lunes, 8 de abril de 2013

Sinister, the children's hour



Título Original Sinister (2012)
Director Scott Derrickson
Guión C. Robert Cargill y Scott Derrickson
Actores Ethan Hawke, James Ransone, Juliet Rylance, Vincent D'Onofrio, Fred Dalton Thompson, Clare Foley, Michael Hall D'Addario, Victoria Leigh





Cuando en el cartel la venden como una cinta ideada por los productores de Paranormal Activity e Insidious  lo cierto es que no engañan en absoluto al espectador, porque con Sinister es lo que hay, para bien y para mal. La tercera cinta de Scott Derrickson deja de lado la insípida, impersonal y anodina impronta de su olvidable remake de Ultimatum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still ) y vuelve en cierta manera al tono de terror más crudo de la aceptable pero demasiado amarillista El Exorcismo de Emily Rose. El resultado no está mal, carece casi totalmente de originalidad, pero ofrece los suficientes momentos acertados como para nos ser tomada por una cinta fallida.




Ellison Oswalt (Ethan Hawke), un escritor de relatos criminales, se muda junto a su familia a una casa en la que tuvieron lugar distintos casos de misteriosos asesinatos. Ya instalados en el inmueble el novelista encuentra en el ático una caja que contiene varias grabaciones en formato Super 8 en las que se registran de primera mano los crímenes llevados a cabo en su nuevo hogar. Ellison decide no avisar a la policía ya que quiere utilizar todo el material para escribir su próximo trabajo literario que parece retrasarse interminablemente. Pero el carácter ritualístico de las macabras ceremonias de muerte y la presencia de una extraña figura en todas y cada una de las grabaciones harán que el escritor se arrepienta de su decisión.




Sinister se ve con simpatía, tiene momentos conseguidos y logra transmitir hasta cierta tensión en varios de sus pasajes. El problema es que su trama es un collage multireferencial a todo tipo de cintas previas de terror y no sólo las ya mencionadas Paranormal Activity (y secuelas) o Insidious, sino también a El Resplandor o Amityville (la obsesión del protagonista con la casa y los hechos acontecidos allí, la alargada sombra del alcoholismo) La Semilla del Diablo (Rosemary's Baby) y a una larga galería del films de terror satánico de serie B forjados en los crudos y descreidos años 70. No hay nada nuevo en el horizonte, casi todo lo que en ella se narra nos lo sabemos al dedillo y los tópicos están a la orden del día en su argumento.




Pero Derrickson sabe crear una atmósfera interesante que a pesar de en ocasiones mostrarse artificiosa (la de esta cinta debe ser la única casa de la historia que tiene la iluminación en el suelo en los pasillos) consigue ofrecer momentos interesantes que pueden incluso pillar desprevenido a algún espectador despistado. Los sustos están bien medidos y varios de ellos funcionan, pero en algunos de ellos el producto se une a la estúpida moda de resquebrajar los momentos de tensión silenciosa con los típicos golpes de banda sonora.Pasajes que sin esos efectismos crearían la misma (o incluso más ) inquietud en el espectador. Aunque como he comentado hay varios de ellos que consiguen impactar, véase el de la cortadora de césped.




Si hay secuencias que destacan en Sinister son las de las grabaciones en Super 8, es más, las mismas justifican el simple visionado del proyecto. Esto queda claro con la que abre el largometraje, el del árbol  que confirma casi con rotundidad en los primeros pasos del metraje que la obra tiene algo interesante que contarnos, al menos el modo en el que va a hacerlo lo es. Los vídeos que el personaje de Ellison (entregado Ethan Hawke que se esfuerza en llevar sobre sus hombros todo el peso del film, aunque no siempre lo consigue) ve con obsesiva delectación atesoran una mirada herética y hasta de tono arcano sobre el mal en toda su pureza, regado el conjunto con una atípica banda sonora de Christopher Young que mezcla ritmos y voces tribales con atmósferas oscuras que acentúan el tono diabólico de esos cortometrajes que son la piedra angular y mayor acierto de la obra.




En conjunto Sinister está lograda, utiliza cartas marcadas con la suficiente pericia como para no mostrarse como una cinta desdeñable y sabe aprovechar algunos momentos impactantes a su favor (los terrores nocturnos del hijo mayor dan mucho juego y ofrecen algún que otro apunte remarcable). Su guión no tiene toda la consistencia que debiera (la familia de Ellison está muy mal perfilada y se le da de lado en momentos clave) y carece de inventiva, pero tiene ritmo, su historia sobre satanismo y entidades ancestrales está bien tejida y se hace fuerte a la hora de transmitir una sensación de omnipresente amenaza por medio de imágenes proyectadas en una tela blanca.




Su recta final va tomando interés y aunque hay algún pasaje olvidable (las apariciones fantasmales a cámara lenta no inquietan, son ridículas y piden a gritos ser musicadas con esto sonando de fondo) su final destila la suficiente mala baba y mensaje negativista sobre legados malditos y corrupción de la inocencia (inevitable pensar en las primeras obras del español Jaume Balagueró) como para no desentonar con el conjunto del producto. No es tan destacable como La Mujer de Negro, pero tampoco tan cobarde como El Último Exorcismo o tan nefasta como Exorcismo en Connecticut. Sinister es un producto que supera la media del cine de terror sobre casas endemoniadas actual y tan pronto como se ve, se disfruta y se olvida, con eso es suficiente si no tenemos el día exigente.



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