lunes, 3 de noviembre de 2014

Relatos Salvajes



Título Original Relatos Salvajes (2014)
Director Damián Szifrón
Guión Damián Szifrón
Actores Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas, Oscar Martínez, Rita Cortese, Julieta Zylberberg, Osmar Núñez, Nancy Dupláa, Germán de Silva, María Marull, Marcelo Pozzi, Diego Gentile, María Onetto




Damián Szifrón es un guionista de cine y televisión argentino muy conocido en su país. A él se deben exitosos productos catódicos como Los Simuladores o Hermanos & Detectives ambas series dentro de géneros como la comedia, el drama o el policíaco y cuya repercusión permitió a su creador vender los derechos de los mismos a distintos países, entre ellos España. Dentro del mundo del largometraje debutó en 2003 con El Fondo del Mar un thriller sobre los enfermizos celos dentro de una pareja protagonizado por Daniel Hendler, Gustavo Garzón y Dolores Fonzi entre otros y dos años después volvería con Tiempo de Valientes una comedia policíaca protagonizada por un psicólogo (Diego Peretti) y su paciente, un agente de la ley con depresión (Luis Luque), que parodiaba las buddy-movies estadounidenses y ofrecía un retrato crítico e irónico de la situación del país porteño por aquel entonces. Nueve años han tenido que pasar para que Damián Szifrón vuelva a ponerse detrás de las cámaras para rodar una película, esta Relatos Salvajes que nos ocupa y que es considerada ya la cinta más taquillera de la historia del cine argentino. Escrita y dirigida por el mismo Damián Szifrón y protagonizado por actores de primer nivel como Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia o Dario Grandinetti la candidata a representar a su país en la próxima gala de los Oscars de Hollywood ha puesto de acuerdo tanto a prensa especializada como a taquilla en prácticamente todos los lugares en los que ha sido estrenada, incluidos algunos de los festivales internacionales más importantes del panorama cinematográfico como Cannes o San Sebastián. Para el que suscribe Relatos Salvajes es una excelente comedia negra ejecutada con considerable pericia en todos sus apartados, pero sin llegar a parecerme como pieza cinematográfica esa obra maestra que la mayoria de los que han podido degustarla afirman que es.




Relatos Salvajes parece un guión de los hermanos Joel Coen e Ethan Coen (Fargo, El Gran Lebowski) rodado a cuatro manos por Paul Thomas Anderson (Magnolia, The Master) y Alejandro González Iñárritu (Amores Perros, 21 Gramos). Una comedia negrísima que narra seis historias cortas que comparten como tema central la venganza, ya sea contra amigos, parejas, familiares, desconocidos o la misma sociedad. Como comentamos una de las virtudes que más se ha destacado de la última película de Damián Szifrón es su humor oscuro, consiguiendo, por medio tanto de la escritura como de la realización o la labor artística de su reparto, que la platea sonría e incluso en ocasiones carcajee con temas que en la realidad no tienen nada de gracia, arrancando del espectador medio una jocosidad con cierto grado de cargo de conciencia debido a que este se ve disfrutando con actos que en nuestra vida diaria nos incitarían más bien poco a la sorna o el cachondeo. Todo esto apuntalado por el creador de Los Simuladores con una puesta en escena soberbia y un control del tempo narrativo fuera de toda duda, ya que no son pocas las películas corales en las que la calidad de las distintas historias que cuentan se ven descompensadas notablemente, algo que aquí no sucede, ya que todos y cada uno de los “relatos salvajes” que dan forma al grueso de la cinta destacan por su buen hacer y cohesión estilística o argumental.




Pero hay algo para un servidor que destaca por encima de esa (in)sana y maquiavélica visión del humor y es la temeraria incorrección política que se encuentra detrás de su mensaje contestatario y lacerante. En una época en la que el terrorismo extremista es una de las preocupaciones más grandes a nivel mundial Damián Szifrón se la juega utilizando, con métodos propios de la comedia, iconografía relacionada con este tipo de actos (el avión del relato que sirve de prólogo a la película y que tiene a Dario Grandinetti como rostro más reconocible) o mensajes en los que el guionista y director apela al uso de la violencia (bombas en el caso de la historia de Ricardo Darín, la mejor de toda la película) para oponernos como ciudadanos a un sistema rastrero en el que la burocracia pisotea el espíritu y la moral del hombre/mujer de a pie. El cineasta argentino pisa terrenos fanganosos, sobre todo, con el plan ideado por el misterioso Pasternak en el relato homónimo y la vendetta del arquitecto al que da vida el protagonista de El Secreto de Sus Ojos en Bombita, pero tampoco deja de cargar las tintas con una considerable mala baba y dualidad ideológica con historias como La Propuesta o Hasta que la Muerte Nos Separe, centrándose por el contrario más en la violencia física primaria en otros como Las Ratas o El Más Fuerte.




Porque un instinto, que al igual que la venganza, es tan intrínseco en la raza humana como el de la violencia es otro de los temas que vertebra Relatos Salvajes. Dichos actos violentos están abordados con una brutalidad impropia en el cine porteño y no es que Damián Szifrón riegue de sangre y visceralidad toda su película (aunque algo de ellas hay a lo largo del metraje) pero sabe envolver toda su narración en un aura de salvajismo latente que en cualquier momento parece que va a explotar sin que el espectador sepa cuando mostrará sus fauces. Esos pasajes en los que los instintos más bajos que llevamos dentro salen a la luz el cineasta los aborda desde todos los puntos de vista posibles, ya sea hablándonos del encontronazo entre dos conductores casuales o la aparición de un individuo del pasado que dio pie a la muerte de los padres de una pobre camarera, exponiéndola en pantalla con una impronta bestial que recuerda, una vez más, a los hermanos Coen más adscritos a lo grandguiñolesco y absurdo conceptualmente hablando, los de Ladykillers o Arizona Baby.




Pero no es oro todo lo que reluce en Relatos Salvajes y hay varios pecados que reprocharle. Por un lado el nivel altísimo con el que se abre el largometraje con el relato que sirve de prólogo no se mantiene a lo largo de toda la velada, perdiendo algo de fuerza física con cada nueva historia, porque aunque Damian Szifrón extrapola con pericia su visión tanto de la violencia como del sentimiento de venganza a la pantalla, cuando estas son expuestas más en un plano psicológico que físico la obra pierde punch en cuanto a agarrar por las solapas al espectador. Ya que es innegable que el malestar que transmiten pasajes como Las Ratas, Bombita o El Más Fuerte al apelar a poner en peligro la fisicidad de sus personajes consigue llegar con más fuerza a la platea que otros como La Proposición o Hasta que la Muerte Nos Separe que se centran principalmente (aunque no en su totalidad) en una violencia verbal o moral menos impactante que la que podemos infligir por medio de heridas corporales. Por otro lado podríamos decir que como conjunto de relatos ninguno de ellos nos cuenta nada nuevo con respecto a temas que para todos nosotros son tan conocidos como universales y el mismo guión como conjunto es consistente y sólido, pero ningún dechado de complejidad narrativa a lo Guillermo Arriaga (Los Tres Entierros de Melquiades Estrada, Lejos de la Tierra Quemada) otro escritor, guionista y cineasta experto en narrar microhistorias conviviendo mutuamente en un mismo producto de ficción ya sea cinematográfico o literario.




Esta coproducción entre Argentina y España, financiada en gran parte por la famosa productora El Deseo, propiedad de los hermanos Pedro Almodóvar y Agustín Almodóvar es un divertimento unas veces travieso y otras incendiario, que hace un retrato misántropo del ser humano y de la opresiva y corrupta sociedad en la que a este lo ha tocado vivir. Su elenco de enormes actores en el que la labor de los célebres Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia o Dario Grandinetti no destaca sobre el soberbio trabajo de otros intérpretes argentinos menos conocidos en España como Rita Cortese, Walter Donano, Érica Rivas u Óscar Martínez y la el oficio de su creador tanto en la escritura como en la realización la revelan como un producto tan meritorio como consistente que merece ser (re)visionado. Pero Relatos Salvajes finalmente no llega a la excelencia que le llevan tiempo atribulando debido a que las historias narradas en ella poco tienen de novedosas o rompedoras y no nos relatan nada que obras como, por poner un par de ejemplos, Un Día de Furia (Falling Dawn) de Joel Schumacher o la catódica Breaking Bad de Vince Gilligan no hubieran expuesto antes con tanta o más fiereza.



1 comentario:

  1. Crítica escrita originalmente para la web Zona Negativa.

    http://www.zonanegativa.com/zn-cine-critica-de-relatos-salvajes-de-damian-szifron/

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