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lunes, 25 de mayo de 2020

Transgresión Continua Express 2020 - Abril II


Amenaza en la Sombra (Nicolas Roeg, 1973) - El cineasta británico Nicolas Roeg despliega un perturbador e intrincado puzzle psicológico mientras disecciona la pérdida, la culpa y la fatalidad en una Venecia pesadillesca y fantasmal. Colosales Donald Sutherland y Julie Christie.



La Oscura Noche del Espantapájaros (Frank De Felitta, 1981) - Clásico de las tv movies estadounidenses en clave de slasher. Rodada de manera impecable, carente de truculencia innecesaria o violencia explícita se crece gracias a su elegancia formal y magnífico casting.



Demons (Lamberto Bava, 1985) - Dario Argento y Lamberto Bava aunaron fuerzas para engendrar uno de los mayores éxitos internacionales del terror italiano de los 80. Sanguinolenta y pustulosa orgía demoníaca a ritmo de rock duro repleta de excesos e icónicos efectos de maquillaje.




Demons 2 (Lamberto Bava, 1986) - Aunque inferior a su predecesora esta secuela, con vocación de remake, mantiene un muy buen nivel de salvajismo, locura y diversión viscosa a manos del tándem Dario Argento/Lamberto Bava. Una vez más los FX de Sergio Stivaletti se roban la velada.



El Engendro del Diablo (Michele Soavi, 1989) - Lo que iba a ser Demons 3, a manos de Dario Argento y Michele Soavi, derivó en cuento de terror gótico con una notable primera mitad y una segunda caótica y demasiado inspirada en El Príncipe de las Tinieblas (John Carpenter, 1987)




Shadowed (David F. Sandberg, 2020) - Efectivo y potente cortometraje rodado por el cineasta sueco David F. Sandberg (¡Shazam!), con la ayuda de su esposa, Lotta Losten, durante la cuarentena, en su hogar y con medios caseros. Hijo predilecto de su film Nunca Apagues la Luz (2016)




Guns Akimbo (JasoN lei Howden, 2019) - Guns Akimbo hibrida Crank, Gamer y Hardcore Henry en un thriller de violencia hiperbólica influenciado por el mundo del videojuego en general y los shooters en particular. El resultado es frenética diversión vacua y descerebrada con unos geniales Daniel Radcliffe y Samara Weaving


jueves, 31 de marzo de 2011

Aquarius, theatre of death




Título Original: Deliria/Stage Fright (1987)
Director: Michele Soavi
Guión: George Stevens
Actores: David Brandon, Barbara Cupisti, Domenico Fiore, Robert Gilgorov, Mickey Knox, Giovanni Lombardo Radice, Clain Parker




El realizador itlaliano Michele Soavi se hizo famoso a finales de los 80 (década en la que el terror europeo con aspiraciones internacionales auspiciado por gente como Dario Argento, Lamberto Bava o Lucio Fulci devoraba los videoclubs de viejo continente) con su ópera prima titulada Deliria o Stage Fright en el mercado internacional. En España la llamamos Aquarius y ciertamente no entiendo la portada, ni ese título, porque no recuerdo ningún acuario en la película. Tras ella Soavi hizo otras obras destacadas como El Engendro del Diablo (La Chiesa) o La Secta para más tarde caer en las tv movies de medio pelo y el ostracismo, en su Italia natal.




Deliria es una ineficaz y rutinaria mezcla de El Fantasma del Paraíso de Brian de Palma, La Noche de Halloween de John Carpenter y todo aderezado con un malentendido y poco fiel tono de giallo italiano que no se sostiene por sí solo debido a que traiciona la esencia del mismo desde el minuto uno. Si hasta uno de los directores que llevó en los 70 y 80 a lo más alto este subgénero, Dario Argento, mete la pata cuando realiza muestras híbridas de este tipo de cine, como El Jugador (Il Cartaio), Soavi, que no tiene el renombre, ni un talento como el del director de Phenomena, no iba a ser menos y su fracaso aquí es considerablemente notable.




Stage Fright, posiblemente el mejor título que tiene la cinta, narra como un grupo de teatro vanguardista (hortera visto hoy día) queda encerrado en un local de ensayo con un criminal perturbado de brutales instintos homicidas que ha escapado de un sanatorio mental. A continuación se sucederán las previsibles decisiones estúpidas del grupo de actores y técnicos para intentar sobrevivir, la escenas de asesinatos con profusión de sangre y sadismo y el manido juego del gato y el ratón que aquí funciona más bien nada, por la poca implicación emocional con los muy estereotipados personajes que dan vida a las víctimas y que no lo neguemos, merecen morir todos ellos.




Poco nos importan las hazañas homicidas del criminal perturbado, que para colmo del ridículo va tocado con la enorme cabeza de un Búho correspondiente al atrezzo de la obra que iban a interpretar los protagonistas del largometraje y que incita al espectador a la sana práctica de la risión desatada. Sus acciones criminales son hasta inintencionadamente cómicas, las escenas gore que lleva a cabo son escasas y muy poco inspiradas y sólo alguna toma correctamente ejecutada por su teatralidad se salva de la pira.




Es curioso como un film considerado menor que este que nos ocupa dentro de la filmografía de Soavi, como El Engendro del Diablo, del que comenté en su momento que no era nada del otro mundo y que se desinflaba notablemente hacia el final, es un proyecto mucho más sólido y mejor rodado que esta Deliria que nos ocupa. Un par de escenas inspiradas y las buenas intenciones de su director no pueden salvar de la decadencia este film que satura y aburre con su estilo demodé (en fondo y forma) sus personajes aborrecibles con horrible tufo a cliché y su resolución ridícula eclipsada por el carisma de un conserje de raza negra al que le da un ramalazo a lo Clint Eastwood en el estrepitoso clímax de este no menos estrafalario largometraje.



sábado, 26 de junio de 2010

El Engendro del Diablo, el ángel exterminador



Título Original:
La Chiesa (1989)
Director: Michele Soavi
Guión: Dario Argento, Franco Ferrini y M.R. James
Actores: Hugh Quarshie, Tomas Arana, Feodor Chaliapin Jr., Barbara Cupisti, Antonella Vitale, Giovanni Lombardo Radice, Asia Argento, Roberto Caruso, Roberto Corbiletto




La Chiesa, títulada burdamente en España El Engendro del Diablo, supuso el segundo largometraje del director italiano Michele Soavi bajo la protección del gran Dario Argento, ejerciendo aquí de productor y co guionista. Film de terror neogótico siguiendo la estela de autores como Mario Bava, Lucio Fulci o el ya mencionado Argento, pero tomando como referencia argumental films americanos de corte diabólico o satánico a los que haré referencia más adelante.




El Engendro del Diablo es un producto de notable irregularidad adoleciendo de un desnivel que hiere notablemente su conjunto. Los primeros 50 minutos del film son ejemplares. Soavi imprime fuerza a su flasback medieval, para más tarde narrar un relato de terror sobre catedrales malditas, mensajes ocultos, espíritus errantes, teología y ocultismo. La dirección excelente en todos los aspectos, dejando el realizador de Aquarius en pañales a coetáneos suyos como Lamberto Bava (resuelto artesano, pero siempre a años luz de su padre Mario) con un excelente uso de los encuadres, movimientos de cámara y el in crescendo narrativo.




El problema es que tras la excelente secuencia del travelling acelerado por la carretera y la del descubrimiento por parte de Evan de la cruz con la cabra de siete ojos, la obra se desinfla totalmente y se convierte en un insulso caos a partir del buñueliano encierro en la iglesia. Desde ese mismo momento empieza a darse forma un humor estúpido ausente hasta ese momento en el metraje llegando a chocar de lleno con la seriedad formal destilada por el producto desde su arrcnque. Los monstruos y criaturas demoníacas, previamente intuidas en lugar de mostradas explicitamente, hacen por fin acto de presencia y esta por desgracia se antoja ridícula y risible.




El mayor problema estriba en que si bien el film, aún contando con referencias a autores del cine de terror italiano en su primera hora, tenía personalidad propia y no trataba de emular ninguna cinta en concreto, en el último tercio la trama se transforma por obra y gracia del guión en un sucedáneo de El Príncipe de las Tinieblas, la semidesconocida y muy lograda cinta de culto del americano John Carpenter. Aunque también hay tiempo para fusilar impunemente a Roman Polanski, cuando el Michele Soavi decide copiar, casi plano por plano, la icónica e initable escena onírica de La Semilla del Diablo.




A pesar de que en su recta final pierde consistencia, La Chiesa es una producción merecedora de ser vista. Se trata de una pieza harto entrtenida de terror gótico, con escenas muy logradas, actores bastante solventes a la hora dar vida a sus estereotipados roles y una banda sonora excelente que mezcla de manera ecléctica temas del compositor Philip Glass con otros interpretados por la banda de rock italiano Goblin. Un film divertido, que cumple su cometido de entretener y hasta cierto punto inquietar, a pesar de llegar tantear la posibilidad de haber sido mucho más redondo de lo que al final resultó ser.