lunes, 28 de julio de 2014

El Amanecer del Planeta de los Simios



Título Original Dawn of the Planet of the Apes (2014)
Director Matt Reeves
Guión Rick Jaffa, Amanda Silver, Mark Bomback
Actores Andy Serkis, Jason Clarke, Gary Oldman, Keri Russell, Toby Kebbell, Kodi Smit-McPhee, Enrique Murciano, Kirk Acevedo, Judy Greer





Casi nadie daba un céntimo por ella. Se gestó sin hacer mucho ruido, se promocionó de manera más bien modesta y se estrenó sin demasiada repercusión, pero fue un éxito. El Origen del Planeta de los Simios, Rise of the Planet of the Apes en su título original, revitalizó a base de profesionalidad, talento y un apartado técnico tan brillante que repercutía en el artístico la saga iniciada en 1968 con aquella obra maestra titulada El Planeta de los Simios con Charlton Heston de protagonista. La película de Rupert Wyatt no lo tenía fácil, ya que el fallido remake que Tim Burton realizó en 2001 de la cinta original de Franklin J. Schaffner, que adaptaba la novela de Pierre Boulle, dejó muy mal sabor de boca, de modo que el mérito fue doble. El film se convirtió en el sleeper del 2011 y su protagonista, el simio César, al que daba voz y cuerpo Andy Serkis, en uno de los roles más carismáticos y memorables de aquella temporada cinematográfica.




La taquilla a nivel global respondió de manera más que notable y la crítica en líneas generales elogió la labor realizada por los autores de la película, de modo que la gestación de la próxima secuela de la misma era inminente, por ello la maquinaría hollywoodiense se puso manos a la obra con dicha empresa. Los problemas surgieron cuando la productora detrás de la creación del largometraje, la 20th Century Fox, puso varios inconvenientes al argumento que el director británico estaba ideando para esa segunda parte que daría continuidad a las aventuras de César y sus simiescos aliados que él mismo había rodado con un más que considerable éxito internacional. Las desavenencias dieron pie a que el cineasta del largometraje El Escapista, protagonizado por Brian Coxse desvinculara totalmente del proyecto dejando su puesto bacante para que otro lo ocupara.




La productora tomó la sabia decisión de poner en su lugar al no muy conocido Matt Reeves, realizador muy vinculado a las filas del polifacético J.J Abrams, autor de la meritoria Cloverfield o el, inesperadamente, soberbio remake de Déjame Entrar, el film de Thomas Alfredson que adaptaba la novela homónima de John Ajvide Lindqvist. Nunca sabremos cómo hubiera sido la visión de Rupert Wyatt para esta secuela, pero lo que sí podemos afirmar a ciencia cierta es que lo que el co creador de la serie Felicity ha conseguido con El Amanecer del Planeta de los Simios supera ampliamente a su predecesora y ofrece uno de los productos cinematográficos más estimulantes y completos de lo que llevamos de 2014. Un ejemplo cristalino de cómo moldear un blockbuster de calidad que, contando una historia de tintes clásicos, consigue ir más allá del puro entretenimiento.




La trama tiene lugar diez años después de lo sucedido en El Origen del Planeta de los Simios. El virus ALZ-113 ha erradicado a casi toda la especie humana y el simio César (Andy Serkis) se ha hecho fuerte como líder de una comunidad de sus congéneres que se ha desarrollado como sociedad y asentado en el bosque Muir. Pero todo cambia cuando dos simios que salen de cacería descubren a un pequeño reducto de seres humanos comandados por Malcolm (Jason Clarke) que al igual que César lucha por que la convivencia entre las dos especies sea pacífica. El problema toma forma cuando Koba (Toby Kebbell) del lado de los primates o Dreyfus (Gary Oldman) y Carver (Kirk Acevedo) del de los homo sapiens deciden que no piensan como sus líderes y que sólo por medio de la guerra y la supremacía sobre el enemigo se puede conseguir la victoria que les permita vivir libres.




Dawn of the Planet of the Apes abandona el tono de cinta sobre laboratorios y científicos que juegan a ser dioses y de mensaje ecologista de la anterior entrega para adentrarse del todo a la distopía futurista de tono misántropo deudora de literatos como George Orwell, William Golding o Stephen King y mucho más cercana en tono y trasfondo al largometraje primigenio de 1968. La cinta de Matt Reeves toma el concepto de ser algo más que cine puramente lúdico para ir más allá y con ello ofrecer no sólo un producto de un acabado técnico apabullante con el que se plantean unos dilemas morales localizados en un contexto politico y social tan actual como atemporal, también consigue algo de un mérito remarcable, como es narrar una historia intimista dentro del celuloide comercial en el seno de Hollywood.y transformando el subtexto sobre la crueldad intrínsenca en nuestra raza hacia el reino animal en una visión que crea paralelismos entre hombres y simios y sobre cómo la corrupción a la que aboca la acumulación de poder y el odio no entiende de especies.




Como si de una revisión de Historia de Dos Ciudades (obra literaria del escritor británico Charles Dickens que también tomarían como base David S. Goyer y los hermanos Christopher y Jonathan Nolan) para desarrollar la historia central de El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace) se tratase El Amanecer del Planeta de los Simios plantea al espectador dilemas morales de corte universal sobre convivencia, civismo, política y (anti)belicismo. Matt Reeves y su equipo de guionistas (entre los que se encuentran Rick Jaffa y Amanda Silver, los dos implicados en la anterior entrega) toman la feliz idea de que los personajes de César y Malcolm sean el esqueleto central de toda la trama y  los paralelismos que los emparentan (ambos desean una convivencia pacífica con el otro bando por el bien de sus familias y el futuro próspero de las mismas) el concepto sobre el que bascula toda la trama que sirve de núcleo argumental del relato.




Porque contra todo pronóstico Dawn of the Planet of the Apes es una película de personajes, unos mejor perfilados que otros, pero todos con cierta entidad que el guión se ocupa de desarrollar debidamente. Inevitablemente los roles más definidos y de una tridimensionalidad más contrastada son los simios. Mientras César sigue transmitiendo un carisma ilimitado mostrándose en pantalla como un líder íntegro y con unas convicciones inquebrantables, así como un honor del todo juicioso, aún sigue mostrando sus dudas tanto morales como de corte existencial. Su hijo, Ojos Azules, también trata de buscar un camino recto entre las dos tierras que dividen las enseñanzas de su progenitor y la rebeldía propia de su edad, además suyas son algunas de las secuencias dramáticas más emotivas (cuando rompe a llorar delante de César en la antigua casa de este último) . Por otro lado Maurice sigue siendo la entrañable voz de la cordura dentro de la historia y también tiene un pasaje memorable cuando comparte la lectura de un libro con el personaje de Kodi Smit-McPhee




Pero si en una largometraje como El Origen del Planeta de los Simios era César el indiscutible rey de la velada, en esta secuela la revelación es ese Koba que en aquella primera entrega tuvo un breve pero simbólico rol (que ya apuntaba manera sin lugar a dudas) y que está interpretado por un soberbio Toby Kebbell que no le va nada a la zaga al brillante Andy Serkis que recrea a César. Koba no es un villano típico, es uno con un pasado y motivaciones para tener un carácter de odio hacia los homo sapiens. Como recordamos del primer film Koba fue uno de los simios que más sufrió en su cuerpo los experimentos que los humanos realizaron con los de su especie (destacable el momento en el que señala todas sus heridas a César en otro de los momentos más notables de la secuela que nos ocupa) y de ahí nace su rechazo hacia ellos y todas sus acciones que prejuzga unas veces con motivos y otras sin él.




Su rol también se mueve entre la motivación de obedecer a César (los momentos en los que le pide "perdón" nos hacen compadecernos del personaje y la pelea entre ambos sirve de catalizador para que decida, definitivamente, seguir su propia senda) al que le debe la vida por haber sido su salvador en el pasado o seguir sus propios dictados reaccionarios. Curiosamente esa actitud belicosa que le permite autojustificar cualquier acto, por violento que sea, por el hecho de haber vivido un terrible episodio traumático (de ninguna manera justificable) en el pasado tiene varios paralelismos con el conflicto de Oriente Medio entre israelíes y palestinos tan candente actualmente por la lamentable situación en Gaza y el silencio internacional de las Naciones Unidas a la hora de intermediar en el mismo, con los Estados Unidos de Barack Obama a la cabeza.




Evidentemente a los personajes de los seres humanos no se les han dedicado tantas horas de escritura como a los simios y eso se deja ver en pantalla, pero no por ello los mismos dejan de ser creíbles o cercanos, aunque sí menos dados al claroscuro emocional o moral. De la misma manera que Malcolm es un hombre bueno por naturaleza (recordemos que anteriormente hemos mencionado que es el equivalente de César en el bando enemigo, con las mismas motivaciones que aquel para evitar un conflicto armado entre las dos facciones) o Carver lo opuesto, todos y cada uno de ellos tienen sus motivaciones para actuar como lo hacen. El culmen de esta acertada visión sería el personaje de Dreyfus interpretado por un magnífico Gary Oldman (aunque con poco metraje para lucirse) que con sólo una escena con una fotografía nos deja claro que no actúa de la manera que lo hace gratuitamente, aunque sus actos sean del todo reprovables, llevando a cabo técnicas propias del radicalismo islamista. Una vez más el subtexto político se deja notar de manera bastante clara en el entramado del largometraje.




Matt Reeves es el nuevo Richard Donner. La cinta que nos ocupa lo confirma definitivamente y no deja lugar a dudas. El hombre que consiguió crear una frenética monster movie por medio del formato found footage en Cloverfield y que su remake de Déjame Entrar pareciera rodado por los Joel e Ethan Coen de la inolvidable Fargo es, al igual que el director de Superman, La Profecia o Lady Halcón, un artesano al que ninguna historia o género se le resiste. Un profesional que no sólo sabe sacar lo mejor de sus actores aunque estén pixelados o rodados por medio de motion capture, también es un experto en el arte de colocar o mover la cámara, aprovechar unos soberbios efectos CGI para que sean un complemento indispensable para un relato que por otro lado nunca consiguen devorar o solapar en manera alguna y capaz de regalar a la platea algunas de las secuencias más potentes de la temporada como el travelling circular (el mismo que menciona mi compañero Ivan Rivas en su magnífica reseña para Zona Negativa) en la torreta de un tanque que muestra la dantesca visión de un campo de batalla de desoladores ribetes apocalípticos.




No sé qué deparará el futuro a esta saga, pero si Aliens, El Imperio Contraataca, Terminator 2: El Juicio Final, El Caballero Oscuro o El Padrino II son secuelas que superan a sus correspondientes predecesoras (aunque con varias de ellas podría debatirse largo y tendido sobre si realmente lo consiguen) El Amanecer del Planeta de los Simios nos e queda atrás en dicha empresa. Matt Reeves ha ejecutado un largometraje ejemplar, que sin inventar nada y narrando un relato de un clasicismo más que contrastado ha conseguido encumbrar una saga que nació como un producto innecesario y que, contra todo pronóstico, se está convirtiendo en una de las franquicias más estimulantes del los últimos años. Porque mezclar entretenimiento, acción, dramatismo bien equilibrado, mensaje (su visión crítica sobre las armas de fuego curiosamente no haría ni puta gracia al fallecido Charlton Heston) y un distopismo cuya base va más allá del celuloide para hundir sus raíces en la literatura de ciencia ficción (el verdadero origen del film original de finales de los 60) es algo que no se ve todas las semanas en nuestras carteleras y que debe ser valorado en su justa medida.



4 comentarios:

  1. Total, que es una buena peli. Técnicamente cuasi perfecta, argumento previsible pero efectista... Esta y la primera de Heston las dos que merecen la pena. Y ahora con las teorías Sumitas da mucho que pensar. Me gustaría volver a verla. Lo haré.

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    1. Esta es muy buena, superior a la anterior (que ya es decir) pero la de 1968 juega en otra liga, esa es un clásico de la ciencia ficción con todas las letras, que para colmo no pierde nada de entidad con el paso de los años.

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  2. "Por otro lado Maurice sigue siendo la entrañable voz de la cordura dentro de la historia y también tiene un pasaje memorable cuando comparte la lectura de un libro con el personaje de Kodi Smit-McPhee"

    coño, armin!! que un aficionado al comic como tu no debería tener estos despistes:
    http://filmschoolrejects.com/features/dawn-of-the-planet-of-the-apes-black-hole.php

    en cuanto a la peli, aún gustándome, creo no me ha parecido tan buena como a vos.
    personalmente, me quedo con la anterior (ésta peca de excesivamente previsible); eso sí, como bien dices, oldman, como siempre, está que se sale (merecía un poco más de metraje), y la representación de los monetes (koba y cesar especialmente) roza la perfección.

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    1. "coño, armin!! que un aficionado al comic como tu no debería tener estos despistes:
      http://filmschoolrejects.com/features/dawn-of-the-planet-of-the-apes-black-hole.php"

      ¡Ya decía yo que me sonaba mucho la portada, pero creía que era un libro!

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