miércoles, 11 de agosto de 2010

Los Crímenes del Dr. Mabuse, el testamento del Sr. Lang



Título Original: Die 1000 Augen des Dr. Mabuse (1960)
Director: Fritz Lang
Guión: Heinz Oskar Wuttig & Fritz Lang
Actores: Dawn Addams, Peter Van Eyck, Gert Fröbe, Wolfgang Preiss, Werner Peters, Andrea Checchi, Reinhard Kolldehoff, Howard Vernon





Los Crímenes del Dr. Mabuse es una obra importante por varios motivos. Los más destacables son que suspuso la tercera entrega que el director alemán dedicó a la persona del diabólico doctor y sobre todo que fue su testamento como cineasta. La última obra de un genio al que le debemos mucho con respecto a la posterior evolución del lenguaje cinematográfico a nivel mundial. Desde el cine mudo a la obra que nos ocupa, el autor de Metropolis creó films que fueron estandartes dentro del mejor cine jamás rodado.




Por desgracia debo hablar con cierta desazón de esta Die 1000 Augen des Dr. Mabuse, porque ha supuesto para mí la entrega más floja de la trilogía y con diferencia la menos conseguida. Eso sí, hablar de que un film de Lang no está todo lo logrado que debiera lo deja en la posición de que es un ejemplar thriller sobre conspiraciones con momentos brillantes y una trama tan sólida como frenética. El problema no es que los fallos del film (yo diría que apenas tiene) sopesen su realización, es que la alargada sombra de las otras dos entregas, sobre todo de la segunda, la inmensa El Testamento del Dr. Mabuse, sobrevuela todo el metraje de esta última secuela.




Hay un cambio drástico en esta entrega con respecto a la anterior y es la presencia del mismo Dr Mabuse, aunque en cierto modo es comprensible. Entre una entrega y otra no sólo pasaron casi 30 años, sino también toda la etapa americana de Lang, de la que aún quedan bastantes señas de identidad en la cinta que nos ocupa. El caso es que a pesar de tener forma física el Dr Mabuse de Das Testament des Dr. Mabuse era más una manifestación vírica y elegiaca del caos y la destrucción que un personaje en sí, era un alegoría viviente.




En cambio el Dr Mabuse de Los Crímenes del Dr. Mabuse, es demasiado físico, es una presencia amenazante y en cierta manera omnipresente, pero no tan mórbida y peligrosa, además, por mucho que con acierto Lang quiera ocultar su identidad, desde el primer momento el espectador avispado sabe detrás de quién se oculta el personaje. En cambio me parece un acierto esa orweilización de las técnicas del ínclito doctor y sus secuaces, con ese continuo uso vouyerísta de las tecnologías que transmite la sensación de una sociedad totalitaria con la presencia de esa especie de Gran Hermano que todo lo vigila.




Hay grandes momentos por parte de Lang perfectamente ejecutados y que recuerdan a las anteriores entregas. Como la primera conversación privada entre Taylor y Cornelius, la sesión de espiritismo, los excelentes giros de guión hacia el final del metraje, la escena del atentado con el teléfono, el tiroteo o la persecución final. La mirada del autor de Furia hacia la sociedad alemana es nihilista y misántropa pero no tan crítica y ácida como quieren hacer creer algunos, eso ya lo hizo de manera soberbia con El Testamenteo del Dr. Mabuse y sobre todo con la que para mí sigue siendo su obra magna (más que Metropolis incluso, que es una pieza clave en la evolución del séptimo arte), M, el Vampiro de Düsseldorf.




Como definitiva entrega de la saga es un producto competente, la última muestra de un autor que conocía como pocos el lenguaje cinematográfico. Ahora, como su testamento autoral desde mi punto de vista deja que desear. Ya que un señor que creó obras como Las Tres Luces (gracias a esta película mi director favorito de todos los tiempos decidió dedicarse al cine, pero de eso hablaré en otro momento) o Perversidad, merecía despedirse de un medio que le debía tanto con una obra más en concordancia con sus dotes como cineasta. Aunque el hecho de elegir al personaje del Dr. Mabuse supuso en cierta manera una vuelta a las raíces, como un intento por cerrar un círculo profesional y eso lo ennoblece en más sentidos de los que puedo expresar.


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