Título Original Thank You for Smoking (2005)
Director Jason Reitman
Guión Jason Reitman basado en la novela de Christopher Buckley
Actores Aaron Eckhart, Maria Bello, Cameron Bright, Adam Brody, Sam Elliot, Katie Holmes, David Koechner, William H. Macy, J.K. Simmons, Robert Duvall, Kim Dickens, Rob Lowe, Todd Louiso, Melora Hardin
Adaptación a imágenes de la novela homónima de Christopher Buckley que supuso también la ópera prima como director Jason Reitman, hijo del realizador canadiense Ivan Reitman (Cazafantasmas). Hoy día el vastago del creador de Poli de Guardería (Kindergarten Cop) es un cineasta bastante reconocido gracias al éxito de esos films tan correctos como sobrevalorados que responden al nombre de Juno y Up in the Air. Para un servidor la cinta que nos ocupa (y sin haber visto su último trabajo Young Adult) me parece la pieza más redonda de su breve pero reconocida filmografía.
Nick Naylor es el jefe de prensa de una importante tabacalera estadounidense. Su talento se basa en hablar a las masas y moverlas por medio de su carisma, lavia y falta de escrúpulos convenciéndolos no de que fumen, sino de que sean libres para hacerlo si quieren. En su cruzada se deberá enfrentar a a grupos en defensa de la salud y a un senador que reliza una encarnizada lucha contra el tabaco sólo por intereses electorales. La aparición de Joey, el hijo de Nick, dará una interesante vuelta de tuerca a su vida personal y profesional.
Sátira llena de bilis y mala baba sobre el mundo del negocio del tabaco en la que Reitman no deja títere con cabeza en ninguno de los bandos, haciendo mofa con todo y con todos aderezando el conjunto con una considerable incorrección política que recorre todo el metraje. El director deja claro el tono de la película con ese inicio en el programa de testimonios al que asiste Nick y en el que participa ese alegre niño con cáncer que al final acaba trabando amistad con el protagonista.
El verdadero poso de la cinta reposa en su ambigüedad moral y en como la misma está representada por el Nick Naylor que ejecuta con precisión milimétrica, carisma a paladas y mucho oficio un Aaron Eckhart sencillamente brillante. El protagonista es consciente de todo el mal que inflinge a la sociedad, que el dinero que gana es a costa de la salud de millones de personas y que lo que hace es detestable, pero por medio de la demagogia, la verborrea interminable y sus dotes virtuosas e innatas para el buen uso del marketing que le salen con una naturalidad pasmosa el hombre vive en el lujo y a cuerpo de rey.
Reitman muestra que a los responsables de las empresas tabacaleras no le pesan los millones de muertos que produce su material, pero también nos indica que los políticos que quieren luchar contra esta droga tienen unos intereses que van mucho más allá de mirar por la salud de los ciudadanos. En esta lucha el bienestar del consumidor es lo último, sólo la avaricia y la obtención desmesurada de poder son los fines que mueven las piezas de un enorme tablero en el que se manejan millones de dolares al año.
Por suerte el guionista y director se aleja de los tópicos films sobre hombres ambiciosos que toman conciencia de la realidad y se entregan a los brazos de la fraternal humildad para ganarse el bondadoso corazón de su hijo. No, Nick Naylor empieza siendo un hijo de puta y lo sigue siendo al final del metraje y su descendiente lo admira por ello incluso poniéndolo en un pedestal. Con esto el director de Juno hace una lectura bastante dura e inmisericorde del americano medio retratándolo como un hombre sin remordimientos que gusta de revolcarse en un capítalismo desmesurado y que por desgracia su descendencia seguirá esta misma senda porque es lo que ha mamado desde bien niño y lo ve como algo completamente normal.
La estructura del film es como una visión irónica y satírica de esa gran obra de Michael Mann llamada El Dilema (The Insider) protagonizada en el año 1999 por unos enormes Al Pacino y Russell Crowe (magnífica pieza que trataba el mismo tema pero desde el punto de vista del drama), pero en su interior contiene todos los personajes típicos de los films sobre sátira política o periodísitca como el mandamás buenazo pero sin corazón (Robert Duvall), la periodista devorahombres y apovechada (Katie Holmes) el jefe falsamente amigable (J.K. Simmons) o el político hipócrita que sólo busca el mayor número de votos por medio de la falsa doble moral (William H. Macy). En papeles menos atípicos pero aún más destacables Sam Elliot como el primer hombre Marlboro y Rob Lowe como un empresario totalmente desquiciado.
Por desgracia en Jason Reitman fue desapareciendo ese veneno que aquí destila por todos y cada uno de los fotogramas a los que da forma. Lo que perdió en acidez lo ganó en sobredimensionado prestigio con sus demasiado encumbradas obras que sin ser en absoluto desdeñables no me parecen las comedias ejemplares que muchos proclaman. Yo me quedo con esta Gracias por Fumar, un derechazo directo a la mandíbula de los bienpensantes, de los hipócritas, los políticos, los empresarios, los desalmados, los fumadores y los que como yo, odiamos el tabaco con toda nuestra alma.