Título Original: The Texas Chainsaw Massacre 2 (1986)
Director: Tobe Hooper
Guión: L.M. Kit Carson
Actores: Dennis Hopper, Caroline Williams, Bill Johnson, Jim Siedow, Bill Moseley, Lou Perry, Harlan Jordan, Kirk Sisco, Ken Evert
Después de darse de bruces en la taquilla con trabajos como Lifeforce o Invasores de Marte, financiados por la Cannon Films de Menahem Golan y Yoram Globus, Tobe Hooper se vio obligado por dichos productores a reverdecer los laureles de su opus magna, La Matanza de Texas (The Texas Chiansaw Massacre) con una secuela que estaba destinada a devolverle el favor del público por recuperar personajes que ya eran iconos del cine de terror americano como el célebre Cara de Cuero. El problema es que de manera fallida el director de Salem's Lot quiso dar un punto de vista distinto a la historia con respecto a la primera parte y el resultado es nefasto hasta decir basta. La Matanza de Texas 2 (The Texas Chainsaw Massacre 2) conocida también como Masacre en Texas es un producto malo de solemnidad.
El mayor fallo de La Matanza de Texas 2 es su simple existencia, porque a esas alturas, doce años después del estreno de la primera entrega, nadie pedía, ni necesitaba, esta continuación. En principio el largometraje fue gestado por capricho y necesidad monetaria de sus máximos responsables y desde ahí empezó el proyecto con mal pie. Pero el verdadero problema, el mayor inconveniente es que Tobe Hooper quiso ser arriesgado y dar una visión cómica e irónica de su propia obra previa convertiendo esta secuela en una parodia de la primera entrega, como ya apunta el cartel oficial de la obra, una clara parodia al de El Club de los Cinco (The Breakfast Club). Su intento por dirigir una película de terror con toques de humor falló estrepitosamente y desembocó en otro fracaso de crítica y público.
No es sólo que la ironía y la comicidad del film brillen por su ausencia y su lugar lo tome un matiz irritante, estúpido, aburrido y sonrojante. Es que el mismo insulta, esputa y defeca impunemente sobre la esencia de la cinta primigenia. El tono documental, la carestía de medios suplida por imaginación y profesionalidad, el retrato lacerante sobre el sur de Estados Unidos, la descarnada crueldad, el nihilismo abrasivo, todo, es sustituido por una insulsa trama mal estructurada, con un libreto sin consistencia alguna, parece mentira que el guionista sea el mismo que el de la excelente Paris, Texas, de Wim Wenders. Unos personajes que pierden la fiereza de su presencia al convertirse en marionetas estúpidas, con uno nuevo, el de Bill Moseley, que es del todo insoportable, una puesta en escena mucho más aparatosa que nada aporta a la historia y un diseño de producción exagerado que desarma el tono austero y claustrofóbico de la cinta de 1974.
Si como parodia la obra no funciona, como cinta de terror, paradójicamente, sí que da risa. Lo que hacen con Leatherface es de sanatorio mental. Pasa de ser una persona deficiente mental con instintos asesinos a un sucedáneo de Alvaro Vitali que hace gestos obscenos y cuya mayor ilusión es meter su sierra mecánica por zonas indebidas de Caroline Williams. También habría que poner nota a parte para Dennis Hooper. ¿Qué hace este hombre aquí?. En ese año 1986 llegó a lo más alto con su Frank Booth en Terciopelo Azul de David Lynch y tocó fondo con su papel de sheriff aquí. Uno de los antihéroes más ridículos que ha dado el cine en toda su historia, ya que su personaje se pasa más rato cortando con la motosierra todo tipo de objetos mientras grita que haciendo algo por eliminar a la familia caníbal a la que supuestamente da caza. El único beneficio que se puede sacar a este rol es que serviría de base para el John Wydell que interpretaría William Forsythe en la magistral Los Renegados del Diablo de Rob Zombie.
Como ya hemos apuntado cinta fue un fracaso clamoroso de critica y público. Hooper achacó dicha mediocridad al montaje defectuoso, las prisas durante el rodaje, las presiones de los productores. Pero por mucho que eche balones fuera lo que hay rodado es bazofia pura y sale de su mano. Es decir, si la hubiera dirigido otra persona el asunto sería hasta cierto punto perdonable, pero que la ultrajara el mismo director de la anterior obra es vergonzoso. A pesar de que me cae bien el de Texas y que algunos de sus largometrajes para mí son capitales dentro del cine de terror, no comparto la opinión de algunos que afirman que la cinta que nos ocupa es un producto incomprendido y su director un genio por haberla diseñado. La Matanza de Texas 2 es un insulto para el fan la primera parte en particular y el seguidor de cine de terror en general.
Una obra innecesaria y deshilachada que no hay por donde cogerla. ¿Para qué quiero yo más gore, más violencia, unos decorados enormes, un uso más profesional de la cámara y un actor de primera fila como protagonista si todo lo que veo ante mí es una soberana estupidez que me produce más vergüenza ajena que otra sensación sin nada que ver con la obra que le precede?. Sirva como ejemplo y declaración final la escena con el abuelo y el martillo, que en la primera entrega producía una desagradable sensación entre truculenta y asfixiante y que en esta segunda parte transmite estupidez y ridículo. Comentaré el resto de secuelas, el remake y la protosecuela del mismo, pero a su tiempo, como decía Linda Blair en El Exorcista.
El mayor fallo de La Matanza de Texas 2 es su simple existencia, porque a esas alturas, doce años después del estreno de la primera entrega, nadie pedía, ni necesitaba, esta continuación. En principio el largometraje fue gestado por capricho y necesidad monetaria de sus máximos responsables y desde ahí empezó el proyecto con mal pie. Pero el verdadero problema, el mayor inconveniente es que Tobe Hooper quiso ser arriesgado y dar una visión cómica e irónica de su propia obra previa convertiendo esta secuela en una parodia de la primera entrega, como ya apunta el cartel oficial de la obra, una clara parodia al de El Club de los Cinco (The Breakfast Club). Su intento por dirigir una película de terror con toques de humor falló estrepitosamente y desembocó en otro fracaso de crítica y público.
No es sólo que la ironía y la comicidad del film brillen por su ausencia y su lugar lo tome un matiz irritante, estúpido, aburrido y sonrojante. Es que el mismo insulta, esputa y defeca impunemente sobre la esencia de la cinta primigenia. El tono documental, la carestía de medios suplida por imaginación y profesionalidad, el retrato lacerante sobre el sur de Estados Unidos, la descarnada crueldad, el nihilismo abrasivo, todo, es sustituido por una insulsa trama mal estructurada, con un libreto sin consistencia alguna, parece mentira que el guionista sea el mismo que el de la excelente Paris, Texas, de Wim Wenders. Unos personajes que pierden la fiereza de su presencia al convertirse en marionetas estúpidas, con uno nuevo, el de Bill Moseley, que es del todo insoportable, una puesta en escena mucho más aparatosa que nada aporta a la historia y un diseño de producción exagerado que desarma el tono austero y claustrofóbico de la cinta de 1974.
Si como parodia la obra no funciona, como cinta de terror, paradójicamente, sí que da risa. Lo que hacen con Leatherface es de sanatorio mental. Pasa de ser una persona deficiente mental con instintos asesinos a un sucedáneo de Alvaro Vitali que hace gestos obscenos y cuya mayor ilusión es meter su sierra mecánica por zonas indebidas de Caroline Williams. También habría que poner nota a parte para Dennis Hooper. ¿Qué hace este hombre aquí?. En ese año 1986 llegó a lo más alto con su Frank Booth en Terciopelo Azul de David Lynch y tocó fondo con su papel de sheriff aquí. Uno de los antihéroes más ridículos que ha dado el cine en toda su historia, ya que su personaje se pasa más rato cortando con la motosierra todo tipo de objetos mientras grita que haciendo algo por eliminar a la familia caníbal a la que supuestamente da caza. El único beneficio que se puede sacar a este rol es que serviría de base para el John Wydell que interpretaría William Forsythe en la magistral Los Renegados del Diablo de Rob Zombie.
Como ya hemos apuntado cinta fue un fracaso clamoroso de critica y público. Hooper achacó dicha mediocridad al montaje defectuoso, las prisas durante el rodaje, las presiones de los productores. Pero por mucho que eche balones fuera lo que hay rodado es bazofia pura y sale de su mano. Es decir, si la hubiera dirigido otra persona el asunto sería hasta cierto punto perdonable, pero que la ultrajara el mismo director de la anterior obra es vergonzoso. A pesar de que me cae bien el de Texas y que algunos de sus largometrajes para mí son capitales dentro del cine de terror, no comparto la opinión de algunos que afirman que la cinta que nos ocupa es un producto incomprendido y su director un genio por haberla diseñado. La Matanza de Texas 2 es un insulto para el fan la primera parte en particular y el seguidor de cine de terror en general.
Una obra innecesaria y deshilachada que no hay por donde cogerla. ¿Para qué quiero yo más gore, más violencia, unos decorados enormes, un uso más profesional de la cámara y un actor de primera fila como protagonista si todo lo que veo ante mí es una soberana estupidez que me produce más vergüenza ajena que otra sensación sin nada que ver con la obra que le precede?. Sirva como ejemplo y declaración final la escena con el abuelo y el martillo, que en la primera entrega producía una desagradable sensación entre truculenta y asfixiante y que en esta segunda parte transmite estupidez y ridículo. Comentaré el resto de secuelas, el remake y la protosecuela del mismo, pero a su tiempo, como decía Linda Blair en El Exorcista.
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