miércoles, 23 de septiembre de 2009

Watchmen


Director: Zack Snyder (2009)
Guión: Alex Tse y David Hyter basado en el cómic de Alan Moore y Dave Gibbons
Actores: Jackie Earle Haley, Malin Akerman, Billy Crudup, Matthew Goode, Jeffrey Dean Morgan, Patrick Wilson, Carla Gugino, Matt Frewer, Stephen McHattie, Laura Mennell





En el año 1986 los británicos Alan Moore y Dave Gibbons escribieron y dibujaron para la editorial americana DC, Watchmen, el mundo nunca había visto una obra de tanta madurez y profundidad a cerca de los superhéroes hasta ese momento y por desgracia a día de hoy no ha vuelto a verla.




Watchmen es una desmitifación de la figura del vigilante enmascarado, el retrato que de los mismos hacen Moore y Gibbons es descorazonador, mostrándolos como individuos psicológicamente inestables, con ideologías cercanas al fascismo y parafilias sexuales sadomasoquistas, retratándolos más como un cáncer para la sociedad que como defensores de la misma.




Los autores reflexionaron también sobre la política americana y la paranoia nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Por estos y otros motivos Watchmen es una obra capital dentro del noveno arte, ganadora del prestigioso premio Hugo a la mejor obra de ciencia ficción en 1986 y el único cómic incluido entre las 100 novelas más relevantes desde 1923 hasta finales del SXX por la revista Time.




Llevar a imágenes la obra era una tarea harto difícil, el mismo Moore enemigo acérrimo de adaptar sus escritos a celuloide, dijo una vez que Watchmen era inadaptable, porque el cine y el cómic son dos medios completamente distintos y las imágenes en movimiento no podían transmitir la profundidad y matices que sí dejaban entrever las viñetas.




Grandes directores decidieron infructuosamente llevar la película de Watchmen a buen puerto, desde genios confirmados como Terry Gilliam, hasta nuevos talentos como Darren Aronofsky o Paul Grenngrass, todos ellos se echaron para atrás en el último momento o se achantaron ante un proyecto que por mastodóntico y complejo podía asustar a cualquier valiente.




Entonces en el año 2004 salió a la luz Zack Snyder, un director americano que debutó con buen pie en el mundo del cine con una más que correcta revisión de la cinta Amanecer de los Muertos de George A. Romero, el éxito en taquilla fue considerable y la crítica la trató bastante bien. Tres años después el realizador se embarcó en la que es a día de hoy la primera de las dos adaptaciones que ha realizado sobre un cómic, 300, versión en imágenes de la excelente novela gráfica homónima escrita e ilustrada por el americano Frank Miller sobre la batalla de las termópilas entre los espartanos y el ejército persa. El resultado es un ejercicio cinematográfico tan vacuo como avasalladoramente poderoso en el aspecto visual, Snyder adaptó pulcramente casi todo el cómic de Miller y el resultado convenció hasta a los más puristas.




Tras el éxito cosechado por la cinta y la polvareda que levantó por su ideología, que digámoslo ya, viene de la obra de Miller, no de la mano de el director, a Snyder se le abrieron definitivamente las puertas de Hollywood de par en par, y entonces, sólo entonces se embarcó en un proyecto que duró dos largos años, llenos de problemas legales y técnicos, para dar forma por fin a Watchmen, la película.




Bajo mucha presión, miles de personas (entre los que me incluyo) en Internet que lo criticaban y se reían de él por si convertía la obra de Moore y Gibbons en un videoclip de artes marciales con tipos en taparrabos a lo Power Ranger, Snyder rodó su película y el resultado fue de nota altísima, tanta que a muchos nos soprendió bastante y de manera muy grata.




Snyder comienza con buen pie por medio de unos títulos de crédito soberbios, no sólo para situar de manera espaciotemporal su trama, sino para mostrar por medio de unas geniales imágenes, al son de The Times They Are Changing de Bob Dylan, al espectador neófito de qué va la historia y cuales son los derroteros en los que se va a encaminar el proceso y desarrollo del film.




Gracias al excelente guión de Alex Tse y David Hayter y de la mano muy firme (más de lo esperable) de Zack Snyder, la fidelidad al cómic es tan ferrea que bordea lo enfermizo, para algunos esto último es un fallo, para mí es la mayor de las virtudes y lo que yo andaba buscando. Gracias a este afán por ceñirse al cómic el retrato de los personajes es pudorosamente fiel al del escrito original, todos los protagonistas en mayor o menor medida reflejan los individuos que vimos en viñetas y sus ideas o miedos




Los dos personajes más interesantes de Watchmen, Rorschach y El Comediante, que muestran distintas caras del lado más oscuro, extremista y podrido del Sueño Americano están interpretados magistralmente por Jackie Earl Haley, que ya apuntaba maneras en Juegos Secretos de Todd Filed, y Jeffrey Dean Morgan, ellos son el narrador subjetivo y el personaje satélite, el McGuffin, como diria Hitchcock, respectivamente, sin ellos no hay Watchmen.




Los demás actores, Malin Akerman como Espectro de Seda II, Patrick Wilson como el Búho Nocturno cumplen, pero al inglés Mathew Goode le viene grande el uniforme de Ozymandias/Andrew Veit, el personaje es mucho más complejo y lleno de aristas que el que interpreta el protagonista de Match Point, siendo él, el único actor que, aún haciendo un gran esfuerzo, parece desubicado en el casting.




Del guión deberíamos destacar la ausencia del los Relatos del Navío Negro, cómic leído por un personaje muy secundario de Watchmen, Moore con esto dió forma a un experimento para rizar el rizo, sitúa una historia dentro de otra historia, haciendo un uso de la metaliteratura que le honra, pero su inclusión en la versión para cine de Watchmen hubiera alargado el metraje hasta los 190 minutos (que según parece durará el montaje del director que se editará en un futuro próximo), por eso, y dando forma una vez más a un golpe de marketing, tan jugoso como innecesario, dicho cómic dentro del cómic se editó en dvd como una cinta de animación, de bastante pobre calidad, si se me permité el comentario, desvinculada del film de Zack Snyder.




El mayor fallo del libreto, el cambio en forma, que no fondo, del final que se veía en el último episodio del cómic y que convenientemente no vamos a desvelar en este comentario, pero que indignó a muchos (incluso a mí) cuando salió a la luz antes del estreno de la cinta, pero que al final no resultó muy dañino, ni para el mensaje del film, ni para que su resolución fuera fiel al de la obra de Moore y Gibbons.



Watchmen, con sus virtudes y su fallos (que no lo neguemos, los tiene) es un gran film, para el que suscribe el mejor del año, junto a Gran Torino de Clint Eastwood. Una adaptación del cómic de Moore y Gibbons que bordea la magnificencia, un proyecto colosal que ha cumplido las expectativas artísticas y técnicas que se tenían depositadas en él. Gracias a esta cinta de Zack Snyder y a esa obra maestra llamada El Caballero Oscuro de Chrsitopher Nolan, el celuloide basado en héroes está conociendo una nueva era dorada en la que se aunan, madurez, entretenimiento, y sobre todo, buen cine.



7 comentarios:

  1. La última película que me gustó que ví en el cine y posiblemente la que más me impactó del año, sí, más que Gran Torino, muy correcta adaptación de un comic que he leído en parte.

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  2. Pues en cuanto puedas acaba el cómic, así verás las diferencias con la película, ambos merecen mucho la pena y yo tengo muchas ganas de ver ese montaje del director que tan buena pinta tiene.

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  3. Oigan, pues yo que no le veo nada.
    A la hora de hacer una adaptación, personalmente no entiendo la política de copiar y pegar. Para mi, una adaptación cinematográfica no debe tener miedo de despedazar, alterar, jorobar y recomponer lo que haga falta, para adaptar la película al lenguaje cinematográfico.
    Lo que quiero decir es que si ya he pagado por el cómic, quiero que la película me dé una visión distinta.

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  4. Pero tenga usted en cuenta que al atreverse a cortar, despedazar y mutilar a veces la cosa sale bien como en EL Caballero Oscuro, que es puro Batman y no se basa en ningún cómic o novela gráfica específica del personaje, pero también el resultado puede ser algo tan infecto como X-Men Orígenes: Lobezno.

    Y a mi blog no se viene a contradecirme sino a darme al razón en todo lo que diga por muy descabellado que sea.

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  5. Yo le doy la razón en lo del olor personal, detestable.

    Lo de adaptar un comic, pues mientras se haga bien pueden hacer lo que les salga, si se hace con un poco de cabeza (que es lo que de normal falta), puede quedar bien de muchas maneras.

    Lo más fácil y lo que suelen hacer es 90 minutos de tios disfrazados con tiempo bala.

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  6. A mi me gusta casi más que el cómic, con esto lo digo todo...

    Yo también pienso que quizá se parece demasiado al cómic, pero cambiar todo porque sí, que suele ser la otra política, me parece como a Armin bastante menos aconsejable.

    Sobre lo de que casi me gusta más que el cómic es porque precisamente lo del Navío negro me parece que no aporta mucho y porque en general la peli de Snyder tiene un tono como más desenfadado y menos pretencioso que la prosa de Alan Moore.

    Aunque los personajes de Espectro de Seda y Búho Nocturno transmiten más melancolía en el cómic, y los artículos que acompañan a las historietas son realmente interesantes y entretenidos. Los magníficos títulos de crédito de la peli de Snyder vienen a sustituir a esos artículos, en parte.

    Eso sí, si la hubiera hecho Terry Gilliam probablemente habría molado más. O no.

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  7. Lo del Navío Negro a mí me gusta en el cómic y es complementario a la historia central, pero es cierto que no sólo es prescindible, es que encima su simple existencia es más un ejercicio de presuntuosidad y chulería de Moore para demostrar lo buen narrador que es, que una subtrama que dé cohesión a todo el cómic.

    Lo de Gilliam hubiera sido curioso, pero se hubiera pasado con el humor fijo, Aronofsky se hubiera excedido con el montaje y el look visual (aunque no tanto como Snyder) pero Grenngrass, ese si que hubiera hecho un trabajazo, estoy seguro y hubiera acentuado aún más la carga política del cómic.

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