lunes, 21 de diciembre de 2009

Inland Empire, behind the courtain


Director: David Lynch (2006)
Guión: David Lynch
Actores: Laura Dern, Jeremy Irons, Justin Theroux, Harry Dean Stanton, Jan Hencz, Ian Abercrombie, Julia Ormond, Scott Coffey, Grace Zabriskie, Bellina Logan




Los fans de Lynch y sus detractores están de enhorabuena. Su última película hará las delicias de los que aman el estilo surrealista del director de Montana y dará más motivos que nunca para que sus enemigos digan con más razón que en otras ocasiones que el realizador de Dune o Corazón Salvaje es un desvergonzado vendedor de humo.




Inland Empire es el film más críptico, hermético e ininteligible de la carrera de Lynch. Su utlización deconstructiva del lenguaje cinematográfico y el uso que hace en la trama de dobles (y hasta triples) niveles de metalenguaje llevan el poder visual y narrativo de este director a niveles tan grandes, que podríamos decir que el mismo medio cinematográfico se le queda pequeño para contar lo que demonios quiera ser esta historia, sobre una actriz que consigue un papel en una película maldita que parece vampirizar su psique obligándola a realizar un viaje aparentemente sin retorno a la locura.




Fuí con muchas reticencias a ver esta cinta y vi en ella cosas que no me gustaban, como una utilización nefasta de la fotografía en algunos apartados y un uso poco inspirado del formato digital así como la introducción en sus tres horas de metraje (que puedo asegurar que no se hacen nada de pesadas o aburridas) de algunas escenas que decididamante no harían daño al conjunto si hubieran sido suprimidas en el montaje final de la cinta, que según dicen ya tenía bastantes recortes previos que han sido editados en forma de film en dvd con el título de More Things That Happened.




Aquí está toda la imaginería Lynchiana: fuego, madera, lámparas, escenarios, cortinas rojas, pasillos de una aterradora oscuridad, utilización minimalista del sonido, encuadres estáticos, lenguaje soez, juegos de espejos, cine dentro del cine, ensoñaciones que se confunden con la realidad y viceversa, pero todo ello multiplicado por mil.




Al igual que Gus Van Sant o Gaspar Noé, Lynch hace el cine que le da la gana sin dejarse influenciar por agentes externos. Su obra, visonaria para unos y pedante para otros, es necesaria para enriquecer el cine en como medio lúcido e intelectual o simplemente para seguir riéndose de personas tan débiles (o receptivas) como yo que se quedan maravillados con sus imágenes, sus sonidos, su descaro, su originalidad... su humo.


1 comentario:

  1. La verdad es que me ha dado por ver a Lynch hace relativamente poco, en menos de un mes me he metido Eraserhead, Lost Highway, Blue Velvet, Inland Empire, Mulholland Drive y ahora mismísimo acabo de terminar de ver Twin Peaks tras dos semanas de intensivo (y mientras escribo este comentario sigo en shock).

    Qué decir, no soy mucho de cine intelectual, pero Lynch me ha atraído y mucho. Considero que de vez en cuando se le va demasiado la pelota sin considerar al espectador pero, ¿no es precisamente de este modo cuando nacen las verdaderas obras maestras? Inland Empire no me lo pareció en absoluto, de hecho me decepcionó mucho en el apartado técnico (con técnica digital me imaginé otra cosa) pero hay algo que a Lynch nadie puede arrebatarle y es en crear jodido mundos y personajes memorables así como situaciones impactantes, que dan con fuerza en lo más profundo del sentimiento humano. Muchos dirán que sus películas carecen de argumento, y sí que es cierto que a veces parece tomarnos el pelo. Pero después de ver sus verdaderas obras maestras no se puede pensar eso, sino que es lo suficientemente libre como para dejar volar su locura, y el espectador es libre de tomarlo o no.

    Siento la parrafada pero es que Lynch ha sido el director, después de Kubrick, que más me ha impactado desde que me ha dado por esto del cine. Y como ahora estoy en plena era Lynchiana y he leido esta entrada suya no me he podido resistir comentarle.

    Felicitarle por su blog, lo leo a menudo.

    Un saludo.

    Karbunkle.

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