viernes, 14 de diciembre de 2012

Invasor



Título Original Invasor (2012)
Director Daniel Calparsoro
Guión Javier Gullón y Jorge Arenillas basado en la novela de Fernando Marías
Actores Alberto Ammann, Inma Cuesta, Antonio de la Torre, Karra Elejalde, Luis Zahera, Bernabé Fernández





Tras un exitoso paso por la televisión, medio en el que vivió una nueva vida fílmica tras rodar tres exitosas tv movies basadas en hechos reales (El Castigo, La Ira e Inocentes, sólo he visto las dos primeras que eran buena la primera y aceptable la segunda) Daniel Calparsoro, uno de los autores estandarte de lo que a principios de los 90 se llamó el "nuevo cine vasco" junto a otros directores como Juanma Bajo Ulloa, Enrique Urbizu o Julio Medem, ha visto su nombre revalorizado como cineasta, lo suficiente como para que una productora se moleste en hacerle de nuevo responsable de un largometraje importante dentro de nuestro cine.




La película no ha recibido buenas críticas y a pesar de haber sido seleccionada para representar a España en la próxima gala de los Oscars no ha recibido muchos elogios por parte de la prensa especializada. Invasor es una magnífico thriller que aúna con pericia distintos géneros (retratando unos con más acierto que otros) que contiene un interesante mensaje de denuncia y que funciona a todos los niveles como producto cinematográfico comercial y de calidad. Era justo lo que un servdiro esperaba por mucho que no se haya hablado demasiado bien de ella.




Pablo (Alberto Ammann) y Diego (Antonio de la Torre) son dos médicos del ejército español destinado en Iraq en misión humanitaria durante la invasión norteamericana del país. Un día en una incursión en la localidad de Diwaniya son asaltados por un grupo de insurgentes y Pablo pierde el conocimiento. Días después despierta en hospital de vuelta en España y al poco tiempo vuelve a su casa con su mujer (Inma Cuesta) y su hija. Allí intentará unir mentalmente las piezas de lo que sucedió durante el periodo de tiempo que su memoria ha olvidado y descubrirá un hecho trágico que le pondrá en peligro a él y a los suyos.




Con Invasor Daniel Calparsoro vuelve en cierta manera a los terrenos de la revalorizable Guerreros pero ofreciendo un producto que se adentra en el thriller de intriga militar al estilo En el Valle de Elah o Algunos Hombres Buenos, es más, la cinta que nos ocupa tiene un parecido más que considerable con Route Irish, esa interesante pieza de Ken Loach que comenté no hace mucho. El film es interesante en fondo y forma, tiene un reparto magnífico que a mí me tiene ganado desde el principio por contar en sus filas con algunos de mis actores españoles (o de habla hispana en el caso del argentino Alberto Ammann) favoritos como Inma Cuesta el ya mencionado protagonista de Celda 211 y sobre todo a Antonio de la Torre, Karra Elejalde y Luis Zahera así como un sólido guión basado en la novela de Fernando Marías que siempre suele ser el punto flaco de los trabajos del realizador vasco.





La cinta plantea una interesante reflexión sobre la guerra, los estragos físicos y psicológicos que deja en los que participan en ella, el honor y la integridad en contraposición a un estado que quiere hacer lo posible por callar bocas que puedan ensuciar su imagen y con ello por fin alguien decide realizar un ejercicio de autocrítica con nuestro gobierno. Porque es bastante común encontrar films que a la hora de abordar la guerra de Iraq consiguen dejar en evidencia los tejemanejes que la administración Bush del gobierno americano llevó a cabo por aquel entonces. Pero esta es la primera vez en la que se señala a nuestros propios políticos, aquellos que en 2003 apoyaron un guerra injusta y llevada a cabo por puro interés económico, dejando a un país, que ya de por sí vivía bajo una dictadura inhumana, en unas condiciones todavía peores.




En ese mensaje de denuncia que nos cuenta algo que ya sabíamos, que fuimos el perro faldero de Estados Unidos y Gran Bretaña porque el gobierno de la época no quiso escuchar a un pueblo que tomó las calles para decir que estaba en contra de aquella invasión impulsada por medio de información falsa y que costó la vida a incontables personas de uno y otro bando a los que se sumaron un enorme número de civiles que no tenían nada que ver con aquel conflicto bélico, reside lo mejor de Invasor, en su valentía a la hora de hablar a las claras de hechos vergonzosos pero con equidad e inteligencia (Calparsoro es licenciado en ciencias políticas y tanto aquí como en Guerreros lo dejó bien claro).




Pero también hay momentos de gran cine que poco o nada tiene que envidiar al norteamericano en las secuencias de acción, adscritas con todas las de la ley al género bélico. Porque Invasor nos confirma lo que ya vimos de manera cristalina en Guerreros, el acabado rotundamente soberbio en el plano técnico de la realización de Calparsoro encuentra su mejor baza en el celuloide de guerra. Las escenas de Iraq que podemos ver en la última película del director de Salto al Vació están realizadas de una manera intachable, mostrando una violencia física y psicológica cruenta e hiperrealista en pantalla, siempre con la complicidad de unos actores (desde los principales a unos secundarios dando vida a los iraquíes que se dejan la piel para ser creíbles) en estado de gracia.




Con respecto al reparto los intérpretes le dan casi todo el trabajo hecho al director y consiguen algo de mucho mérito, sacar adelante con muchísima profesionalidad el tono dramático del largometraje, que sin fallar en su cometido sí palidece un poco con respecto al tono bélico o el de denuncia. Alberto Ammann está magnífico como protagonista y sabe exponer en pantalla las emociones contenidas de Pablo, las secuelas mentales que aquellos hechos dejaron en él y su integridad como persona. Le da la réplica una muy creíble Inma Cuesta magnífica como su mujer y sobre todo un Antonio de la Torre tan brillante como siempre, mostrando el lado complaciente del binomio protagónico que finalmente tomará conciencia de la realidad y su entorno hostil.




Pero el mejor para un servidor es Karra Elejalde, el protagonista de Los Sin Nombre o La Madre Muerta consigue lo imposible, que un personaje deleznable, que representa el lado más pútrido de un gobierno capaz de lo más rastrero con tal de no ensuciar su ya de por sí maltrecho nombre, consiga caernos hasta bien por su carisma, naturalidad y sorna (los comentarios con su acompañante en ocasiones son descacharrantes). También hace un buen trabajo Bernabé Ferrnández como el soldado que necesita sentir la guerra y la violencia como algo propio, porque no vale para nada más que para eso, aunque su destino sea convertirse en un asesino a sangre fría. Por el lado malo el gran Luis Zahera reducido a un matón con tres palabras de guión sin espacio para lucirse y con pocos minutos de metraje, una pena, porque es un actor que por su físico y dotes interpretativas podría haber bordado un papel de peso en el filme.




A Calparsoro casi siempre le han fallado los guiones, por eso es bueno que alguien le acompañe en la escritura de los mismos. Esta vez el trabajo ha corrido a cargo de Javier Gullón y Jorge Arenillas que adaptan la novela (que un servidor desconoce) de Fernando Marías. El resultado es consistente y está planteado de manera inteligente, alternando los sucesos de la actualidad con los recuerdos que Pablo va uniendo a modo de puzzle cuando van volviendo a su memoria poco a poco. Aunque en ese sentido más lograda hubiera estado la construcción del libreto si esas imágenes mentales hubieran sido expuestas de manera no cronológica (al estilo de los films que Alejandor González Iñárritu compartía con el guionista Guillermo Arriaga), modo en el que muchas veces la mente humana percibe los recuerdos, así el montaje del film hubiera sido más interesante, pero también habría exigido más implicación a la platea y puede que algunos espectadores no estuvieran por la labor.




Invasor me ha parecido uno de los films patrios más interesantes del año, un producto de una solidez encomiable y unas reflexiones interesantes hasta cierto punto necesarias. En la recta final se entrega un poco a lo sentimental y el tremendismo (la resolución de lo del personaje de Antonio de la Torre es un poco demasiado y chirría en cierta manera) pero tras eso ha dejado momentos de celuloide a reivindicar, como esa transfusión sanguínea llena de lecturas en la que el moribundo oriente devuelve con su propia sangre la vida a occidente. Espero lo mejor para la última película de Daniel Calparsoro, pero mete tanto el dedo en la llaga (en la americana y la española) que no creo que llegue ni a la ceremonia de lo Oscars. Eso después de todo no es una mala señal en los tiempos que corren.


2 comentarios:

  1. le tenía ganas a esta peli, todo lo visto hasta ahora me daba muy buenas sensaciones y, por lo que dices, veo que no me equivocaba; a ver si le hago hueco; esta tarde veré el hobbit y, si dura en cartelera (aunque me temo lo peor), la semana que viene caerá la de calparsoro; por cierto, has visto ya la de ang lee? y, en caso afirmativo, qué tal? también la tengo en lista de espera.

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  2. También tengo la de Lee en la lista de espera, será la próxima que veré y aquí la comentaré. El Sábado vi El Hobbit y tengo la crítica casi acabada. La de Calparsoro merece la pena, yo la vi el Miércoles porque el mismo Viernes la quitaban y no quería perdérmela. Mereció la pena.

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