Título Original: Harry Potter and the Deathly Hallows Part I (2010)
Director: David Yates
Guión: Steve Kloves basado en la novela de J.K. Rowling
Actores: Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Alan Rickman, Helena Bonham Carter, John Hurt, Timothy Spall, Richard Griffiths, Rhys Ifans, David Thewlis, Peter Mullan, Ralph Fiennes
Con esta primera parte de Las Reliquias de la Muerte comienza la recta final de las aventuras cinematográficas que adaptan las novelas de Harry Potter ideadas por la escritora británica J.K Rowling. La Warner Bros ha decidido exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro y hacer dos films sobre el último manuscrito protagonizado por el mago miope. Esta decisión tiene sus consecuencias buenas y malas. Lo negativo es que nos sacan más dinero por el simple hecho de tener que ver dos largometrajes para cerrar la saga. Lo positivo que al dividir la trama en dos obras la fidelidad al escrito será mayor o eso supongo.
Como ya mencioné cuando comenté por estos lares la anterior entrega, no he leído ni uno sólo de los libros en los que se basa la saga cinematográfica para no cargar a cuestas con el handycap de si la obra cinematográfica que visiono es una fiel adaptación del relato escrito en el que se basa (como si me está pasando con la bastante buena pero mejorable serie The Walking Dead y como me pasará cuando la HBO estrene Canción de Hielo y Fuego, Juego de Tronos), aunque ahora es cuando me está picando la curiosidad con respecto a leerme las novelas y espero hacerlo en breve. De modo que hablaré una vez más sólo dentro del plano cinematográfico sobre esta penúltima entrega de Harry Potter.
Antes de ver esta Deathly Hallows revisioné la saga completa. Con ello descubrí después de años que las dos primeras de Chris Columbus son excelentes (sobre todo La Cámara Secreta). Que El Prisionero de Azkaban dirigida por Alfonso Cuarón me sigue pareciendo la mejor. Que la de Mike Newell, El Cáliz de Fuego, me ha gustado más esta segunda vez a pesar del (d)efecto Robert Pattinson. Que de La Orden del Fénix, la primera de David Yates, me acordaba muy poco a pesar de ser muy resuelta y de que, finalmente, El Misterio del Príncipe, aún conteniendo algunas de las mejores escenas de la franquicia es la cinta más floja de todas.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte I aumenta considerablemente el nivel con respecto a The Half Blood Prince. Toda la puesta en escena del film (repleta, como es lógico, de lugares comunes reconocibles para los seguidores de la saga) tiene matiz de épica crepuscular, de fin de una etapa, de círculo comenzando a cerrarse, incluso de cierta nostalgia. David Yates le ha cogido el tono al universo del personaje y ha conseguido por fin imbuirse completamente en él. Acentuándose en los largometrajes la adultez y el tenebrismo que se iba labrando dentro de la saga desde su primera secuela y añadiendo personaje secundarios más oscuros y con más peso que en las anteriores entregas, sirva como ejemplo el del enorme Peter Mullan.
Todo ese poso de madurez se deja ver no sólo en como han cambiado las relaciones de los personajes protagonistas o en la atmósfera mucho menos infantil del producto, sino también en esos ecos a estados en situación de conflicto bélico con la excusa narrativa de la radio y las listas de magos desaparecidos, las escena oníricas mucho más rendidas al terror o las de violencia como la que abre el film, que nos sirve para darnos cuenta de que esto ya no es cine realizado exclusivamente para niños, que puede que incluso asuste a muchos de ellos. Aunque lo más logrado para mí es el choque con posterior fusión de la imaginería mágica habitual de los films y ese ambiente más realista o terrenal que en esta última parte por fin se ha desbordado y desde el minuto uno de metraje.
A Daniel Radcliffe se le nota algo más recuperado. En El Misterio del Prínicpe se le percibía hastiado y aburrido, con el piloto automático encendido y con pinta de estar cansado de dar vida tantas veces al mismo rol. Aquí no es que de clases de interpretación, ni que Laurence Olivier sobrevuele sobre su trabajo, pero se le nota más entero a la hora de cargar con el dramatismo del personaje. Emma Watson como siempre la más entregada de los tres y Rupert Grint cada vez más mastuerzo y con porte muy británico (en su vertiente hoolligan) pero ganando con los años como Ron. Los tres después de tantos años, como es lógico, destilan química y complicidad, ya que la cámara lo percibe y el espectador lo agradece.
El guionista Steve Kloves y el realizador David Yates se han hecho definitivamente con el universo de Harry Potter. Esas tablas les permiten a ambos regalar momentos memorables como el ya mencionado inicio, las apariciones de Dobby, las batallas mágicas, los momentos más tenebrosos como el regreso al pueblo en el que nació el protagonista principal, la batalla en la casa de los Malfoy, la secuencia final en la playa y sobre todo todo el segmento animado de la fábula de Los Tres Hermanos, que me parece una pequeña obra maestra con resonancias del mejor Tim Burton.
El trailer vende muy bien la segunda parte que dará fin a la saga y a las andaduras cinematográficas de Harry Potter. Esta primera entrega del díptico ha sido muy convincente, sólo destaco para mal y es una decisión ajena al film en sí, la horrible voz que le han puesto al pobre Ralph Fiennes en el doblaje, que pesa aún más cuando uno ha visto la saga previa integramente en V.O.S. Unicamente espero que la posterior y última parte cumpla expectativas y si no consigue superar a la que nos ocupa, al menos que la iguale. Aunque las imágenes promocionales prometen que será bastante mejor o ese aparenta a primera vista.
Como ya mencioné cuando comenté por estos lares la anterior entrega, no he leído ni uno sólo de los libros en los que se basa la saga cinematográfica para no cargar a cuestas con el handycap de si la obra cinematográfica que visiono es una fiel adaptación del relato escrito en el que se basa (como si me está pasando con la bastante buena pero mejorable serie The Walking Dead y como me pasará cuando la HBO estrene Canción de Hielo y Fuego, Juego de Tronos), aunque ahora es cuando me está picando la curiosidad con respecto a leerme las novelas y espero hacerlo en breve. De modo que hablaré una vez más sólo dentro del plano cinematográfico sobre esta penúltima entrega de Harry Potter.
Antes de ver esta Deathly Hallows revisioné la saga completa. Con ello descubrí después de años que las dos primeras de Chris Columbus son excelentes (sobre todo La Cámara Secreta). Que El Prisionero de Azkaban dirigida por Alfonso Cuarón me sigue pareciendo la mejor. Que la de Mike Newell, El Cáliz de Fuego, me ha gustado más esta segunda vez a pesar del (d)efecto Robert Pattinson. Que de La Orden del Fénix, la primera de David Yates, me acordaba muy poco a pesar de ser muy resuelta y de que, finalmente, El Misterio del Príncipe, aún conteniendo algunas de las mejores escenas de la franquicia es la cinta más floja de todas.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte I aumenta considerablemente el nivel con respecto a The Half Blood Prince. Toda la puesta en escena del film (repleta, como es lógico, de lugares comunes reconocibles para los seguidores de la saga) tiene matiz de épica crepuscular, de fin de una etapa, de círculo comenzando a cerrarse, incluso de cierta nostalgia. David Yates le ha cogido el tono al universo del personaje y ha conseguido por fin imbuirse completamente en él. Acentuándose en los largometrajes la adultez y el tenebrismo que se iba labrando dentro de la saga desde su primera secuela y añadiendo personaje secundarios más oscuros y con más peso que en las anteriores entregas, sirva como ejemplo el del enorme Peter Mullan.
Todo ese poso de madurez se deja ver no sólo en como han cambiado las relaciones de los personajes protagonistas o en la atmósfera mucho menos infantil del producto, sino también en esos ecos a estados en situación de conflicto bélico con la excusa narrativa de la radio y las listas de magos desaparecidos, las escena oníricas mucho más rendidas al terror o las de violencia como la que abre el film, que nos sirve para darnos cuenta de que esto ya no es cine realizado exclusivamente para niños, que puede que incluso asuste a muchos de ellos. Aunque lo más logrado para mí es el choque con posterior fusión de la imaginería mágica habitual de los films y ese ambiente más realista o terrenal que en esta última parte por fin se ha desbordado y desde el minuto uno de metraje.
A Daniel Radcliffe se le nota algo más recuperado. En El Misterio del Prínicpe se le percibía hastiado y aburrido, con el piloto automático encendido y con pinta de estar cansado de dar vida tantas veces al mismo rol. Aquí no es que de clases de interpretación, ni que Laurence Olivier sobrevuele sobre su trabajo, pero se le nota más entero a la hora de cargar con el dramatismo del personaje. Emma Watson como siempre la más entregada de los tres y Rupert Grint cada vez más mastuerzo y con porte muy británico (en su vertiente hoolligan) pero ganando con los años como Ron. Los tres después de tantos años, como es lógico, destilan química y complicidad, ya que la cámara lo percibe y el espectador lo agradece.
El guionista Steve Kloves y el realizador David Yates se han hecho definitivamente con el universo de Harry Potter. Esas tablas les permiten a ambos regalar momentos memorables como el ya mencionado inicio, las apariciones de Dobby, las batallas mágicas, los momentos más tenebrosos como el regreso al pueblo en el que nació el protagonista principal, la batalla en la casa de los Malfoy, la secuencia final en la playa y sobre todo todo el segmento animado de la fábula de Los Tres Hermanos, que me parece una pequeña obra maestra con resonancias del mejor Tim Burton.
El trailer vende muy bien la segunda parte que dará fin a la saga y a las andaduras cinematográficas de Harry Potter. Esta primera entrega del díptico ha sido muy convincente, sólo destaco para mal y es una decisión ajena al film en sí, la horrible voz que le han puesto al pobre Ralph Fiennes en el doblaje, que pesa aún más cuando uno ha visto la saga previa integramente en V.O.S. Unicamente espero que la posterior y última parte cumpla expectativas y si no consigue superar a la que nos ocupa, al menos que la iguale. Aunque las imágenes promocionales prometen que será bastante mejor o ese aparenta a primera vista.
A mi me gustó bastante,bastante más que la entrega anterior,y tienes mucha razón en que esta saga dejó de ser para niños hace mucho tiempo,lo que se agradece,la parte animada sublime ^^
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