sábado, 24 de marzo de 2012

Masacre: Ven y Mira, at the mountain of madness




Título Original Idi i Smotri (1985)
Director Elem Klimov
Guión Ales Adamovich y Elem Klimov
Actores Alexei Kravchenko, Olga Mironova, Liubomiras Laucevicius, Vladas Bagdonas, Victor Lorents




Masacre: Ven y Mira me la recomendó y posteriormente prestó un conocido cercano mío que estuvo hablando durante un tiempo sobre ella y afirmando rotundamente que era la película bélica más dura que él había visto en toda su vida. Tal afirmación, mil veces oída por un servidor en la boca de otras personas hablando de esta o aquella cinta sobre guerra, no habría despertado demasiada curiosidad en mi persona si ese amigo en concreto no hubiera ejercido como zapador en la guerra de Kosovo.




Masacre: Ven y Mira es una película de propaganda impulsada por la URSS en 1985 para conmemorar el cuarenta aniversario de la victoria aliada sobre el ejército alemán de Adolf Hitler durante la segunda guerra mundial. El hecho de ser una obra auspiciada la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o de mostrar un punto de vista ideologícamente sesgado no resta los valores intrínsecos que en su interior atesora, no pocos, precisamente. Algo también sucedía con otras obras clásicas del séptimo arte como El Acorazado Potemkin de Sergei M. Eisenstein, El Nacimiento de Una Nación de D.W.Griffith o El Triunfo de la Voluntad de Leni Riefenstahl, de las que se podía, y a veces hasta debía, poner en duda su mensaje o subtexto, pero no sus hallazgos dentro del lenguaje cinematográfico.




Masacre: Ven y Mira narra la terrible odisea de Florya Gaishun, un adolescente que durante la ocupación alemana de Bielorrusia durante la Segunda Guerra Mundial entrará a formar parte de las filas del movimiento partisano soviético abandonando a su madre y sus dos hermanas pequeñas. Tras esto, Florya será testigo de las matanzas por parte del ejército alemán en varias de las aldeas de su ahora desolado país, verá morir a hombres, mujeres y niños y su mundo quedará completamente destruido tras la que es conocida como la mayor guerra de todos los tiempos.




Masacre: Ven y Mira es una película en la que el director Elem Klimov moldea un prodigio de realización y montaje, con uno de los usos más impresionates jamás vistos de la, por aquel entonces todavía joven, steadycam y la profunidad de campo, travellings magistrales y una ejecución impecable de la aproximación dvidida mediante cámaras con lentes diseñadas para esta resolución visual El cineasta utiliza un formato casi de documental, un naturalismo sucio y crudo deudor de Andrei Tarkovsky, tomando de este autor como referentes en la forma a Stalker y en el fondo a La Infancia de Iván, aunque tampoco deja de lado la influencia del cine primigenio del ya mencionado Sergei M. Eisenstein




Masacre: Ven y Mira no es una película que el espectador vea, sino que se enfrenta a ella. Porque Elem Klimov no nos habla de la locura de la guerra, nos habla de la locura en el sentido más amplio de la palabra. Porque como obra va más allá del género bélico, porque finalmente lo que nos narra va más lejos de aquel conflicto, del ejército ruso o alemán durante la segunda guerra mundial. Porque lo que hace es ofrecer un tratado sobre el lado más oscuro, pútrido y terrible que el hombre guarda en su interior, muchas veces saliando a la luz y mostrando su rostro para desgracia suya o de los que le rodean.




Masacre: Ven y Mira es sin lugar a dudas la película adscrita al género bélico más dura jamás rodada, al menos que un servidor haya visto. Hay momentos en su metraje en los que he podido ver el rostro de la demencia humana, el odio más desgarrador y casi la tez de la muerte reflejada en la cara de actores que más que interpretar se dejaban la vida en ello. Pero el mayor hallazgo es que Klimov casi no muestra escenas de impacto en pantalla. Vemos estallar bombas pero no cuerpos saltar por los aires o personas mutiladas; vemos balas surcar el cielo, pero rara vez impactando en objetivos; no vemos a ningún nazi ejecutando aldeanos con un disparo en la sien, pero por medio del fuera de campo y la acción en off pasamos un auténtico calvario con el visionado de la obra.




Masacre: Ven y Mira no habla, como tantas otras películas de este género lo hacen, de la pérdida de la inocencia, sino de como la misma es violada, mutilada, desgarrada, quemada viva, desollada brutalmente para no dejar nada de ella. Por medio de imágenes que quedan grabadas en la retina a fuego como el bombardeo más realista que mis ojos han visto en una pantalla, una mirada hacia atrás durante una huída en la que se descubre una pila de cadáveres, una iglesia convertida en una pira funeraria, una niña con la mirada perdida tras ser violada (acto que no vemos, pero paradójicamente por ello se hace más cruda su resolución) una foto fingiendo una ejecución, una anciana abandonada en su cama en medio de un campo de batalla arrasado por el fuego o un grupo de nazis arrepentidos frente a los partisanos.




Masacre: Ven y Mira hace el retrato más duro jamás visto del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, pero curiosamente no vemos a un sólo soldado del ejército alemán hasta los 90 minutos de metraje, lo que acentúa la poderosa ubicuidad del Tercer Reich. Cuando por fin los hombres de Adolf Hitler entran en escena la locura colectiva de estos individuos se hace con la obra cinematográfica y los actos de brutalidad que llevan a cabo (vuelvo a repetirlo, nunca reflejados de manera explícita o gráfica) llegan a ser tan inhumanos que hasta la cámara parece estar infectada de manera vírica por la demencia.




Masacre: Ven y Mira por ser una cinta creada bajo el control de una URSS que estaba dando su estertor de muerte no habla de los crímenes llevados a cabos por el ejército ruso, ni hace mención a matanzas llevadas a cabo por los sovíeticos como la de Katyn. Pero ciertamente, aunque reprobable, esto no resta entereza o hallazgos a la poderosa naturaleza del proyecto cinematográfico, ni este se muestra en momento alguno como una glorificación patriótica del comunismo o el ideario del regimen de Joseph Stalin, cosa que se agradece en el contexto en el que se desarrolla la historia que narra.




Masacre: Ven y Mira habla de lo irracional y lo inhumano, pero su mayor logro es que lo transmite principalmente por la mirada de un niño de 13 años que entró a formar parte del movimiento partisano con una sonrisa y a los pocos días sólo quedaba de él un trozo de carne envejecido y destrozado psicologicamente por todas las atrocidades que había visto en la que es su tierra de nacimiento. Los primeros planos del rostro de Florya no son gratuitos, en sus ojos podemos ver lo deshumanizado, la muerte, un viaje al infierno. Esos ojos son el testimonio de una guerra que se cobró la vida de millones de personas, destrozando también el porvenir de los que sobrevivieron.




Masacre: Ven y Mira ha cambiado por completo mi concepción del cine bélico. Sin ser mejor que ninguna de las cintas que voy a mencionar a continuación la crudeza de películas como Platoon de Oliver Stone o La Chaqueta Metálica de Stanley Kubrick queda en una nadería a su lado. La brutalidad expuesta por Steven Spielberg en el magnífico inicio de Salvar al Soldado Ryan me parece algo anecdótico al enfrentarse a lo mostrado por Elem Klimov en su película. Incluso el viaje a la locura de Vietnam al que nos invita Francis Ford Coppola en esa obra maestra llamada Apocalipsis Now me parece que sólo rasca en la superficie de la misma cuando recuerdo a Florya casi arrancarse la piel del rostro con las uñas de las manos ante lo que ve en ese pantano que huele a dolor y muerte.




Masacre: Ven y Mira me hace perder casi toda la esperanza en mi raza y me vuelve más huraño, misántropo, nihilista, descreçido. El ser humano es un cáncer para este planeta, un lobo para sí mismo sin hacer otra cosa que dejar un rastro de pena, dolor, muerte y sufrimiento allá por donde pasa. Llego a pensar que nuestra extinción, que desaparezcamos de la faz del planeta Tierra, sería lo único que le permitiría sobrevivir y que la vida misma no perdería mucho si nos dejara definitivamente fuera de la ecuación del universo.




Masacre: Ven y Mira es una de las experiencias más intensas que he vivido delante de una pantalla, me ha producido un malestar psicológico que casi se ha somatizado en el plano físico. Pero no me arrepiento de haberme "enfrentado a ella" porque ha despertado en mí sensaciones que nunca había sentido viendo cine. No podría recomendar esta película a nadie, porque si hay una obra que podría amargarle la existencia a una persona sensible sería esta, indudablemente. Pero paradójicamente sí se la dejaría ver a esas personas que se llenan la boca a la hora de hablar de patriotismo, males menores, ataques preventivos o deber con las naciones cuando mandan a los hijos de otros hombres a matar y morir por causas económicas, territoriales o religiosas, para que vean lo que es realmente la guerra.




Masacre: Ven y Mira se cierra con un Florya de rostro desencajado matando simbólicamente a la historia, a la Segunda Guerra mundial, al espectador mismo y sobre todo a un Adolf Hitler al que finalmente vemos como un bebé de pocos meses, antes de que se formara como persona, cuando todavía había inocencia y pureza en su esencia y Elem Klimov nos hace preguntarnos ¿qué pasó con él?, ¿qué debió sucederle para convertirse en un monstruo.? Suena el Requiem de Mozart, la imperecedera partitura del compositor austriaco envuelve los últimos minutos de metraje, Florya por fin puede llorar, en ese mismo instante yo hago lo propio con él y le acompaño. Casi sin pensarlo en ese momento me acuerdo de mi amigo, el zapador de Kosovo. Mañana cuando le devuelva la película no sé si se le tiraré a la cara por el mal rato que me ha hecho pasar o si le daré las gracias por permitirme, después de mucho tiempo, volver a sentirme vivo viendo cine. Algo que echaba terriblemente de menos.


9 comentarios:

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    1. En realidad es una obra maestra del séptimo arte, tienes que verla. Si, será una experiencia dura ¡Seguro! Pero es toda una experiencia.

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  2. Lo hice a la tierna edad de 9 años. Eran otros tiempos... El control paternal sobre lo que uno veía o dejaba de ver no era tan estricto. Además, la vi junto a mi madre y una amiga suya alemana.
    Era verano, era de madrugada y era en TV2.
    No debí verla, nunca. A día de hoy (han pasado más de 25 años) recuerdo escenas que me ponen los dedos de punta.

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    1. Posiblemente la vimos el mismo dia...

      Creo que ha sido el unico pase de esta pelicula en T.V.E. ...

      Un jueves por la noche, no de madrugada, comenzaria sobre las diez y media de la noche, pero al ser larga, termino casi a la una de madrugada...

      En el espacio 'Jueves cine'...

      Yo no recordaba ni el titulo ni nada, pero hace unos dias vi una fotografia en un blog sobre cine de los '80 y al ver esa fotografia empece a leer el pie de foto y descubri que era esa pelicula que llevaba buscado desde la segunda mitad de los años '80...

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  3. Te comprendo completamente y sobre todo si te pilla en un mal día te deja tocado del todo. Una de las películas más duras jamás vistas.

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  4. Espeluznante. La vi un poquito mayor que Unknow y casi tengo miedo a revisionarla.

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    1. Sigue siendo la película más dura que he visto en mi vida, de modo que comparto tu opinión.

      ¡Un saludo!

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  5. Dura y extraordinaria, en lo que cuenta, como lo hace. Una obra maestra de la historia del cine y un alegato de una potencia eterna contra la guerra, contra toda guerra...

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