martes, 27 de noviembre de 2018

Infiltrado en el KKKlan, some of those that work forces, are the same that burn crosses



Título Original BlacKkKlansman (2018)
Director Spike Lee
Guión Kevin Willmott, David Rabinowitz, Charlie Wachtel, Spike Lee, basado en el libro de Ron Stallworth
Reparto John David Washington, Adam Driver, Topher Grace, Laura Harrier, Ryan Eggold, Corey Hawkins, Robert John Burke, Paul Walter Hauser, Craig muMs Grant, Michael J. Burg, Chris Banks,  Tom Stratford, Jasper Pääkkönen, Ashlie Atkinson, Ken Garito, Alec Baldwin






Si hacemos la excepción con su vapuleado remake de la coreana Old Boy Spike Lee llevaba, si no me fallan los cálculos, sin estrenar una de sus películas en multisalas de nuestro país desde la excelente Plan Oculto (The Inside Man) de 2006. Triste dato este si tenemos en cuenta que el director nacido en New York llegó a convertirse a partir de finales de los 80 en una de las voces más combativas y comprometidas del cine de autor estadounidense gracias a piezas como Haz lo Que Debas (Do the Right Thing), Fiebre Salvaje (Jungle Fever), Clockers, Malcolm X, Una Mala Jugada (He Got Game) o SOS: El Verano de Sam entre otras. Paradójicamente parecía que durante la pasada década iba a mantener su estatus gracias a aquella obra maestra titulada La Última Noche (The 25th Hour) y al notable éxito de taquilla de la ya citada producción protagonizada por Denzel Washington, Clive Owen, Jodie Foster, Christopher Plummer o Willem Dafoe. Pero por desgracia no se dio el caso, sucedió todo lo contrario.




Presentada en el pasado Festival de Cannes donde recibió numerosas alabanzas por parte del público o la prensa especializada y se alzó con el Gran Premio del Jurado esta adaptación de la novela Black Klansman, escrita por el ex policía Rob Stallworth, nos devuelve a un Spike Lee en plena forma con un producto que mezcla de manera certera comercialidad y el compromiso social o político indivisible a su discurso, esta vez con el respaldo de la factoría Blumhouse y producción de Jordan Peele (Déjame Salir). El resultado queda lejos de sus mejores trabajos, pero sí destaca notablemente sobre muchos de sus últimos proyectos, en su mayoría demasiado localistas y hermetizados dentro de una especie de intertextualidad con la que el cineasta parecía estar dando vueltas sobre su propia filmografía pretérita, alejándose gradualmente de un público más amplio y sólo satisfaciendo a sus exégetas más incondicionales o a su propio ego con resultados del todo irregulares.




A principios de la década de los 70, época convulsa de la historia reciente de Estados Unidos, Rob Stallworth se convirtió en el primer policía negro de Colorado Springs. Mientras recibía el desprecio de la mayoría de sus compañeros y la altivez de sus superiores decidió hacerse un nombre en el cuerpo infiltrándose en  un grupo local del Ku Klux Klan. Por medio de conversaciones telefónicas haciéndose pasar por un redneck xenófobo y con la ayuda de su compañero Flip Zimmerman (Adam Driver) que se convirtió en la cara visible de la inflitración se introdujo en las entrañas de dicha organización con la misión de dar con David Duke (Topher Grace) "grand wizard" del KKK. En el proceso Ron se enamoró de Patrice (Laura Harrier), la miembro de un grupo en favor de los derechos civiles de los negros, y Flip puso en peligro su vida una vez se vio tan sumergido en el núcleo del Klan como para no poder escapar del mismo sin la ayuda de su compañero.




Como previamente hemos mencionado BlacKkKansman amalgama al Spike Lee reividindicativo y luchador por los derechos de la gente de su raza con el más popular adscrito al cine de género que hemos visto puntualmente en su carrera con buenos resultados. En su último largometraje el neoyorquino ejecuta un thriller de acción, con pasajes dramáticos y leves apuntes de un humor muy sutil, mucho más de lo que se ha comentado en las redes, con determinados periodistas y sitios web vendiendo el largometraje como una comedia, algo no compartido por un servidor aunque encontremos algunos momentos hilarantes en el metraje, sobre todo los relacionados con los miembros de Ku Klux Klan. Esta armónica convivencia entre las dos vertientes autorales de Lee se evidencia en pasajes como el del discurso de Kwame Ture, toda una declaración de principios por parte de los negros en boca de uno de sus mayores representantes, alternándose con otros en los que la acción o el suspense se apoderan del encuadre.




De esta manera la obra es construida sobre las constantes narrativas y conceptuales del género policíaco, sin eludir por ello el poso dramático detrás de toda la lucha social adscrita al discurso intrínseco en el ADN ideológico de su principal responsable y un estudio de personajes notablemente elocuente potenciado por un trabajo actoral de primer orden extendiéndose desde los protagonistas hasta prácticamente todos los secundarios. Al conjunto Lee aplica una estética y resoluciones visuales muy de los 70, hundiendo sus raíces en el celuloide blaxploitation y ejecutando un retrato certero, aterrador y patético del KKK, mostrándolo en pantalla no como la banda de palurdos incultos que creemos son, sino como un grupo radical muy bien organizado, formado por personas aparentemente integradas en nuestra sociedad cuyo discurso puede calar hondo en depende qué sectores de la población, acercándose de esta manera mucho más a la cruda realidad.




El personaje de Ron Stallworth es el más adherido al discurso político de la obra gracias a su relación con Patrice. Ella, una luchadora por los derechos civiles de los afroamericanos con un enorme rechazo por las fuerzas de la ley a las que considera fascitas y xenófobas, se enamora de un policía infiltrado con la intención de hacerla cambiar de parecer sin que descubra su verdadera identidad En cambio el rol de Flip Zimmerman es el encargado de llevar sobre sus hombros todo el perfil de género en BlacKkKlansman. El "infiltrado material" en el KKK es un policía judío viéndose en la necesidad de mantener la compostura y una sangre fría bordeante en lo sobrehumano para no delatar su tapadera. Lee recurre a la continua sensación de peligro adherida a la posibilidad de que Flip sea descubierto por sus nuevos compañeros en el Klan, pero a diferencia de otros films basados en hechos reales, como Argo, no enfatiza artificialmente el suspense por medio de añadidos dramáticos en el guión, aunque con ello sacrifique un mayor grado de intensidad en algún momento de tensión.




Más allá del guión y la puesta en escena de Spike Lee es el reparto el encargado de que las situaciones planteadas en BlacKkKansman se antojen inapelablemente realistas. En cuanto a los protagonistas, John David Washington, ex jugador de fútbol americano e hijo de Denzel Washington, realiza una excelente labor insuflando carisma y determinación a la contrapartida cinematográfica de Ron Stallworth. Pero es Adam Driver, revelándose con cada nuevo papel como uno de los mejores actores de su generación, el robaescenas oficial cargando sobre sus hombros los momentos más remercables del largometraje cuando comparte plano con los intérpretes que dan vida a los miembros del KKK de Colorado Springs. Estos últimos realizando una magnífico trabajo, pero destacando el trío formado por Ryan Eggold, Jasper Pääkkönen y Paul Walter Hauser o un Topher Grace haciendo lo que mejor sabe, poner voz y físico al patetismo. Nota aparte para una memorable Laura Harrier en un papel bastante alejado de los que nos tiene acostumbrados y mucho más potente, llegando a eclipsar al protagonista principal del film.




BlacKkKkansman insufla nueva vida a la aletargada carrera de un Spike Lee que ya dio sus primeras muestras de resurgimiento colaborando con Netflix para llevar su película Nola Darling (She's Gotta Have It), con éxito, al formato serie. Tras una década moviéndose en círculos perjudicialmente endogámicos, aunque desmotrando así que no es el dinero el principal de sus intereses, vuelve a lo grande con una de las mejores películas del 2018. Excelente dirección, impecable guión escrito por Kevin Willmott, David Rabinowitz, Charlie Wachtel y el mismo cineasta, reparto entregado a la causa de su jefe de ceremonias y un mensaje necesario en estos tiempos que corren son las virtudes capaces de convertir el último trabajo del director de Mo' Better Blues o Bamboozled en una cita indispensable para los amantes del buen cine y la conciencia social en una época de intolerancia y fascismo como la actual y, por desgracia, la que está por venir.



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