Título Original American Hustle (2013)
Director David O. Russell
Guión Eric Warren Singer y David O. Russell
Actores Christian Bale, Bradley Cooper, Amy Adams, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, Louis C.K., Alessandro Nivola, Robert De Niro, Shea Whigham
Tercer éxito de crítica y público del norteamericano David O. Russell tras la meritoria The Fighter y la simpática El Lado Bueno de las Cosas (Silver Linings Playbook). Films interesantes, hechos desde la sinceridad y el oficio, pero en ambos casos sacados adelante por la excelente labor de sus repartos (mérito que recae también en el cineasta y su dirección de actores, indudablemente). American Hustle al igual que las dos anteriores producciones del director de Tres Reyes es una cinta estimable y meritoria pero que no destacaría demasiado si no fuera por la enorme labor de su casting de actores en el que se ven las caras habituales de la filmografía del autor de Spanking the Monkey.
Irving Rosenfeld (Christian Bale) y Sidney Prossier (Amy Adams) son una pareja de estafadores que malversan el dinero de incautos que solicitan sus servicios. Un día reciben la visita de un cliente llamado Richie DiMaso (Bradley Cooper) que resulta ser un agente secreto del FBI que los arresta. El federal hará un trato con el dúo de timadores ofreciéndoles la libertad a cambio de que le ayuden a encontrar a otros cuatro importantes expertos en el mundo del engaño, el hurto y la falsificación. Las relaciones interpersonales de todos los implicados, la inclusión del admirado alcalde de New Jersey, Carmine Polito (Jeremmy Renner) en la ecuación y las peligrosas acciones de Rosalyn (Jennifer Lawrence) la todavía mujer de Irving, cuya inestabilidad mental es un hecho confirmado, posiblemente den al traste con toda la operación.
Inspirándose en el caso ABSCAM de finales de los 70, operación encubierta del FBI para detener varios cargos políticos importantes de Estados Unidos supuestamente implicados en caso de corrupción, American Hustle es lo más cerca que ha estado nunca el cine de David O. Russell del de su compatriota el mítico cineasta Martin Scorsese, aunque esta influencia ya se dejara ver en la "peculiar" familia de Mark Wahlberg en The Fighter comandada por una pletórica Melissa Leo. Es inevitable que el espectador piense en Uno de los Nuestros (Goodfellas) cuando ve la última cinta del polémico autor de la inteligentemente disparatada I Heart Huckabees. No sólo por estar la historia localizada en los años 70 y protagonizada por tipos horteras (esos peinados y pelucas, esos trajes) maestros del engaño o por contener una excelente banda sonora con grandes éxitos de la época a manos de Tom Jones, Donna Summer, Elton John o Electric Light Orchestra, también por gran parte de la puesta en escena, el uso de los movimientos de cámara o la estética del diseño de producción.
American Hustle sigue una larga tradición de cine estadounidense protagonizado por timadores localizando su acción a finales de los 70. Todo funciona debidamente en este trabajo de David O. Russell, desde su labor detrás de las cámaras hasta el guión escrito al alimón con Eric Warren Singer pasando por el vestuario o la dirección artística. El problema nace cuando el espectador es consciente de que se enfrenta a un producto que no tiene prácticamente nada especial o destacable porque como ya he comentado es un largometraje adscrito a un género que ha sido conisderablemente explotado a lo largo de los años y que depara actualmente más bien pocas sorpresas a la platea.
Por eso mismo a un servidor se le escapa un poco la brutal unanimidad que hay en Estados Unidos a la hora de alabar las supuestas virtudes de la obra que nos ocupa y que no van mucho más allá de un reparto que le da todo el empaque a una historia que nos suena a déjà vu por casi todos sus fotogramas. Tenemos a los timadores timados, a los policías que se las dan de más de listos que los delincuentes, los juegos dobles por parte de personajes que no son lo que parecen, cámaras ocultas para desenmascarar a supuestos políticos corruptos, la implicación de la mafia y el giro final (bastante acertado e inesperado, al menos para el que suscribe) que da la vuelta al argumento central del film que acaba de manera diametralmente opuesta a como esperábamos.
Pero son los actores los que insuflan carisma, gracia, cierto poso dramático y credibilidad a lo que David O. Russell nos cuenta. Christian Bale está sencillamente brutal, desde la primera escena con toda la situación con su peluquín (que apunta a un humor ácido y socarrón que a lo largo del metraje nunca consigue eclosionar debidamente) el tipo se gana la simpatía del espectador. Con barriga, acento italoamericano, anillos de oro, gafas de sol y trajes horteras el protagonista de Amerian Psycho realiza uno de sus mejores trabajos. Bradley Cooper y Jeremy Renner también tienen sus momentos de gloria moviéndose ambos entre la chulería y el patetismo. La breve aparición de Robert De Niro como mafioso vuelve a remitirnos a Martin Scorsese y el momento en que se pone a hablar árabe crea una tensión más que considerable. Pero por suerte esta vez son las damas las que se llevan el gato al agua.
Por Amy Adams y Jennifer Lawrence siento una especial debilidad porque aparte de parecerme dos de las actrices más interesantes del pánorama internacional actual también me resultan terriblemente atractivas, cada una en su estilo. La Lois Lane de El Hombre de Acero devora la pantalla interpretando a Sydney/Edith (con qué credibilidad emula el acento británico) una mujer inteligente, manipuladora y brutalmente sensual que entre escotes, movimientos de cadera (qúe increible manera de andar la suya) y miradas ígneas derrite la pantalla. Algo parecido pasa con la actriz de Lejos de la Tierra Quemada, pero su Rosalyn es harina de otro costal. Una divertida y peligrosa neurótica con arranques pirómanos de cuerpazo escultural que bien podría haber salido de una comedia de alto nivel rodada por Woody Allen y que en sus pocos minutos en pantalla hace un trabajo brillante. Es más, el mejor momento del film es su conversación con el personaje de Adams en el servicio de señoritas que desemboca de manera inesperada.
American Hustle no es ni de lejos la maravilla que vende la prensa especializada estadounidense, pero se deja ver con agrado porque contiene un buen trabajo de dirección y guión, un diseño de producción que nos hace creer que estamos en aquellos crepusculares años 70 de fiebres del sábado noche (el baile de Cooper y Adams en la discoteca que termina en los servicios del local es todo un homenaje al film de John Badhman) y un reparto sencillamente impecable solapa el hecho de que estemos ante una tragicomedia que no emociona demasiado y hace reír poco contando una historia que no tiene nada de novedosa. Indudablemente el visionado merece la pena aunque el mismo nos confirma que aquel señor que era tan "perro verde" cuando empezó a hacer cine se adocena poco a poco y gracias a ello encuentra su lugar en la encorsetada maquinaria hollywoodiense, pero curtiéndose como artesano competente y destacado director de actores.
Me he tragado un dvd screener de una copia "For your consideration" para académicos de los Oscars que habrá filtrado algún cabroncete. Entre que se ve bastante bien (sin llegar al HD, evidentemente) y que esta o la veía en V.O o casi no me animaba a verla en pantalla grande, pues he picado.
ResponderEliminarEn un infierno especial, como decía el pastor Book de Firefly/Serenity.
ResponderEliminarCrítica de la película por Daniel Gavilán para Cultture:
ResponderEliminarhttp://www.cultture.com/59774-critica-de-la-gran-estafa-americana
American Hustle es una buenisima comedia, pues jamas habia visto una estafa tan graciosa.Me gustó mucho com mezcla el drama con la comedia!
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