viernes, 30 de junio de 2017

Sinister 2, it's only teenage wasteland



Título Original Sinsiter 2 (2015)
Director Ciarán Foy
Guión Scott Derrickson, C. Robert Cargill
Reparto James Ransone,  Shannyn Sossamon,  Robert Daniel Sloan,  Dartanian Sloan, Lea Coco, Tate Ellington,  John Beasley,  Lucas Jade Zumann,  Jaden Klein, Laila Haley,  Caden M. Fritz, Olivia Rainey





Desde hace unos años Blumhouse Productions se ha ocupado de dar forma dentro del género de terror tanto a sagas de considerable éxito como Paranormal Activity o Insidious como a producciones más independientes para que autores de cierto renombre realicen piezas cinematográficas con la mayor libertad artística posible, como son los casos de The Lords of Salem, de Rob Zombie o Déjame Salir (Get Out) de Jordan Peele. Dentro del primer grupo, el de las franquicias de éxito, encontramos, si ponemos nuestros ojos en el año 2012, Sinister, un film  dirigido por Scott Derrickson (Líbranos del Mal, Doctor Strange) que hundía sus raíces en la tradición del cine sobre casas encantadas y posesiones demoniacas con ecos que iban desde El Resplandor hasta La Semilla del Diablo (Rosermary's Baby) y un reparto competente encabezado por Ethan Hawke. Aunque no era una gran obra algunos pasajes rodados por Derrickson envueltos en la magnífica banda sonora del siempre potente Christopher Young dejaban un puñado de escenas poderosas localizadas en una pieza que no tenía más aspiraciones que entretener al respetable.




El largometraje funcionó en taquilla, de modo que dicho síntoma ponía rápidamente en funcionamiento la idea de una secuela. Tres años después, en 2015, con Scott Derrickson ya sólo acreditado como guionista y productor debido a sus compromisos con Marvel Studios, la colaboración de su habitual co guionista C. Robert Cargill, un nuevo director como el irlandés Ciarán Foy (Citadel) detrás de las cámaras y un reparto totalmente renovado a excepción de James Ransone que repetía su papel de la primera entrega Sinister 2 llegó a las pantallas de todo el mundo dando lo, no mucho, que se esperaba de ella, una secuela que emulara los aciertos y fallos de su predecesora con la única y humilde misión de ofrecer poco más de hora y media de fruición a la platea. Contra todo pronóstico y a pesar de ir con los consabidos prejuicios a realizar el visionado de esta segunda entrega de Sinister un servidor ha salido más o menos satisfecho tras enfrentarse a este nuevo episodio de la franquicia respaldada por el productor Jason Blum




Sinister 2 sigue los pasos del ex ayudante del sheriff  (James Ransone) que investigó el caso del escritor Ellison Oswalt y la masacre en la que la hija de este, Ashley, asesinó a toda su familia. Una vez regresa al lugar del crimen descubre que en la casa de los Oswalt ahora viven Courtney Collins (Shannyn Sossamon) y sus dos hijos mellizos Dylan (Robert Daniel Sloan) y Zach (Dartanian Sloan) que se han refugiado en dicho emplazamiento huyendo de Clint Collins (Lea Coco) el violento cabeza de familia. Intentando desentrañar qué sucedió con los Oswalt el ex policía encontrará indicios de la presencia de "Bughuul" la entidad diabólica que lleva años poseyendo a niños para convertirlos en parricidas que graban en cámaras Super 8 sus crímenes. El protagonista deberá intentar descubrir qué se esconde detrás de aquel terreno maldito y de paso proteger a Courtney y sus hijos, no sólo del influjo del ser sobrenatural, sino también de la personalidad maltratadora del marido de esta que quiere recuperar a sus vástagos a toda costa.




Si a primera Sinister era, como previamente mencionábamos, hija de El Resplandor o La Semilla del Diablo esta lo es de sagas como las de Terror en AmytivilleLos Chicos del Maiz (la influencia de Stephen King vuelve a hacerse notar) y si en aquella el punto fuerte del proyecto residía en las grabaciones en formato Super 8 con las que los niños grababan los asesinatos de sus familiares y que estaban envueltas en la atmosférica banda sonora de Christopher Young y sus inquietantes sonidos tribales de ultratumba aquí sucede prácticamente lo mismo al darse cuenta los impulsores del proyecto que seguir la senda abierta por Scott Derrickson en la primera entrega es el camino más acertado, y sencillo, por el que puede transitar esta secuela. De modo que Ciarán Foy basa toda su puesta en escena en dar fuerza a esos pasajes, que en esta ocasión son más numerosos que en el anterior film, y el grupo Tomandandy en la banda sonora trata de emular la partitura del autor de Hellraiser o La Mosca con bastante acierto para que la pantalla extrapole la sensación de amenaza y morbidez al patio de butacas.




De este modo el director de Citadel realiza un trabajo bastante competente con los ajustados medios que ponen a su disposición. Por un lado sabe controlar el timing del suspense propio del género, alargando los pasajes en los que el terror se encuentra latente por medio de la colocación de cámara, los juegos de luces y sombras o el montaje y por otro sólo en pocas ocasiones se entrega a los sustos gratuitos a base de jump scares como el ridículo e innecesario que cierra el largometraje y cuyo resultado es bastante deficiente. Pero como previamente mencionamos Ciarán Foy cumple su cometido de mantener el tono que insufló en la primera cinta Scott Derrickson añadiendo algo más de truculencia a los vídeos caseros con los asesinatos a manos de los niños (algunos de ellos muy ingeniosos y originales) y dando más protagonismo a los "niños malditos" cuya efectividad es mayor cuando su presencia es más sugerida que explicitada.




Otra de los logros más interesantes de Sinister 2 y que la aleja como obra de mucho del cine de terror que se cultiva actualmente es su intención por dar entidad a sus personajes principales. James Ransone, ese actor menudo al que hemos podido ver enseñando obsesivamente su miembro en films como Ken Park (aquí con masturbación real, como al tío Larry Clark le gusta) o producciones televisivas de David Simon como The Wire o Generation Kill consigue capacitar a su personaje de una interesante dualidad que se mueve entre sus aptas capacidades como agente de la ley (enorme el pasaje en el que deja en evidencia a los sheriff que vienen junto a Clint para llevarse a los niños) y una timidez que transmite candor y empatía con el espectador. Tampoco le va a la zaga Shannyn Sossamon a la que le queda bien el rol de madre luchadora y maltratada que hará todo lo posible por mantener a salvo a sus hijos de entidades negativas, tanto las terrenas como las que no lo son. Más cuestionable es la labor de los hermanos Dartanian y Robert Daniel Sloan, que a pesar de su esfuerzo dejan evidencia su más que contrastada bisoñez en lides interpretativas.




Al igual que su predecesora de 2012 una película como Sinister 2 es un producto que se deja ver con simpatía, complicidad y ligereza, regalándonos personajes hasta cierto punto cercanos, un guión bastante bien estructurado apelando a extender el microcosmos detrás de su impronta y algunos sustos bien ejecutados, pedirle algo más que eso a la labor de sus autores es una equivocación mayúscula que nos llevará inevitablemente a la insatisfacción. Evidentemente si la comparamos con sagas como su hermana Insidious o la soberbia The Conjuring, también salida de la mente de James Wan, palidece irremisiblemente y deja al descubierto sus carencias, pero eso no es óbice para ser disfrutada como lo que es, la segunda parte de una cinta de género creada con la única intención de entretener al público con poco más y hora y media de cine de género tan disfrutable y accesible como inmediatamente digerible y olvidable



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