jueves, 5 de julio de 2012

Pink Flamingos, the filth and the fury



Título Original Pink Flamingos (1972)
Director John Waters
Guonista John Waters
Actores Divine, Danny Mills, David Lochary, Mary Vivian Pearce, Mink Stole, Edith Massey




Es curioso como después de 40 años una cinta como Pink Flamingos que cinemaotgráficamente no sólo podría tildarse de una nadería sino también una mala película siga conservando intacta su carga de irreverencia, mal gusto, escatología, provocación, locura, anarquía en fondo y forma y esa mala baba que lanzaba estiercol hacia todos los frentes sin discriminación alguna y con una falta de prejuicios inusual (hasta ese momento) para su época, la del post hippismo y los estragos de la guerra de Vietnam en la que el director John Waters se dio a conocer al mundo.




Babs Johnson, cuyo nombre artístico es Divine, vive en una caravana con su madre, una señora obsesionada con los huevos y su hijo, un joven aficionado a tener parafilias sexuales con animales. Divine es nombrada la persona más guarra del mundo por un periódico local de la ciudad de Baltimore y ella lleva dicho galardón con orgullo. Pero el matrimonio formado por Raymond y Connie Marble, vendedores de droga a niños y secuestradores de mujeres embarazadas para luego vender a sus bebés a lesbianas, harán lo posible por robar ese puesto a nuestra protagonista utilizando todos los medios que tengan a su alcance.




Coprofagía, canibalismo, sexo con intervención de animales (sin llegar a la zoofilia), incesto, anos abriéndose y cerrándose en primer plano, sexo explícito, violaciones, inseminaciones no consentidas por medio de jeringuillas, todo tipo de burradas escatológicas y políticamente incorrectas para incomodar a un espectador americano que por aquel entonces no estaba acostumbrado a ver ese tipo de actos en pantalla al menos de manera tan gráfica y subversiva, sobrepasando ampliamente la línea del escándalo y el buen gusto a lo largo de todo el metraje.




El argumento es una gilipollez, una inane excusa para poner en imágenes todas las guarradas que se le pasaran por la mente a un por aquel entonces primerizo John Waters. Lo curioso, al menos en mi caso, es que la cinta se me hizo jodidamente divertida, pero no porque me pareciera graciosa en sí, sino porque las asquerosidades llevadas a cabo por los actores (que no son para tanto o a mí al menos no me lo parecieron) son tan estúpidas y exageradas que incitan a la carcajada por lo nada creíble de sus planteamientos.




La dirección es penosa (por momentos me recordó a la de la mítica Manos: The Hands of Fate), el guión como ya he dicho inexistente, los actores no pueden hacerlo peor (aunque es cierto que son divertidos) y todos son devorados (a veces hasta literalemente) por una Divine que a decir verdad desprende carisma y estilo dentro de lo hortera y grosero de su personaje. Por el camino quedan escenas icónicas como la madre de Divine en la cuna hablando de huevos y hueveros, la escena de cama entre los Marble chupandose los dedos de los pies, la ejecución final con su juicio previo y ante los medios de comunicación, la orgía caníbal con los policías, la del ano que hay que tener estómago para verla, la de Divine y Crackers lamiendo y babeando toda la casa de sus enemigos (mi favorita) y claro está, la famosa de la coprofagía canina que Waters mete al final con calzador pero que es la más célebre del film y con motivo.




Clásico del trash más cutre y hortera, apología de lo feo, lo chabacano, lo barriobajero y un puñetazo en la cara de la América bienpensante que empezaba a perder la inocencia en los crepusculares años 70. Pink Flamingos cinematográficamente no aporta nada al espectador, pero se comprendo su título de obra de culto porque se atrevió a cruzar límites éticos y morales que en años previos no se hubieran ni pensado en tocar. Su estética bebe mucho de Federico Fellini y su estela dejó sello indeleble en las primeras obras del manchego Pedró Almodóvar, sirva como ejemplo su debut en la dirección Pepi, Luci, Bom y Otras Chicas del Montón.




Más tarde John Waters se volvió más mainstream y adocenado, aunque guardando bastante mala baba. Cry Baby, Pecker, Hairspray (ojo la de 1988, no la de 2007 con John Travolta que es un remake), Los Asesinatos de Mamá o Cecil B. Demente eran films más ortodoxos cinematográficamente hablando, pero aún guardaban en su interior la impronta de un señor que no se cortó un pelo en los 70 a la hora de poner en escena su mundo lleno de transexuales, viciosos, asesinos y locos que llegaron al mundo del cine noerteamericano para llenarlo de mugre y furia.



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