martes, 8 de septiembre de 2009

Dear Wendy, adiós a las armas y al sentido común


Director: Thomas Vinterberg (2004)
Guión: Lars Von Trier
Actores: Jamie Bell, Bill Pullman, Michael Angarano, Danso Gordon, Novella Nelson, Chris Owen, Alison Pill, Mark Webber






Sin paños calientes ni medias tintas, Dear Wendy es el mayor motón de mierda que ha salido jamás de la mente de Lars Von Trier. Voy a dejar a un lado la dirección clónica de Thomas Vinterberg y las interpretaciones anodinas de todo el reparto (en su mayoría americano), más intencionados en aparecer en una película europea independiente ¿de prestigio? que en tomar parte de una buena obra cinematográica..




Tras Bailar en la Oscuridad, Dogville y Manderlay, Von Trier sigue metiendo el dedo en la yaga de la sociedad americana, esta vez como guionista, pero a diferencia de las dos primeras cintas (la tercera aún no la he visto) que he mencionado en las que lo narrado casi siempre tenía sentido, aquí todo es ejercicio de estupidez supina.




Una obra tan presuntuosa que da asco, hacía mucho tiempo que no me costaba tanto trabajo terminar una película, soplapollez tras soplapollez salidas de la voz en off de Jamie Bell, ese fetichismo por las armas y esa manera de hablar de ellas como si fueran personas reales me parece un enorme fallo de guión que deja casi muerta la película desde su inicio.




Una pedantería en forma de diálogos superfluos y vacuos hasta el hartazgo. Von Trier convierte lo que pudo ser una feroz crítica a la cultura del miedo y la pasión armamentística del país americano en un buen ejemplo de como hacer el ridículo en el mundo de la narración cinematográfica, escribiendo una gilipollez detrás de otra, parece mentira que esto lo haya escrito el mismo tipo que creó Rompiendo las Olas.




En serio, alejaos de esta chorrada que trata de emular con sus decorados el aire a lo Samuel Beckett de Dogville queriendo darle ese toque Dogma que tanto gusta a Von Trier y que aquí está metido con calzador para darle aire de western al conjunto de la cinta, vergonzoso también el homenaje a Barry Lyndon. Cuando queda media hora para que acabe el espectáculo meten un giro tramposísimo con la abuela negra digno de Los Surfistas Nazis Deben Morir y ya el colmo de lo tópico ese himno de los Estado Unidos sonando el las últimas imágenes de la cinta.




Lars, a sí no se hacen las cosas, el resultón aire panfletario de Michael Moore en Bowling For Columbine y la gelidez de Gus Van Sant en Elephant dejan en ridículo está hipertrófica crítica a los Estados Unidos y su pasión por la pólvora, así no Lars, así no, caca, caca, eso no se toca.


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