Título Original Blue Jasmine (2013)
Director Woody Allen
Guión Woody Allen
Actores Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, Bobby Cannavale, Peter Sarsgaard, Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Andrew Dice Clay, Max Casella, Tammy Blanchard, Alden Ehrenreich
Woody Allen ha empezado esta década por todo lo alto. El cineasta de New York está de racha y aunque de vez en cuando nos cuela alguna entretenida comedia ligera, la inmediatamente anterior A Roma Con Amor, o incluso piezas bastante irregulares, Conocerás al Hombre de tus Sueños, lleva ofreciendo varias obras de altísimo nivel a lo largo del último lustro. Porque si hace dos años se hablaba de las bondades de la soberbia Midnight in Paris ahora la crítica y gran parte del público se derrite por esta Blue Jasmine que llegó hace unas semanas a las carteleras españolas. Tanta alabanza, tanto halago y loa a la última cinta del director de Desmontando a Harry o Cassandra's Dream está completamente justificada, porque nos encontramos ante una de las mejores películas del año 2013 y con una obra mayor dentro de la filmografía reciente de su autor.
Cuando la adinerada Jasmine pierde toda su fortuna al descubrirse que su multimillonario marido era un estafador tiene que tomar la dolorosa decisión de irse a vivir una temporada a San Francisco con su hermana Ginger, que es cajera de un supermercado y vive con sus dos hijos y su novio, Chili. Allí Jasmine intentará volver a empezar su vida pero siempre suspirando por sus años de fiestas, glamour y ropa de diseño mientras intenta salir adelante entre miembros de una clase obrera con la que no quiere relacionarse más de lo estrictamente necesario. Sus problemas depresivos, su inclinación por abusar de la bebida y no encontrar su lugar en una ciudad y un mundo al que no quiere pertenecer por culpa de sus prejuicios llevarán a Jasmine a pasar un calvario existencial del que parecerá que nunca podrá salir.
Blue Jasmine es una tragicomedia con la que Allen nos hace reír con temas que tienen poca gracia, pero también es más que eso, una obra con múltiples lecturas y más trasfondo del que pudiera parecer a simple vista. El director utiliza la historia de Jasmine, una mujer que vivió a todo lujo gracias a las malas artes financieras de su marido (que ella conocía, pero de las que se desentendía moralmente) viéndose posteriormente en bancarrota, para hablarnos de temas como el clasismo, los prejuicios, la egolatría y utilizando sutilmente la actual crisis mundial como semioculto MacGuffin que sobrevuela todo el metraje. Nos encontramos con una versión púramente alleniana de Un Tranvía Llamado Deseo, la obra teatral escrita por Tennesse Williams que llevara a las tablas y el celuloide Elia Kazan, pero aunque ambas comparten ciertas ideas argumentales aquel relato nos hablaba de las pulsiones más primarias del ser humano (pasión, envidia, locura) mientras que con Blue Jasmine Allen apunta en otra dirección y acertando completamente en la diana a la hora de retratar nuestra sociedad actual.
Hay una pericia analítica en el guión de Blue Jasmine por parte de Allen que aflora con esa feliz idea de narrar las "dos vidas" de la protagonista de manera paralela la una a la otra. En una veremos cómo los días de felicidad impostada del personaje de Cate Blanchett van llegando a su fin y en la otra asistiremos a su intento por encarrilar su existencia, pero siempre con la misión en mente de volver a ser una persona integrada en esa jet set en la que se movía como pez en el agua y a la que añora de manera infatigable. Gracias a estas dos tramas veremos los paralelismos entre ambas, descubriendo poco a poco el espectador que los años de bonanza de Jasmine estaban sustentados en una falsedad y un artificio que son los que le han llevado a su paupérrima situación actual.
Cate Blanchett es la película y Jasmine lleva sobre sus hombros el peso de toda la trama. El trabajo de la australiana no sólo me parece el mejor y más completo de su carrera, que no es decir poco, también es posiblemente el más logrado rol femenino salido de la mano de Woody Allen desde la época de sus musas Diane Keaton, Mia Farrow, Dianne Wiest o la por desgracia siempre olvidada Judy Davis. La protagonista de Elizabeth ofrece un colosal trabajo de composición dando vida a esta neurótica prejuiciosa dada a la bebida, colosales las secuencias en las que está ebria, que aún encontrándose en la ruina es capaz de volar en Primera Clase mirando por encima del hombro a su hermana y a las parejas de esta, cuando queda claro que ella misma fue la que dio a parar con un marido ladrón y estafador, y esperando siempre volver a ser "la mujer de" en vez de una persona que pueda valerse por sí misma para sobrevivir desde una perspectiva social.
Todos los secundarios hacen un magnífico trabajo, destacando la britanica Sally Hawkins como Ginger (la cara opuesta de Jasmine, una versión de clase trabajadora de aquella pero curiosamente aposentada en una felicidad y tranquilidad existencial que su hermana jamás podrá alcanzar, por mucha diferencia económica que exista entre ambas) Bobby Canavale como Chili, Alec Baldiwn como Hal, el marido de la protagonista, Peter Sarsgaard, como Dwight, un incómodo Michael Stuhlbarg como el Doctor Flicker o un simpático Andrew Dice Clay como Augie realizan un trabajo más que notable en el casting. Pero todos quedan sepultados por la Jasmine de Blanchett que se apodera del metraje con momentos impagables como en el que descubre, por mediación de una amiga, que las infidelidades de su marido son un secreto a voces, esa embarazosa confesión ante sus pobres sobrinos a modo de expiación de demonios o los impagables momentos en los que habla a solas rememorando los, supuestos, mejores momentos de su vida ante el estupor de los que la rodean.
Finalmente Blue Jasmine nos remite a lo cruel, o más bien vengativo, que puede ser el azar como vimos en obras previas de Allen como Delitos y Faltas, Match Point o Conocerás al Hombre de Tus Sueños cuando esa justicia poética, en forma de ex cuñado, se abalance sobre la protagonista y ponga en duda su futuro inmediato sacando a la luz la verdad. Pero no será hasta la escena con el personaje de Danny en la tienda de música y las palabras que saldrán de su boca que nos demos cuenta de que nuestra protagonista siempre podrá caer más bajo y no aprenderá de sus errores. Poco después con el regreso a la casa de Ginger, confirmando esta ex millonaria la sarta de mentiras que siempre ha sido su vida, y la visita final al parque el director de Manhattan o Annie Hall nos habrá dado una sobresaliente lección, sin paternalismos pero con pocos miramientos, sobre en lo que nos hemos convertido, lo que fuimos y lo que nunca podremos llegar a ser.
100% de acuerdo, Armín: una peli que me ha entusiasmado.
ResponderEliminarSería raro que a un alleniano como tú no le gustara esta película, sencillamente brillante.
EliminarUn saludo.