Título Original The Impossible (2012)
Director Juan Antonio Bayona
Guión Sergio G. Sánchez
Actores Naomi Watts, Ewan McGregor, Tom Holland, Geraldine Chaplin, Marta Etura, Oaklee Pendergast, Samuel Joslin, Dominic Power, Sönke Möhring, Olivia Jackson, Natalie Lorence, Nicola Harrison, Bruce Blain, Johan Sundberg, Teo Quintavalle, Jan Roland Sundberg
He tardado bastante en ir a ver Lo Imposible, porque no he podido ni querido evitarlo. Antes de su estreno no eran pocas las ganas que tenía de degustarla, me llamaba mucho la atención que un director español abordara en su segunda película una temática de este tipo y el trailer aumentaba mis deseos de ir a las salas para verla. Pero con su estreno llegó el éxito y con este la sobreexposición de la película y la brutal y cansina publicidad que sobre todo Tele 5 (productora de la cinta) hacía del ella a todas horas, sobre cualquiera de sus apartados (música, efectos especiales, actores). Llegado a un punto me saturé y decidí dejar pasar el tiempo hasta que la fiebre, por la que ya es la película española más taquillera de la historia de nuestro cine, pasara. Hoy ya he podido verla y me he encontrado con una obra interesante, remarcable, intensa, pero con algunas taras que la hacen imperfecta.
Una familia (española aunque en el film no se mencione, si mal no recuerdo) formada por un matrimonio y sus tres hijos varones que vivía en Japón decidió pasar la Navidad del año 2004 en Tailandia. Por desgracia, mientras estaban en su hotel, fueron testigos de la llegada del Tsunami que arrasó la costa del Sudeste Asiático. Este fenómeno natural que erradicó cientos de miles de vidas fue el hecho que dio pie a la separación forzosa del núcleo familiar protagonista. Por un lado Henry (Ewan McGregor) y sus dos hijos menores Thomas y Simon y por otro María (Naomi Watts) acompañada del primogénito Lucas, emprendieron dos caminos distintos con un mismo fin, encontrar a sus parientes perdidos en un panorama desolador donde el caos y la destrucción lo habían arrasado todo.
Vaya por delante que Lo Imposible me ha gustado considerablemente, me parece una película interesante que confirma lo que ya pudimos ver en la estimable El Orfanato, que Juan Antonio Bayona es un director con talento y fuerza a la hora de narrar historias. Su última película es intachable en el apartado técnico y el artístico, un largometraje con todas las letras, pero con respecto a cómo es abordada la historia que cuenta se cometen algunos fallos formales que sin hundir el entramado que la sustenta sí la muestra como imperfecta y en ocasiones hasta algo manipuladora.
Parece que el hecho de que Lo Imposible esté basada en un hecho real y que los protagonistas de aquel suceso de naturaleza extrema se hayan implicado al 100% con la producción del film permite a Bayona tener carta blanca a la hora de mostrar emociones en pantalla y eso desde mi punto de vista es, en cierta manera, reprobable. Hay una innecesaria y algo sensacionalista recreación en el dolor que no tiene necesidad de ser al ser expuesta de este modo en la sala de proyección. El director no escatima escenas de personas agonizando, víctimas sufriendo lo indecible (con un abusivo y tramposo uso de niños pequeños) o regalando un considerable número de pasajes en los que se deleita con las lesiones físicas de los protagonistas, como lo de Naomi Watts subiendo al árbol, que es excesivo y prescindible desde mi punto de vista.
Supongo que todo lo que vemos en pantalla sucedió realmente, pero no veo la necesidad de que Bayona se recree de esa manera con la tragedia. Parece como si el autor quisiera meter el dedo en la llaga hasta el fondo con tal de conseguir emocionar al espectador y que este rompa en lágrimas ante el visionado de lo que se expone en pantalla. Desde mi punto de vista no hay que llegar a esto, por medio de la contención y la sutilidad se puede llegar al mismo fin sin utilizar un medio tan reprobable. Sirva como ejemplo que me llega más el lento plano cenital de todos los cadáveres metidos en bolsas y cajas que todos los travelling por parte del realizador para mostrar hileras de personas gritando de dolor por culpa de sus heridas físicas y psicológicas.
Con la sensiblería estaríamos en un caso parecido si no fuera porque aquí Bayona sabe cuando cortar por lo sano. Hay bastantes momentos en los que al cineasta se le va la mano con las emociones y recurre a golpes bajos para, de nuevo, agarrar al espectador por las solapas de mala manera y obligarle a que sienta la tragedia de sus criaturas, como podemos ver en esa demasiado idealizada y perfecta familia que se retrata en el prólogo del film para que cuando los inevitables hechos tengan lugar lo pasemos lo peor posible. Por suerte no son muchos estos pasajes y varios de ellos están bien resueltos y no acaban en desgracia. Por este tratamiento un poco sentimentaloide (Lucas ayudando a la gente del hospital a buscar a sus familiares perdidos) se ha comparado a Lo Imposible con gran parte de la obra de Steven Spielberg, recordemos, uno de los más grandes del medio pero en ocasiones también bastante dado al llanto fácil por medio de la institución familiar y sus alegrías o tristezas.
Pero no sólo de los fallos de Spielberg bebe Bayona, también de sus virtudes y ahí es donde Lo Imposible se hace fuerte, vivaz y poderosa. Para empezar la recreación de la llegada del Tsunami deja en pañales a la que rodara Clint Eastwood al inicio de aquella no del todo rescatable rara avis en su filmografía llamada Más Allá de la Vida (Hereafter) sobre todo porque el español dosifica más el uso de los efectos digitales, haciendo que su visión de aquella tragedia sea más palpable y por tanto real. Pero sobre todo por la magnífica utilización que hace del tempo narrativo (esa tensa calma antes de la llegada de la ola) y el poderosísimo control de los efectos de sonido, sobre todo los que se escuchan cuando los personajes están sumergidos y que acrecientan la sensación de desasosiego.
Técnicamente la película es irreprochable, Bayona posee un control del lenguaje cinematográfico sencillamente magnífico, sabe llegar al espectador, encuadrar con delicadeza y elegancia hasta en los momentos más terribles. Su dirección de actores es también muy profesional y meritoria, mostrándonos en pantalla a unos Ewan McGregor y Naomi Watts (sobre todo esta última) entregadísimos, reales y dolientes y unos críos que ofrecen un trabajo más que decente con sus roles. Curiosamente el reparto de intérpretes sabe esquivar por medio de la gestualidad, la emoción (casi siempre) contenida y el lenguaje corporal los momentos más lacrimógenos del film que anteriormente he comentado y permitiendo gracias a ello la empatía sincera con la platea.
Lo cierto es que lo más recuperable de Lo Imposible es su mensaje sobre la supervivencia, la perseverancia y la fuerza de los lazos sanguineos y afectivos. La historia de la familia emociona, está expuesta con sabiduría y muestra cine palpitante y vivo. Sí, en ocasiones a Bayona le pierde el amarillismo, pero esos momentos no ensombrecen los aciertos de un film que muestra un fino pero potente haz de luz esperanzadora que atraviesa la oscuridad existencial que vemos en pantalla por medio de emociones reales, latentes y finalmente triunfantes que hacen que la segunda película de este hombre que empezó dirigiendo videoclips de Camela se confirme, no como una obra perfecta o de visión obligada, sino como un largo memorable y de visionado altamente recomendable.
Porque Lo Imposible no es una gran película, pero sí contiene momentos de gran cine en su interior. Ese primer impacto en la piscina del hotel, la presencia y la ternura del personaje de Daniel (que no deja de ser una metáfora de la esperanza o la supervivencia) ese niño que instintivamente huele a su hermanos pequeños para confirmar su presencia, la breve aparición de la gran Geraldine Chaplin, ese trozo de vida en una hoja de papel o el inolvidable clímax durante la operación que pone el broche final a una obra que merece el éxito que tiene. Sólo espero que esa hostil publicidad con la que nos llevan machacando desde el día de su estreno no perjudique a una película que es digna de ser vista y experimentada, sobre todo en pantalla grande, porque desde mi humilde punto de vista, merece la pena a pesar de no ser perfecta.
Hostia puta, es cierto y mira que tenía pensado poner cientos de miles de antemano pero he puesto en plan genocida y me he cargado medio país.
ResponderEliminarEs lo que comento, supongo que lo que se ve en pantalla sucedió realmente, pero es que esa fidelidad por parte del director a lo que le pasó a la familia protagonista ha sido utilizado como escudo en algunas entrevistas para buscar una excusa para todo ese tremendismo que se ve en ocasiones en pantalla.
Lo del reencuentro es curioso, me emociona el de los críos (Lucas oliendo el pelo de sus hermanos al abrazarlos) pero el del padre con los tres niños no tanto. Es curioso, algo parecido experimenté con la llamada de teléfono al suegro (creo recordar) la primera con todo el llanto me dejó frío (¡manipulación, llora espectador!) pero la segunda en la que le jura que no parará hasta encontrar a su mujer y su hijo sí me tocó la patata.
Es carne de Hollywood 100%, familia unida ante la adversidad, afán de superación y supervivencia, algún toque de lagrimeo e impecablemente facturada, puede que rasque alguna nominación.
ResponderEliminarLo del pudor del hijo me parece un apunte muy acertado, además gracias a el mismo descubrimos las heridas de los dos, la pierna de la madre y tras lo del pecho las quemaduras de él en la columna al darse la vueltA, gran escena esa.
señores, coincido con ambos en buena parte de lo comentado; aunque creo que la peli me gustó algo menos que a vosotros.
ResponderEliminarno se puede negar que, técnicamente, el resultado es impecable, pero, en mi opinión, a bayona se le va, y mucho, la mano en su afán de tocar la fibra sensible del espectador, hasta el punto que, llegado un momento de la peli, yo dejé de creerme lo que me estaban contando, sacándome, por momentos, completamente fuera de la historia (hasta el punto que tuve tiempo de contar el nº de lámparas de emergencia, detectores de incendio, extintores portátiles y BIEs que había en la sala, no os digo más).
para culminar, la escena del reencuentro familiar, en que todos terminan por coincidir en un mismo lugar, cruzándose entre sí sin terminar de encontrarse, me parció tan poco creible y tan truculenta que terminó por borrar las pocas buenas sensaciones que inicialmente me había producida la cinta.
vaya, que según he ido escribiendo este comentario, me he ido dando cuenta que la peli me gustó mucho menos de lo que pensaba.
no diré que es una cinta fallida, pero, pese a la buena acogida del público, a mí me resultó decepcionante (ojo, digo a mi, que debo ser un insensible, que vi salir a más de una -en este caso una- llorar dentro de la sala).
Yo también estuve casi casi, con el reencuentro de los críos o con la escena de Daniel acariciando a la Watts en el árbol, pero aguanté como un machote.
ResponderEliminarEn cambio delante mío había una familia que estaba enfangada en lagrimones como globos de dos duros.
pues yo ni por asomo (ya digo que debo ser un insensible), me pareció tan forzado el tono sensiblero y buenista que me produjo el efecto contario; y a mi ¿pareja? (nunca sé cómo llamarla), que, al contrario que yo, suele ser de lágrima fácil, le pasó otro tanto de lo mismo.
ResponderEliminaren cambio, a nuestra vera, había un par de señoras que se pasaron media peli llorando a lágrima viva.