miércoles, 19 de diciembre de 2012

Ciudad de Vida y Muerte, los hombres detrás del sol



Título Original City of Life and Death - Nanjing! Nanjing! (2009)
Director Lu Chan
Guión Lu Chan
Actores Liu Ye, Gao Yuanyuan, Hideo Nakaizumi, Fan Wei, Ryu Kohata, Qin Lan, Jiang Yiyan, Zhao Yisui, Yao Di, John Paisley, Yuko Miyamoto, Liu Bin, Beverly Peckous, Aisling Dunne, Sam Voutas, Zhao Yisui





Ciudad de Vida y Muerte es una alabadísimo drama bélico de origen chino que consiguió un sonoro éxito de crítica y público en 2009. Aquí en España se llevó la concha de oro del festival internacional de San Sebastíán y el aplauso unánime de un público y una prensa especializada que se rindieron sin miramientos a sus pies. Muchos compararon a su director, Lu Chan, con el norteamericano Steven Spielberg y comentaron que el largometraje era una soberbia y acertada mezcla entre La Lista de Schlinder y Salvar al Soldado Ryan.




Durante el año1937 y tras el estallido de la Segunda Guerra Sinojaponesa el ejército imperial de Japón tomó Nakín, la capital de la República China de la época, reduciendo y capturando a gran parte de las fuerzas enemigas. Durante semanas los soldados nipones llevaron a cabo una brutal matanza en la ciudad en la que eliminaron indiscriminadamente tanto a militares chinos como a civiles (hombres, mujeres y niños) de la zona. Aquel hecho fue conocido como la Masacre de Nakín y en la historia seguiremos los pasos de algunos de los implicados en tan terrible suceso.




Ciudad de Vida y Muerte es una buena película de género rodada con aplomo, profesionalidad y una pericia fuera de toda duda. Se nota que hay buen dinero invertido en ella, su realismo está fuera de toda duda y su calidad cinematográfica en el plano técnico es apabullante... pero no me transmite prácticamente nada con la historia que me relata. Puede que  influya el no tener un personaje verdaderamente central o que los que forman parte del metraje no estén bien perfilados, pero no consigo llegar a empatizar con ellos, soy consciente de que lo que veo en pantalla es atroz, que todo aquello sucedió y que como film muestra lo más bajo del ser humano.




Aunque lo más grave es el afán sensacionalista y el tono bastante sesgado por parte del director y guionista, que en ocasiones se entrega a un matiz manipulador que en ocasiones bordea lo irritante. Que el cineasta localice la historia en la matanza de Nakin le sirve de justificación para mostrar en imágenes sólo las barbaridades llevadas a a cabo por el ejército imperial japonés, eludiendo casi por completo el tener que retratar a sus compatriotas militares. En ese sentido Lu Chan realiza un fresco sobre aquel acto de brutalidad por parte de los japoneses en el que no hay lugar para las elipsis narrativas y sí para la delectación innecesaria en el morbo y la crueldad de manera un tanto gratuita.




El director no escatima a la hora de mostrarnos ejecuciones, violaciones (en este sentido recurre al subrayado de manera manipuladora) asesinatos aleatorios de niños pequeños, tortura, traiciones, todo con una insana intención de obligar al espectador que se retuerza en su butaca y no tenga opción para dar su propia opinión sobre la historia, porque lo que vemos en pantalla es tan atroz que no hay lugar al debate o la duda. Como es lógico todo lo que vemos en Ciudad de Vida y Muerte es real, sucedió tal que así, pero no hay necesidad de exponerlo e pantalla de esa manera tan explícita.




Mis ojos sólo podían ver una secuencia tras otra repletas de una innecesaria pornografía cinematográfica que se recrea en el dolor y lo terrible, mostrando a prácticamente todo el ejército japonés como bárbaros sedientos de sangre, pero completamente terrenales. Lu Chan es listo, muchos pensarán que al retratar a los nipones como personas normales y corrientes los humaniza, pero el efecto es el contrario, la historia nos quiere vender que los monstruos pueden tener rostros mundanos y reconocibles. También se cubre las espaldas al retratar a un soldado del país del sol naciente (ojo, sólo uno entre miles) como voz de la conciencia de su nación al ser consciente de los crímenes brutales que sus compañeros de armas están llevando a cabo. Acto que parece más una excusa para que no se le lancen al cuello que una verdadera declaración de redención y perdón para con el enemigo.




Si cada escena, cada secuencia, cada plano, está elaborado con la única misión de mostrar el lado más ruín de uno solo de los bandos, si el retrato sobre las crueldades se centra en uno sólo de los contendientes, si la unidireccionalidad es un hecho, nos metemos de cabeza en los terrenos de la propaganda. La guerra saca lo más terrible del ser humano, Japón mostró lo peor de sí misma como nación durante la Segunda Guerra Mundial al unirse a la causa imperialista de Hitler y el nazismo. Por desgracia pagó aquella errónea decisión con sangre (Hiroshima y Nagasaki) y aprendió de sus errores, hoy es un país muy diferente en todos los aspectos, pero es bueno que el mundo sepa lo que llego a cometer para que no vuelva a repetirse, pero esta no es la manera. fílmica al menos, de llevarlo a imágenes.




Por eso puede que por muy bien rodada que esté en el apartado técnico (soberbio el plano con grúa que pasa por encima del soldado japonés mostrándonos los cientos de prisioneros de guerra chinos ejecutados que tiene delante),  lo resuelta que esté en lo artístico (muy bien la mayoría de los actores, bastante creíbles en sus roles) y por muchos aciertos que tenga (que intérpretes nipones se hayan implicado en un proyecto tan crítico con su país los dignifica como personas) Ciudad de Vida y Muerte no me ha parecido la gran película que la mayoría promulga.




Viendo el tercer largometraje de Lu Chan no podía parar de pensar en esa obra maestra llamada Masacre: Ven y Mira de Elem Klimov, otra cinta (rusa en esta ocasión) de género bélico situada en la Segunda Guerra Mundial que consigue hacer el retrato más duro, brutal, en ocasiones casi insoportable, del lado animal del ser humano sin mostrar prácticamente nada, dejando a la imaginación del espectador los momentos más terribles e impactando sólo con la mirada sumergida en la locura de su joven protagonista. Por desgracia tras descubrir esa película todo el cine de guerra que visiono parece palidecer ante ella y la cinta que nos ocupa no consigue hacerle ni sombra. Porque no se necesita talento para mostrar de frente un acto atroz, pero sí para sugerirlo.



1 comentario:

  1. Bastante de acuerdo con lo que dices, es lógico que sí, si fuéramos espectadores chinos o japoneses entenderíamos mejor lo que sucede en la trama lo que implicó históricamente para los dos países, pero como occidental que soy lo que veo me parece cinematográficamente intachable pero moralmente inadecuado. Sobre todo por la innecesaria explicitud para mostrarnos los actos de salvajismo. Una toma desde la puerta de entrada del hospital con sonidos de disparos y gritos me llenaría más emocionalmente que ver como le vuelan de un tiro la cabeza a los enfermos que están en sus camas en un muy gráfico plano americano.

    ResponderEliminar