jueves, 12 de abril de 2012

El Príncipe de las Mareas, en lo profundo del océano





Título Original The Prince of Tides (1991)
Director Barbra Streisand
Guión Becky Johnston y Pat Conroy basado en la novela del último
Actores Nick Nolte, Barbra Streisand, Blythe Danner, Kate Nelligan, Jeroen Krabbé, Jason Gould, Melinda Dillon, Brad Sullivan, George Carlin






Célebre film de 1991 que supuso una adaptación de la novela homónima del escritor norteameircano Pat Conroy y por otro lado la segunda incursión de la cantante y actriz Barbra Streisand en la dirección cinematográfica después de su alabado debut como realizadora, Yentl, cinta rodada en el año 1983 que adaptaba otro escrito (esta vez de Isaac Bashevis Singer) que narraba como la hija de un rabino judío conseguía entrar en una exclusiva escuela reservada sólo para varones haciéndose pasar por uno de ellos.






Tom Wingo (Nick Nolte) es un entrenador de fútbol americano que vive en el sur del país con su mujer y sus hijas. Un día recibe una llamada New York, se trata de Susan Lowenstein (Barbra Streisand), la psiquiatra de su herman Savannah que ha intentado suicidarse en repetidas ocasiones. Tom viajará a la ciudad para intentar solucionar la situación y debido a ello comenzará a tener reuniones con la doctora. Entre ellos no tardarán en forjarse unos sentimientos que irán más allá del psicoanálisis, la compasión o la complicidad.






Intenso y muy logrado drama romántico, El Príncipe de las Mareas supone uno de esos casos de alineación planetaria de talentos que dan a parir un producto que funciona a distintos niveles, que contiene un profundo calado al menos en el plano emocional y que finalmente deja marca en distinto tipo de espectador por el planteamiento acertado y bastante lúcido tanto de la historia de amor entre los dos protagonistas como del drama que subyace en el pasado del personaje de Tom y que implica a toda su familia.




De Prince of Tides funciona practicamente todo. Barbra Streisand realiza una excelente labor detrás de las cámaras ya que como artesana controla el tempo narrativo y el in crescendo dramático, aunque inyectando un tono de romanticismo elegante que da vitalidad a la historia de amor. Su mayor problema es esa egolatria que hace que esté encantada de conocerse y que le incita a meter en el guión numerosas (que no lo escribe ella, pero ya conocemos a esta señora) sentencias en las que ensalza su belleza y sensualidad sobre todo por medio de los diálogos de su parteneire. El guión a manos de Pat Conroy (el mismo autor de la novela) y Becky Johnson (Siete Años en el Tibet) fluye con naturalidad y ofrece frases memorables aunque a veces pequen de cierta poética un poco forzada pero nada rimbombante o falsaria.





Pero seamos sensatos, un 70% por ciento de las virtudes de El Príncipe de las Mareas se encuentran condensadas en un Nick Nolte sencillamente abrumador como Tom Wingo. Él hace la película, lleva sobre sus hombros el poso dramático el desarrollo de la trama y sobre su rol pendula toda la estructura y profundiad del producto gracias a su entrega a un papel que en un principio iba a interpretar el gran Jeff Bridges (a petición de la misma Barbra Streisand) pero que finalmente recayó en las manos del protagonista de Hombre Rico, Hombre Pobre.




Un acento sureño trabajadísimo, un carisma desbordante que permite la química total con el personaje de Streisand y que la historia que ambos comparten sea brutalmente creíble, su orgullo como hombre, que oculte ese secreto que le corroe por dentro (otro acierto de la directora, romper la tónica de la cinta con ese flashback crudísimo que no sólo no desentona con el resto del metraje sino que se revela como el mejor pasaje del film cuando es narrado por el protagonista entre susurros monosilábicos) o que diga más con la mirada que con los diálogos son detalles y matices que hacen que Nolte entregue uno de sus mejores y más sinceros trabajos hasta la fecha y lógicamente la película se beneficia de ello.




Interesante largometraje que funciona desde mi punto de vista más como drama que como cinta romántica (pero como esto último también cumple su cometido) y que es algo más que un producto (aunque también) para que adorables señoras maduras la vean, paquete de kleenex en mano, con sus maridos, señores que por medio de la risa nerviosa contienen sus varoniles lágrimas. El Príncipe de las Mareas ofrece buen cine con personajes universales y situaciones con las que el espectador puede empatizar al 100% y que en su conclusión deja un poso agridulce por ofrecer un final que nos retrata entre resignados y autocomplacientes ante una sociedad que no permite una voz más alta que la otra cuando el núcleo familiar entra en escena.


4 comentarios:

  1. Y era hora de que la vieras tú!!! Llevo diciendotelo años joio.

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  2. Y un amigo mío que adora la película también me daba la brasa con que la viera y mi madre me pilló en un renuncio cuando la estaban emitiendo en televisión y al final la vi con ella.

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  3. A mi me engancho desde la primera escena y no me soltó de éxtasis hasta el final, todavía la sigo viendo; y no me cansa.

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  4. Historia maravilosa,la vi muchas veces y quiero ese libro, algunos de ustedes saben donde sacarlo en pdf y los que hay me lo ponen dificil, gracias

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