jueves, 30 de enero de 2014

A Propósito de Llewyn Davis



Título Original Inside Llevyn Davis (2013)
Director Joel e Ethan Coen
Guión Joel e Ethan Coen
Actores Oscar Isaac, Carey Mulligan, John Goodman, Ethan Phillips, Garrett Hedlund, Justin Timberlake, Max Casella, F. Murray Abraham, Jeanine Serralles, Stark Sands, Jerry Grayson, Robin Bartlett, Adam Driver





Tras el interesante y recuperable remake que realizaron en 2010 de Valor de Ley (True Grit) de Henry Hathaway, basados ambos films en la novela homónima de Charles Portis, lo cineastas norteamericanos Joel e Ethan Coen vuelven a las pantallas con un homenaje a la música folk de los años 60 (con la que ambos hermanos se criaron) o más bien a aquellos cantautores dentro del género que no consiguieron el reconocimiento que merecían a pesar de tener talento y pasión por su trabajo. Lo resultante es A Propósito de Llewyn Davis una memorable cinta 100% Coen que se mueve entre varios géneros y que se encuentra entre las mejores piezas de la última etapa de los creadores de Un Tipo Serio o No es País Para Viejos.




Inside Llewyn Davis está parcialmente inspirada en The Mayor of MacDougal Street las memorias del cantante folk Dave Van Rock y narra la historia del Llewyn Davis del título, un cantautor que durante 1961 vaga por Greenwich Village (New York) buscando locales en los que tocar en directo y casas de amigos y allegados en las que pasar la noche mientras espera infructuosamente que llegue ese éxito que se le resiste. Su antiguo compañero en las voces se ha suicidado, está esperando el hijo no deseado de la novia de uno de sus amigos y tiene que cuidar el gato de un matrimonio conocido hasta que pueda devolvérselo a la pareja. Sin dinero o reconocimiento intentará hacer lo posible para vivir de su música ya que su otra opción es volver a ser marino mercante algo que no le hace ninguna gracia.




Amalgama de la impotencia que en ocasiones se adscribe al talento incomprendido y desperdiciado expuesta en Barton Fink (sin el hermetismo kafkiano de aquella, aunque curiosamente aquí tenemos también unos estrechos pasillos que casi hacen que las puertas de los apartamentos choquen entre ellas y que nos remiten a la impronta literaria del autor de El Proceso), con O Brother!, sobre todo por sus referencias musicales y literarias de origen griego (a Homero concretamente), sumándole apuntes del peculiar humor de Un Tipo Serio y el laconismo desesperanzador de El Hombre que Nunca Estuvo Allí. Inside Llewyn Davis es una triste canción de folk en imágenes llena de melancolía existencial y desencanto protagonizada por un pobre y peculiar hombre con talento pero sin suerte.




Llewyn Davis es una criatura puramente coeniana. Un tipo taciturno, que no exterioriza sus sentimientos (cuando lo hace es en forma de canción y sin lugar a dudas esos son los mejores momentos del largometraje) y cuyo pasotismo vital en ocasiones llega a ser irritante. Un individuo arisco y en ocasiones antipático que contra todo pronóstico al que suscribe cayó en gracia ya que llegué a empatizar con su desgraciada existencia y a compadecerme de los continuos reveses que le asesta el destino. Cada vez que un glorioso Oscar Isaac hace que su personaje se abra en canal por medio de los temas musicales que interpreta desde el dolor o la impotencia la realidad vuelve a golpearle al finalizar los mismos por medio de la indiferencia, la intromisión de algún conocido (el momento con el matrimonio Gorfein es descacharrante) o la reacción inesperada de alguno de sus oyentes (con la respuesta "física" del padre ante su interpretación de Shoals of Herring no sabemos si reír o llorar) poniéndole estos una vez más los pies en la tierra.




Cada tema interpretado por el protagonista expone al espectador su estado de animo o sus sentimientos. La apertura con Hang Me Oh Hang Me manifiesta la intención de Llewyn por no dejarse vencer, su intervención en Please Mr Kennedy (Justin Timberlake demostrando una vez más que tiene madera de buen actor aunque no tenga en esta ocasión muchos minutos en pantalla) manifiesta cómo debe prostituirse haciendo música de otros para ganarse un sustento y esa maravillosa The Death of Queen Jane no sólo habla claramante de su relación con Jean (una Carey Mulligan que a pesar de ser una arisca malhablada, o puede que por ello, consigue enamorarme una vez más con su mirada y ese pelo moreno que le queda genial) y el hijo que espera de ella, ya que también se revela como el punto álgido del film cuando Davis la interpreta delante de Bud Grossman (un muy recuperado F.Murray Abraham) transmitiendo tanto dolor como impotencia con esas últimas estrofas cantadas a capella a modo de súplica desesperada.




Pero la música folk no sólo tiene su lugar en la banda sonora del film, la elegante y apagada dirección de fotografía de Bruno Delbonnel (que consigue la proeza de que no echemos de menos el sello de Roger Deakins, habitual de los Coen) el mismo poster del largometraje que nos recuerda a la portada de The Freewheeling de Bob Dylan o la carátula del, nada exitoso, disco en solitario de Llewyn (el que da título al largometraje en inglés) que es una referencia estética y conceptual clara al de aquel Inside Dave Van Ronk en el que se inspira indirectamente el grueso de la historia del film nos remiten a aquel movimiento musical que tuvo su época de gloria en los 60 y cuya visión por parte de los Coen está expuesta desde la admiración y el cariño, pero también la decepción, la tristeza y el desencanto.




A lo largo del metraje tenemos situaciones y personajes que son inconfundibles hijos de sus creadores. Al Cody podía haber compartido micrófono fácilmente con George Clooney, Tim Blake Nelson y John Turturro en Oh Brother!, Johnny Five parece una versión rejuvenecida del Gaear Grimsrud al que daba vida Peter Stormare en Fargo, la oficina de Mel recuerda vivamente al despacho del rabino de Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) en A Serious Man y luego está John Goodman, que ya de por sí es como un sello inconfundible de la Factoría Coen. Pero hasta situaciones como el viaje en coche a Chicago, la discusión con Lillian Gorfein cuando se "entromete" en la canción de Llewyn, las peleas en las que se ve implicado el protagonista o los dos intentos por embarcarse en la marina mercante recibiendo una hosca respuesta son momentos tan de sus creadores que no desentonan en absoluto con el resto de su filmografía.




A Propósito de Llewyn Davis es el viaje interminable (esa narración circular hacia la recta final perfecta para acentuar el matiz de bucle infinito en el que está sumergido el protagonista) de un hombre desencantado con un mundo que no valora su talento (la aparición de Bob Dylan actuando en el cierre del film es el coupe de grâce definitivo) que se muestra arisco con sus semejantes porque aunque no exterioriza sus sentimientos (si no es encima de un escenario y con su guitarra en las manos) sí los canaliza por medio de una, en ocasiones, antipatía psicológica que da pie a que sus amigos y conocidos le den la espalda o le traten de manera más o menos recíproca (la discusión en el parque con Jean y lo de los condones me arrancó más de una carcajada) en ocasiones mereciéndolo totalmente, para qué negarlo.




Durante su trayecto realmente no lo vemos casi nunca realmente desesperado, porque es un tipo apagado y triste que no parece implicarse con nada. Su acto más humano durante todo el film es velar por Ulises, el gato de sus amigos (la presencia del mismo y su nombre una vez más tienen reminiscencias homéricas) o visitar a su padre en el asilo con resultado más bien penoso. Pero esos momentos en los que Llewyn Davis coge su guitarra y se arranca de las entrañas lo que verdaderamente siente son los que utilizan estos hermanos judíos para rendir tributo la música (y músicos)  folk que los criaron y educaron para por el camino también homenajear a sus propios antihéroes, aquellos que pueblan una de las carreras más interesantes del cine norteamericano de los últimos 30 años.



3 comentarios:

  1. Estupenda reseña, como siempre. Aunque en este caso tenemos una opinión dispar entre esta y Un Tipo Serio (que he aprovechado para leer su reseña también de paso). Inside Llewyn Davis está bien como todo lo que hacen los hermanos, pero me pareció un Coen "menor". Con la otra la verdad es que llegue a reirme a carcajada suelta como llevaba mucho tiempo sin hacer.

    Lo que si esta claro es que los Coen son un par de genios con los que el primer punch importa mucho, dependiendo de conectes con el film o no la impresión que tengas del mismo,

    Grandes hagan lo que hagan de todas formas, aunque pocos finales tendrán más geniales que https://www.youtube.com/watch?v=cieXzRBswu0

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  2. Yo es que con el visionado de A Serious Man me quedé bastante tibio. Es más, cuando leo una de las críticas de los primeros tiempos del blog me da un poco de vergüenza porque me parece que muchas son bastante flojas, pero la de Un Tipo serio creo que mantiene bien el tipo y me mantengo en mis trece con respecto a lo que expuse en ella... excepto con lo de que no es una película muy Coen, el tiempo me ha hecho ver que aunque sea una de las cintas de Joel e Ethan que menos me llaman la atención su sello sí se deja notar a lo largo del metraje. De todas formas le debo una revisión que aunque la compré hace un tiempo en dvd no la he vuelto a ver desde su estreno.

    En todo caso entre las dos me quedo con Inside Llewyn Davis que me parece una obra bastante más lograda que Un Tipo Serio, pero como bien dices hasta lo más flojo de estos dos hermanos siempre merece la pena.

    ¡Un saludo!

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  3. Zona Negativa también habló de esta película:

    http://www.zonanegativa.com/zn-cine-a-proposito-de-llewyn-davis-de-los-hermanos-coen/

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