domingo, 25 de junio de 2017

Sicario, en tierra hostil



Título Original Sicario (2015)
Director Denis Villeneuve
Guión Taylor Sheridan
Reparto Emily Blunt, Benicio Del Toro, Josh Brolin, Victor Garber, Jon Bernthal, Jeffrey Donovan, Daniel Kaluuya, Maximiliano Hernández, Dylan Kenin, Frank Powers, Bernardo P. Saracino, Edgar Arreola, Marty Lindsey, Julio Cedillo





Un año antes de su primera, pero no última, incursión en la ciencia ficción con la superlativa La Llegada (Arrival) el canadiense Denis Villenueve volvía al género thriller de su anterior Prisioneros, pero está vez contextualizando la trama de su propuesta dentro del policíaco fronterizo. Sicario tuvo su puesta de largo en el festival de Cannes de 2015 y fue bastante bien recibida por crítica y público adelantando una carrera comercial bastante notable recibida con elogios y no pocas candidaturas o galardones internacionales, entre ellos tres nominaciones a los Oscar de ese año a fotografía, banda sonora y efectos de sonido. Protagonizada por un trío de estrellas formado por Emily Blunt, Benicio del Toro y Joshn Brolin, con guión del actor Taylor Sheridan (el sheriff David Hale de Hijos de la Anarquía y escritor de Comanchería) Sicario confirmaba el enorme talento de Villeneuve como uno de los artesanos más a tener en cuenta dentro del Hollywood actual siempre abordando propuestas que, como mínimo, despiertan harto interés en el espectador.




Kate Macer (Emily Blunt) es una agente de FBI que es reclutada por el agente de la CIA Matt Garver (Joshn Brolin) para formar parte de un grupo de élite del gobierno estadounidense con la misión de cruzar la frontera con México para llevar a cabo una misión de la que poca información se conoce, pero que está relacionada con el mundo del narcotráfico. Acompañando al equipo se encuentra Alejandro Gillick (Benicio del Toro) un misterioso personaje que colabora con Garver a modo de asesor y que oculta no pocos pasajes oscuros en su pasado. Cuando Macer y su compañero Reggie Wayne (Daniel Kaluuya) descubran cuál es el motivo por el que han sido enrolados en dicho dispositivo revelarán hechos relacionados con la "guerra contra la droga" que pondrán en entredicho sus sistemas de valores personales y profesionales viéndose implicados en una red de mentiras, violencia, venganza y muerte que se extiende de un país a otro cruzando la frontera entre Estados Unidos y México.




Sicario es la prueba palpable de que el director de Incendies no se amilana ante ningún tipo de género saliendo airoso de todos los proyectos en los que se implica independientemente de la naturaleza cinematográfica a la que pertenezcan los mismos. El penúltimo largometraje del canadiense se adscribe al subgénero formado por thrillers fronterizos como Traffic de Steven Soderbergh y cuyas raíces las podemos encontrar en el policíaco americano de los años 70 con films como The French Connection de William Friedkin o Los Tres Días del Cóndor de Sidney Pollack, pero con las constantes visuales y narrativas del siglo XXI que le acercan a piezas tan remarcables como La Noche Más Oscura (Zero Dark Thirty) de Kathryn Bigelow, potente propuesta de la directora de Días Extraños que guarda más de un punto en común con la cinta que nos ocupa desde distintos puntos de vista como el ideológico, el estructural o el estilístico.




Villeneuve adapta su férrea e intachable puesta de escena a la propuesta de Sicario y gracias a ello da muestras de profesionalidad que nos hacen poner en duda que esta sea la primera vez que el canadiense se adentra en este tipo de thriller policíaco, y el hecho de que previamente hubiera rodado Prisioneros tampoco debería justificar sus más que aptas capacidades para el control del timing, el uso del posicionamiento de cámara (enorme el trabajo de Roger Deakins) la poderosa resolución visual a la hora de realizar panorámicas impresionantes de Ciudad Juárez y el nada despreciable logro de conseguir un tono semidocumental de "cine de guerrilla" sin tener que caer en el abuso de la cámara al hombro o la fotografía arenosa repleta de tonos ocres consiguiendo en el proceso los mismos o mejores resultados que si recurriera a todas estas ya manidas señas de identidad estéticas adscritas a dicho tipo de celuloide de género.




Villeneuve se aferra al guión de Taylor Sheridan para realizar una análisis minimalista y detallado de la lucha contra el narcotráfico por parte de las fuerzas de la ley estadounidenses, sus reprobables acciones y nada fiables colaboradores. El director de Enemy hace que su visión mute a lo largo del metraje para convertirse cada vez más en un ejercicio opresivo y claustrofóbico con el que impactar a un espectador que asistirá a cómo la violencia, explícita e implícita, se propaga como un virus a lo largo del metraje mostrando una localización infernal en la que la vida no vale nada y la muerte y el asesinato a sangre fría está a la orden del día. El cineasta realiza una intachable amalgama entre clasicismo y vanguardia alternando pasajes de una tensión acerada y palpable (el cruce de la frontera) heredados de Alfred Hitchcock con otros que se alimentan directamente del mundo del videojuego (la incursión en la mina con las cámaras de visión nocturna) que nos retrotraen a varios shooters y a sagas como la de Metal Gear Solid diseñada por el nipón Hideo Kojima.




El ya mencionado guión de Taylor Sheridan tiene sus luces y sombras, pero en general funciona de manera sólida. En el lado negativo tenemos cierta desestructuración a la hora de mantener a la protagonista, Kate Macer, como eje central de la narración, ya que tanto el guionista como el director son conscientes de que personajes como Matt Garver o Alejandro Gillick son más interesantes y sus tendencias a la ambigüedad dan más juego desde un punto de vista narrativo. También es una tara la escasa originalidad de la historia que plantean sus ideólogos, ya que relatos sobre el narcotráfico y sus efectos colaterales los hemos podido ver en obras previas muy superiores tanto en televisión como en pantalla grande ya sea en esa obra maestra catódica llamada The Wire diseñada por David Simon y Ed Burns para la cadena HBO o el díptico carioca Tropa de Élite nacido de la mente del cineasta Jose Padilha que volvió a abordar dicha temática en la serie Narcos producida al amparo de la plataforma de streaming Netflix.




En cambio los aciertos solapan los fallos de la propuesta en cuanto a su escritura y la ambigüedad de su propuesta probablemente sea el mayor de todos ellos. Denis Villeneuve aborda Sicario desde una perspectiva totalmente aséptica, y en eso se asemeja, como previamente habíamos apuntado, a Zero Dark Thirty, sin incilnarse por ningún punto de vista expuesto en pantalla y siempre mostrando los hechos con el mayor distanciamiento posible. El cineasta no condena ni glorifica los métodos de la CIA, ya que las mentiras, torturas (pletórico ese plano detalle del desagüe durante el interrogatorio)  y extorsiones a las que recurren son mostradas con total crudeza por la cámara así como los resultados que ofrecen, pero en ningún momento las respalda o justifica. Algo parecido sucede con los personajes más censurables del film que nunca son retratados con heroicidad o gallardía, sino como individuos sin escrúpulos capaces de los actos más bajos a los que pueda entregarse el ser humano desde un punto de vista ético y moral, actos que por resolutivos funcionan al 100%,




A que esa ambivalencia se haga notable en pantalla ayuda el magnífico trío de actores principales que comanda el reparto de la obra. Una excelente Emily Blunt es el rol idealista, la agente del FBI que cree en seguir las normas y que poco a poco irá viendo que se ha introducido de manera voluntaria en un mundo cuya violencia la supera, llegando a entender que ha luchado codo con codo con criminales tan o más execrables que a los que da caza, pero a los que finalmente dejará salir con la suya por "un bien mayor". Josh Brolin vuelve a dar muestras de poderío como Matt Garver destilando carisma, altanería y reservándole el guión algunos de los mejores diálogos de la obra. Pero es el portorriqueño Benicio del Toro el que realiza la más reseñable labor con el mejor personaje y trabajo actoral del largometraje, ese Alejandro que parece una mezcla del Lado de Salvajes y el Javier Rodríguez de Traffic protagonizando las posiblemente mejores escenas del film como la del interrogatorio, la interrupción de la cena familiar con expeditiva resolución o su encuentro final con Kate Macer.




Decir que Sicario es una obra menor dentro de la filmografía de Denis Villeneuve mostrándose como una magnífica pieza perfectamente ejecutada en el plano técnico y abordada con pericia desde el artístico por un grupo de actores en estado de gracia da buena muestra de cuán talentoso es este cineasta quebequés que en poco menos de tres años y con no más de cinco películas en su haber se ha convertido en un autor indispensable dentro del Hollywood más propenso a anteponer calidad a cantidad, ese que por desgracia no abunda en demasía. Aunque el 6 de Octubre volverá a ser noticia cuando estrene su hasta ahora obra más ambiciosa dentro de las grandes superproducciones, Blade Runner 2046, en este blog seguiremos dando cabida a su filmografía ya que algunos largometrajes surgidos de su impronta, como los primeros que rodó, todavía no han sido reseñados en Transgresión Continua, algo que intentaremos solucionar a la mayor brevedad posible ya que en esta ocasión el autor lo merece.



2 comentarios:

  1. Enemy, Prisioneros, Sicario, La llegada... Hay muchos directores que en toda una carrera no juntan tanto bueno. Se ha criticado mucho el tramo final con ese Del Toro Exterminador, pero a mi no me chirrió en ningún momento. Muy atento a lo que haga este director, la verdad. Buena crítica Armin, muy de acuerdo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. SPOILERS

      Además en esa recta final en ningún momento se glorifica la figura del justiciero al que da vida Del Toro, ahí lo tenemos matando a sangre fría a dos niños pequeños, en ese sentido Villenuve marca las distancias.

      FIN SPOILERS

      ¡Gracias por pasarte a comentar!

      Eliminar