sábado, 23 de febrero de 2013

Mamá, no sin mis hijas



Título Original Mama (2013)
Director Andrés Muschietti
Guión Neil Cross, Barbara Muschetti, Andrés Muschetti
Actores Jessica Chastain, Nikolaj Coster-Waldau, Megan Charpentier, Isabelle Nelisse, Daniel Kash, Javier Botet, Jane Moffat, Morgan McGarry, David Fox, Dominic Cuzzocrea





Lo cierto es que transmite cierta rabia e incluso impotencia el hecho de que un director debutante que denota tener un considerable talento no da todo lo que debiera en su ópera prima como cineasta. Es lo que le ocurra al argentino Andrés Muschietti en Mamá, su debut en el mundo del largometraje apadrinado por el realizador mexicano Guillermo del Toro en labores de productor. Por desgracia todas las buenas sensaciones que transmite la película en su primera mitad van desapareciendo cuando su creador empieza a hacer concesiones a la galería y con ello ofrecer momentos que no se alejan demasiado de los que podemos ver en cualquier cinta de terror actual, con todo lo bueno y malo que eso conlleva.




Victoria y Lily son dos niñas que tras pasar cinco años viviendo en una cabaña perdida en un bosque, poco después de la muerte de sus padres, son encontradas en un estado de considerable salvajismo. El tío de las niñas, Lucas, y la novia de este, Annabel, se harán cargo de la tutela de las pequeñas. Cuando las hermanas se van a vivir con ellos se empieza a percibir en el inmueble la presencia de alguien o algo que ha seguido a las crías desde los bosques, la misma entidad que las ayudó a sobrevivir en aquella cabaña abandonada convirtiéndose en la celosa protectora de ambas.




Inspirada en un magnífico cortometraje homónimo ideado por el propio Andrés Muschietti y su hermana Bárbara (que también colabora en el guión de la obra que nos ocupa) Mamá empieza como una prometedora cinta que toma algunas constantes del cine de terror bastante comunes para abordarlas con una inteligencia expositiva muy considerable. La puesta en escena de Muscchetti es elegante, sabe mover con sabiduría la cámara (el travelling en el jardín de entrada a la casa con el coche patrulla) o buscar encuadres sutiles que sin mostrar apenas nada (en el que se ve en la izquierda a Annabele en el pasillo y a la derecha  a Lily jugando con la sábana en el dormitorio) consiguen acrecentar la tensión y el suspense de manera metódica.




Pero conforme la historia avanza la interesante labor detrás de las cámaras de Muschietti se diluye gradualmente y de la sabiduría formal en fondo y forma, como esos planos de Lily andando a cuatro patas con movimientos salvajes por los pasillos oscuros o los ruidos que la misma hace por la noche con la voz (muy buen uso de los efectos sonoros), pasamos al susto fácil con golpes de banda sonora, caminos trillados mil veces o el mostrar demasiado a la criatura, que cuando era sólo sugerida y no expuesta directamente transmitía mucha más inquietud e incomodidad que cuando la vemos en la recta final de frente y avalanzándose hacia los personajes principales, confirmándose aquello de que en el séptimo arte la intimidación psicológica siempre da mejor fruto que la física.




Aunque el mayor acierto de Mamá es la elección de Jessica Chastain para hacer el papel de Annabel, la novia rockera de Lucas. La intérprete de moda, que sería raro que la madrugada del próximo Lunes no se llevara el Oscar a la mejor actriz por su labor en La Noche Más Oscura, ofrece un trabajo más que notable dando vida a esa mujer entre asustada y protectora que va descubriendo poco a poco el peso que esas niñas van a tener en su propia existencia y que por desgracia no han venido solas de su refugio en los bosques. Además de hacer una labor notable como actríz, algo que ya vimos previamente en El Árbol de la Vida, La Deuda o la ya mencionada cinta de Kathryn Bigelow, por primera vez y sin que sirva de precedente un servidor la ve hasta atractiva, siendo una chica que físicamente no me llama mucho la atención.




Por desgracia en Mamá hay tantos aciertos como fallos. De la atmósfera, la mesura en la dirección en los primeros compases del metraje, el trabajo destacable de su protagonista, la candidez de las dos primeras niñas que dan vida a Victoria y Lily o la convicción de las que  las interpretan cinco años después, pasamos al efectismo prefabricado que busca el miedo más primario (en el peor sentido de la palabra) a un Nikolaj Coster-Waldau (el Jamie Lannister de la soberbia Juego de Tronos) que está como de pasada para llevárselo calentito, flashbacks que parecen videoclips de Nightwish o un final burtoniano que ya se entrega al exceso y la fábula fantástica gótica de postal. A ver si a la próxima Muschietti se encarrila y encuentra un discurso consecuente con su talento, porque lo tiene, pero ni él parece estar muy seguro de ello.


3 comentarios:

  1. Caí en la trampa y pensé que era el nuevo proyecto de Del Toro, director al que, desde El Laberinto del Fauno y Hellboy 2, que me gustaron mucho, no le he visto nada. La esperaba, por ello, con ganas.

    Al ver que sólamente la produce y lo que has puesto de ella, no creo que la vea...

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  2. el corto está chulo; la peli, por lo que veo, no merece un pase por caja, probablemente será carne de descarga para una tarde de frío invierno

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  3. La película peca en lo que comento, tiene una primera mitad elegante, medida y que por medio de la sutilidad y la atmósfera consigue inquietar, pero después ya se desencadena el desastre cuando el director se entrega a lo fácil y trillado, una pena.

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