sábado, 10 de agosto de 2013

Valhalla Rising, hell awaits



Título Original Valhalla Rising (2009)
Director Nicolas Winding Refn
Guión Roy Jacobsen y Nicolas Winding Refn
Actores Mads Mikkelsen, Gary Lewis, Maarten Stevenson, Jamie Sives, Ewan Stewart, Alexander Morton, Callum Mitchell, Douglas Russell





Con la Valhalla Rising que nos ocupa, su éptima película detrás de las cámaras, termino esta especie de ciclo cinematográfico sobre el cineasta danés Nicolas Winding Refn, que comencé en el mes de Julio con su primigenia y sobrevalorada trilogía Pusher y acabo ahora con esta controvertida producción de 2009. Quedan otros dos trabajos menores dentro de su filmografía, Bleeder y Fear X, pero ya llevo demasiado tiempo hablando de este señor y como largometrajes no me llaman demasiado la atención. De modo que prefiero verlos en un futuro próximo sin prisa y con la distancia que da el tiempo.




A Valhalla Rising le benefició más bien poco el marketing que se utilizó para promocionarla. Ese trailer adjuntado nos hace pensar que vamos a asistir a una típica cinta de vikingos en busca de venganza, cuando lo que el director de Bronson ofrece es algo muy distinto y bastante más enriquecedor desde una perspectiva cinematográfica. Pero engañar al espectador no es una buena manera de tomar contacto con él y llamar su atención. No es difícil encontrar por la red comentarios sobre la proyección a las cuatro de la tarde en el festival de Sitges de 2009 en la que se pudo ver la película y en la que hubo una encarnizada batalla entre sonoros bostezos y entregados aplausos.




Porque la séptima película de Nicolas Winding Refn es un viaje, tanto físico como introspectivo, al infierno en la Tierra, pero también al que cada uno de nosotros llevamos dentro. Localizando su relato en un contexto reconocible como la Edad Media, sirviéndole este como excusa argumental y espaciotemporal para dar rienda suelta a muchas de las constantes autorales que han dado forma a su discurso como narrador cinematográfico. Ofreciendo con ello una rara avis que poco tiene que ver con otras obras recientes adscritas, en mayor o menor medida, al mismo género como Templario o Centurión de los británicos Jonathan English y Neil Marshall respectivamente.




En el siglo X un prisionero llamado One-Eye consigue escapar de los vikingos paganos que lo han tenido sometido a lo largo de los años con el único fin de ser utilizado como luchador en batallas cuerpo a cuerpo gracias a una brutal fuerza física que lo convierte en el guerrero perfecto. En el recorrido que emprenderá, junto al niño que le alimentaba mientras estaba bajo custodia, se unirá a un grupo de cristianos inmersos en una cruzada en nombre de Dios que les llevará a Jerusalem, la Tierra Santa. Pero lo que allí encontrarán será un lugar desconocido regido por la desesperanza y la muerte.




Valhalla Rising es un mestizaje entre el Werner Herzog de Aguirre: la Cólera de Dios, el Francis Ford Coppola de Apocalipsis Now y algunos apuntes de Terrence Malick y Andrei Tarkosvski con el que Winding Refn se permite realizar la primera entrega de su, por ahora, trilogía sobre el guerrero solitario y silencioso que se completa con la sobresaliente Drive y la caprichosa Only God Forgives. El contexto buscado para desarrollar la historia no es gratuito. Ese siglo X en el que el paganismo estaba siendo devorado por la cristiandad sirve al danés para abordar temas propios de su impronta como la violencia, los códigos de lealtad propios de los samuráis y situar a su protagonistas en situaciones extremas. Idea esta última que ya se dejaba ver en su ópera primera, Pusher.




Este Ascenso al Valhalla es una siniestra canción de guerra, un poema lleno de arena y sangre, mugre y furia protagonizado más por un concepto o un simbolo que por un personaje real. El One Eye al que da poderosísima vida física el actor danés Mads Mikkelsen sin una sola línea de diálogo a lo largo de todo el metraje, pero expuesto en pantalla por Winding Refn de manera que devora cada encuadre. Este luchador inasequible al desaliento es una especie de alegoría bélica, una máquina de matar impenitente cuyo único fino hilo con su casi inexistente humanidad es la atípica relación mantenida con el niño que le alimentaba cuando era prisionero, siendo la supervivencia de este personaje secundario su principal motivación/obsesión.




Las batallas épicas ejecutadas por innumerables extras dejan lugar a un tono calmado que ahonda en constantes metafísicas y existenciales abordando unos pocos personajes. Las intrigas, engaños, cuestiones de honor y maniobras militares desaparecen en favor de un viaje sin retorno al corazón de las tinieblas. Por el camino Winding Refn nos habla del fanatismo religioso, el asesinato como modo de expresión, en ocasiones con tintes artísticos, y nos ofrece un interesante mensaje (la película tiene fondo, contrariamente a lo que se ha dicho sobre ella) sobre como y representantes del cristianismo se sirvieron de los conflictos bélicos (el mismo One Eye representa, como ya he mencionado, el concepto de guerra) para su propio beneficio personal.




Paradójicamente, aunque el film es 100% Winding Refn este se muestra más contenido que en otras de sus obras, como Only God Forgives, donde la forma devoraba al fondo o en Bronson donde la comunión de ambas llegó a su cénit. Aquí la historia es simple y directa, aunque estructuralmente llena de matices, de modo que el danés solidifica su narración por medio de ese personalísimo look visual tan propio de su impronta regalando pasajes de una extraña belleza dentro de lo brutal  como esos perfiles del protagonista durante los sueños oníricos que parecen bustos de marmol esculpidos con sangre.  Haciendo también un uso magistral del cromatismo (el rojo imperante, siendo una alegoría de la furia, la ira y la violencia contenida en el cuerpo del protagonista) y sacando gran partido de los brumosos paisajes escoceses, tanto marinos como de montaña, en los que se rodó el grueso del film.




Valhalla Rising no es un plato de fácil degustación, es carne cruda que hay que morder con fiereza para poder paladear su sabor. Es comprensible que cause rechazo entre el público o la prensa especializada y más aún si estos sintieron estafados por la publicidad que debía vender la obra, es que hasta la portada de la edición en blu-ray del Reino Unido es engaños, pero para un servidor se muestra como una de las piezas más maduras y conseguidas de su director. Un grito ahogado que nunca puede ejecutarse, porque desgarraría la garganta, debido a su acertadísima contención y una crónica sobre una época, una mitología nórdica y una tierra que olía a sangre, dolor o muerte y cuya máxima representación era este superhombre nietzscheano que al comprender que su ciclo vital ha llegado a su fin se entrega a su propio y merecido ascenso al Valhalla.



4 comentarios:

  1. Fear X me pareció una peli bastante interesante (y se las arregló para arruinar a la productora danesa), así que yo le daría una oportunidad... ¡Saludos!
    (Mr. X)

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  2. Al final me harás verla en breve, si es que me conozco.

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  3. Pues ya había visto ésta cuando me acerqué al cine a ver Drive. En Drive, el director consiguió hacer la película redonda que barruntaba podía ofrecer tras haber visto esta desconcertante Valhalla. Por que en Valhalla Rising, tras una primera parte realmente soberbia, impecable e implacable, electrizante, violenta, con una estética hipnotizadora, interesantísima, yo no fui capaz de comulgar con la segunda parte (el viaje y hasta el final), en donde sentí que se había perdido el rumbo. Para mí un sin sentido, un coñazo, un "pero que quieres decirme", una pesadez supina. En fin, tal vez sea yo, pero para mí fue una tomadura de pelo.
    Suerte que luego vino Drive.
    Aunque por lo que se cuenta, con Only God forgives, me temo que hemos vuelto a las andadas. Todavía no la he visto.

    Saludos, Armin.

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    1. Pues fíjate que la he visto hoy por tercera vez (hace poco me compré la edición inglesa del blu-ray de la peli) y cada vez que la revisiono la veo más redonda, cohesionada, coherente y con una simbología cada vez más clara. Aunque comprendo que esa segunda parte pueda desconcertar a mucha gente, no es difícil, pero yo sigo enganchado a la historia en ese tramo, sin negar evidentemente que tienes razón en lo de que la primera parte es posiblemente la mejor de la película.

      Only God Forgives estéticamente es maravillosa, pero ese es el problema Winding Refn se emborracha de esteticismo y su historia por muy alegórica que quiera ser es una nadería argumentalmente hablando.

      Un saludo!

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