del noveno arte.



3 comentarios:

  1. Se confirma la maldición de no rendir debidamente en taquilla por parte de films basados en personajes de cómic que tienen calificación R (Watchmen, Punisher War Zone, Kick-Ass)

    http://www.abandomoviez.net/noticia.php?film=14813

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  2. La clasificación por edades es un lastre brutal para el cine y cada año que pasa su alcance se nota más

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  3. Sobre todo si el púbico tiene preconcebido que el cine de personajes de cómics es solo para niños y no se anima a ver las vertientes más crudas dentro del género, como es este caso que nos ocupa o los otros que he mencionado en mi mensaje anterior.

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