sábado, 12 de septiembre de 2009

El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford, el western renace de sus cenizas



Director: Andrew Dominik (2007)
Guión: Andrew Dominik basado en la novela de Ron Hansen
Actores: Brad Pitt, Casey Affleck, Sam Rockwell, Sam Shepard, Mary-Louise Parker, Jeremy Renner, Ted Levine, Paul Schneider




Cuando parecía que el salvaje oeste había expirado de manera más o menos oficial tras aquella obra maestra con vocación de clásico llamada Sin Perdón, el australiano Andrew Dominik del que solo se conoce su ópera cruda y acertada prima Chopper protagonizada por un irreconocible Eric Bana, regala para nuestros sentidos un western épico de los que crean escuela. Pero no se refleja el director en John Ford, Sergio Leone o Sam Peckinpah, no, su mirada se dirige directamente al Stanley Kubrick de Barry Lyndon y su acabado meticulosamente artístico o al Terrence Malick de la excelente Malas Tierras.




El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford es arte en celuloide, con una inusual mirada por parte de su director que se sumerge en el expresionismo más elegante (y moderado) y se alimenta directamente del tenebrismo de Caravaggio aplicándolo al año 1882 en forma de fotogramas (los juegos de luces y sombras dejan sin palabras). La segunda película de Andrew Dominik no es un western crepuscular al uso ni tampoco es una muestra más o menos bastarda del cine italiano sobre cowboys. Es un fresco de lo que eran los Estados Unidos a finales del siglo XIX, un elaboradísimo y trágico aire shakesperiano impregna todos y cada uno de los 160 disfrutables minutos de esta pieza clave del género del cine del oeste.




El ralizador australiano regala un fresco en el que se pueden ver las raíces violentas de América, una época en la que el honor, la venganza y los lazos de sangre se confunden en una sola y extraña sensacíon llamada miedo. Tal unión puede verse en la sencilla, bestial y paradójicamente absurda escena del asesinato al que alude el título del film, en la que los tres personajes principales, la cámara del director, así como la iluminación y la planificación de tomas dan forma a una de las mejores escenas del género western.





No hay aquí mujeres descarriadas amantes de los pistoleros, ni siquiera hay duelos o tiroteos al menos en la veritente más clásica, aquí todo es más profundo, el director quiere mostrarnos personajes definidos, matizados y con dudas. En este apartado claro está entran los actores, Brad Pitt da un toque humanista a su Jesse James, el retrato del pistolero no es ni mitificador ni condenatorio y ahí está el acierto, poniendo los pies del personaje en el suelo es la única manera de que el espectador se crea lo que ve, no como hizo de manera plumbea Walter Hill en la por otro lado agradecida Wild Bill al retratar al Wild Bill Hickock, Destacar también a Sam Rockwell que aquí demuestra una vez más lo que la gente parece no querer ver, que es unos de los mejores actores de su generación.




Pero claro, si hay un personaje trabajado en el guión y en la labor bestial de su intérprete es el de Robert Ford que borda Casey Affleck (merecida nominación al Oscar la suya). Un débil y rastrero niñato, un jodido desgraciado que a parte de hacernos ver que esta película en verdad es un retrato de los perdedores, que ha sido construida al rededor de él, es por su ambición sus golpes rastreros y envidia, la representación perfecta de la verdadera América y su desinflado sueño, por eso es el mejor personaje de la película y por eso tiene al final del film la mejor (no)escena del 2007.




Una película segura de si misma (la dirección de Dominik es virtuosa con algunos planos inolvidables), alegórica, elegante, con un uso de la narración en off impresionante, las palabras finales alternadas con la última escena de Bob que cierra la película son pura tragedia griega, una fotografía de Roger Deakins con una desmesurada fuerza pictórica, una banda sonora llena de sentimiento cuya autoría recae en Nick Cave y Warren Ellis y un guión basado en la novela de Ron Hansen con una construcción narrativa de acero.





El western no está muerto ni mucho menos y El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford abre nuevas vías para explorar de una manera más madura tal subgénero, Por eso esta cinta es lo mejor que han hecho los hermanos Scott (productores de la cinta) en décadas, por eso Andrew Dominik me ha dado lo que Paul Thomas Anderson no pudo con There Will Be Blood, por eso esta cinta es junto a Promesas del Este y El Libro Negro mi película favorita del 2007. Un futuro clásico con todas las letras que el tiempo, si es justo, pondrá en su sitio.


2 comentarios:

  1. La acabo de ver por canal sur de cabo a rabo y es excelentísima, aun no he visto chopper pero la tengo bajada y lista para ver...

    ¿No te gusto There Will Be Blood? para mí si que entró en esa categoría de mejores películas de su año y el libro negro... no hago mas que oir maravillas de ellas y no la he visto quizá por que Verhoeven siempre me ha parecido uno de esos directores con los que no conecto salvo en alguna película (robocop, una de mis películas favoritas), no sé, la veré.

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  2. There Will be Blood sí me gustó, pero era una película que empezó para obra maestra y fue perdiendo fuelle conforme se desarrollaba la trama.

    No te pierdas Chopper no tiene nada que ver con el tipo de cine que hace Dominik en esta película, pero igualmente es muy recomendable y EL Libro Negro también merece muchísimo la pena.

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