sábado, 5 de mayo de 2012

Hacia Rutas Salvajes, unborn to be wild


Título Original Into the Wild (2007)
Director Sean Penn
Guión Sean Penn basado en el libro de Jon Krakauer
Actores Emile Hirsch, Marcia Gay Harden, William Hurt, Jena Malone, Brian Dierker, Vince Vaungh, Kristen Stewart, Catherine Keener, Hal Holbrook, Thure Lindhart, Signe Egholm Olsen, Zack Galifianakis, Haley Ramm



El talentoso, comprometido y polémico actor norteamericano Sen Penn tiene también una alabada pero no muy conocida faceta como director. Debutó en 1991 con Extraño Vínculo de Sangre (The Indian Runner) cinta protagonizada por Viggo Mortensen y David Morse sobre dos hermanos (un sheriff y un veterano de la guerra de Vietnam) que se reencuentran después de muchos años. En 1995 realizó Cruzando la Oscuridad (The Crossing Guard) drama sobre asesinatos y venganzas protagonizado por su íntimo amigo Jack Nicholson y la ex mujer de este, Anjelica Huston. 




En 2001 llegó su consagración, El Juramento (The Pledge), versión americana de la novela La Promesa  del escritor Friederich Dürremant (que ya adaptara a imágenes el director checo Ladislao Vajda en 1958 en El Cebo) con un enorme Jack Nicholson como protagonista. Por fin en 2007 llegaría su cuarto film detrás de las cámaras, Into the Wild, obra que adapta a la pantalla grande la novela homonima de Jon Krakauer, basado en los hechos reales que le sucedieron al joven estudiante Christopher McCandless entre 1990 y 1992.




Christopher es un estudiante estadounidense recién licenciado en la universidad, talentoso e inteligente, que un día decide huir de su hogar y entorno familiar y adentrarse en la aventura viviendo en los bosques de Alaska con un viejo autobús como único refugio. A lo largo del trayecto hacia aquel lugar y con otro nombre (Alexander Supertramp) entrará en contacto con la naturaleza, conocerá a distinto tipo de personas y vivirá con lo mínimo alejándose de una urbe automatizada y una sociedad del bienestar de las que reniega. En aquellos parajes experimentará sensaciones nuevas, tomará conciencia de una realidad que no le es ajena e intentará encontrarse a sí mismo.




Confirmado, no conecto completamente con el Sean Penn director, al menos en el mundo del largometraje (su cortometraje para el film colectivo 11-9-01 me sigue pareciendo una pequeña pero impagable obra maestra). Con Hacia Rutas Salvajes me ha pasado en gran parte algo parecido (en algunos aspectos) como con El Juramento. De aquella cinta me gustó prácticamente todo, el gran papel de Jack Nicholson, el reparto de secundarios (Aaron Eckhart, Robin Wright, Benicio del Toro, memorable Mickey Rourke en su breve intervención) el guión que adaptaba la novela y hasta la labor del cineasta con la dirección de actores. Pero en el plano técnico no me convencia su puesta en escena artificiosa y demasiado rebuscada cuando la historia pedía un naturalismo o un tono clásico más marcado.




Con Into the Wild me pasa algo parecido. A pesar de que hay momentos de belleza magistrales con panorámicas de una magnificencia irreprochable (la dirección de fortografía de Eric Gautier es sobresaliente) y que Penn sabe captar tanto lo maravilloso como lo aterrador que hay en la naturaleza, su uso de la cámara me parece en ocasiones muy equivocado. El protagonista de Mystic River parece querer darle demasiada importancia al acabado visual de su obra y no duda en incluir en el metraje, travellings innecesarios, planos con un inadecuado tono a lo Spìke Lee (el personaje en una esquina del encuadre y a su fondo un gran ciudad o paisaje) y hasta abruptas rutpturas de la cuarta pared con el protagonista mirando directamente al espectador cuando la historia no lo demanda en absoluto.




Tampoco ayuda el supuestamente genial montaje (nominado incluso al Oscar) que a mí al menos me ha parecido totalmente caótico por su mal uso de los flashbacks. No veo la necesidad de narrar una historia así de manera deconstruida porque es indudable que la confusión es un hecho, ni siquiera los carteles explicativos que localizan espaciotemporalmente los capítulos ayudan en manera alguna porque cuando vemos uno nuevo se nos ha olvidado la fecha del anterior. También huelga decir que este tipo de edición del largometraje ayuda poco a la hora de mostrar de manera coherente la ideología (y su evolución) de Christopher en pantalla, que se ve expuesta de manera desordenada y poco consistente.




Pero mi mayor problema con Hacia Rutas Salvajes es ajeno a la misma película y es que no comprendo la actitud de McCandless. Lo que muchos verán (y de hecho ven) como un acto de rebeldía, de alejarse de una sociedad absorvente y que únicamente se sustenta en las aperiencias y el materialismo a mí me parece un acto de cobardía profundamente egoista, una manera de no afrontar los problemas huyendo de ellos y dejando desamparada a una familia que se derrumbaba incluso antes de su marcha y que por ello no debió darle de lado y sí ayudarla a no resquebrajarse, al menos mirando un poco por su hermana, víctima inocente de todo lo ocurrido.




Que el protagonista decida dejarlo todo, cobijarse en la naturaleza y abandonar el entorno urbano puede dar pie (y de hecho el film lo da) a una interesante dicotomía ideológica. ¿El hecho de que Christopher abandone su hogar para abrazar parajes naturales es un acto conservador (rechazo al progreso, vuelta a las raíces y a lo arcáico) o progresista (oponerse a un sistema y una globalización de proporciones mundiales que realiza una continua oda al consumismo y el capital)?. Ahí se encuentra el punto fuerte de la historia que narra Sean Penn, pero nada tiene verdadera consistencia cuando el personaje de un esforzadísimo Emile Hirsch (este tipo de papel es un caramelo para cualquier actor y él lo aprovecha) nunca deja de parecerme un niñato que sólo mira por sí mismo haciendo, con su sistema de valores, una apología escandalosa del yo.




La cinta analiza con interés temas como la desestructuración de la familia americana media (grandes Marcia Gay Harden y un William Hurt que tiene al final del metraje uno de los llantos más sinceros que he visto en muchos años) y utiliza con gracia personajes tipo como hippies desencantados, extranjeros libertinos y simpáticos, chica menor de edad con ínfulas de cantante, para finalmente regalarnos al mejor personaje del film y también al protagonista del pasaje más remarcable de cuantos puluan a lo largo del metraje, el anciano al que da vida un inmenso Hal Holbrook de mirada sabia, inocente y cariñosa. Una pena que su relación con Christopher no esté bien desarrollada, la misma pudo dar mucho más de sí en el guión y estar mejor perfilada.




Al igual que me pasó con la adaptación que el cineasta alemán Volker Schlöndorff hizo de la premiada novela de su compatriota Günter Grass, El Tambor de Hojalata, lo que me quieren transmitir como un acto de rebeldía que trasciende lo mundano para adentrarse en lo psicológico e ideológico a mí me parece (al menos en pantalla, no he leído ninguna de las novelas, ni la de Grass ni la de Krakauer ) un innecesario acto de inconsciencia que tiene poco de meritorio o admirable y sí mucho de estupidez egocentrista. Lo cierto es que no diré que Hacia Rutas Salvajes es una película desdeñable, pero sí fallida a distintos niveles.




Desde mi punto de vista el espectador que quiera ver una verdadera comunión entre ser humano y naturaleza y las maravillas y desgracias que ello conlleva que vea el inmenso documental Grizzly Man de Werner Herzog. En cambio aquellos que quieran experimentar un auténtico viaje a la América profunda, un trayecto introspectivo en busca de uno mismo y también una una oda al perdón, los lazos de sangre y a la vida misma deberá mirar hacia otro lado y ahí encontrará la respuesta que Into the Wild no da. Tendrá que poner su mirada en el año 1999, en David Lynch, en otro hecho real y en un entrañable anciano que recorrió cientos de kilómetros con un pequeño y lento cortacesped para encontrarse con su hermano enfermo y sus propios años de juventud perdidos.



11 comentarios:

  1. Una Historia Verdadera es un regalo para el corazón y el alma. Tengo que revisionarla um día de estos, pues hace mucho tiempo que la vi.

    ResponderEliminar
  2. Nunca mejor dicho lo de un regalo para el corazón y el alma, ni yo lo hubiera expresado mejor.

    ResponderEliminar
  3. Típica peli hiperrecomenda por chiriguais que termina descubriédose como una trampa en sí misma, vendiendo exactamente lo contrario a lo que se supone nos pretende mostrar. Comparar esto con la adaptación de El tambor de hojalata es excesivo (aunque, entre tú y yo, hay que ser gili para pretender hacer ni siquiera lejanamente justicia a la novela, aunque aquí reconozco que soy demasiado parcial, adoro esa novela, quizás mi favorita) a todos los niveles. ¿Sabes a qué me evocó a mí? A Ally Macbeal: una serie que se vendía como feminista cuando era exactamente todo lo contrario, al mostrarnos a una profesional de éxito frustrada por no haber sido madre en la vida. Igual es que el prota no se moja demasiado, pero resulta tan increiblemente poco creible que uno se alegra profundamente con su final, con diferencia lo mejor de la peli.
    En fin, que la peli va de un puto pijo de mierda que se cree que es Dave Crockett cuando no llega ni a Chavy Chase. Y mira que soy seanpennista...

    ResponderEliminar
  4. La comparativa con El Tambor de Hojalata viene porque para muchos ese niño que tocaba el tambor sin parar, dando estridentes golpetazos y reventando cristales con su voz era una metafora de ponerse en contra de la sociedad y mostrar su incoformismo contra lo establecido en una edad como la adolescencia, algo parecido (al menos en concepto) a Into the Wild. En cambio yo sólo veía al puto elfo de Legend armando gresca y berreando como un energúmeno lo suficiente como para que me dieran ganas de atravesar la pantalla de un cabezazo. Y fíjate, que he resaltado lo de que no he leído la novela de Grass porque he oído que la adaptación de Schlöndorf no le llega ni a la suela de los zapatos al libro, como tú bien dices.

    ResponderEliminar
  5. Pues a leer el libro, vale ya de tanto tebeo y tanta peliculeja...

    ResponderEliminar
  6. A ver si doy con una edición económica por ahí, que ciertamente le tengo bastantes ganas.

    ResponderEliminar
  7. Déjate de ediciones baratas, hombre. La mía lo es, y me arrepiento de no tener algo más majo. La de Alfaguara está bien, yo la he regalado un par de veces con la esperanza de que me dijeran "Ya lo tengo" y quedármelo. Sí, sé que podría comprármela yo y ya está, pero es que una vez que lo tengo en una edición... Paranoias de consumo, sin más.

    ResponderEliminar
  8. Está la cosa mu mala, pero bueno, ya veré la edición que compro.

    Yo también tengo paranoias de consumidor. A mí una portada me vende un libro y si no me gusta al contrario. El otro día me compré en la feria del libro de mi localidad una edición de El Nombre de la Rosa que tenía una buena portada, si no me llega a gustar ni lo compro y eso que le tenía la hostia de ganas al libro.

    ResponderEliminar
  9. Estoy contigo Armin, si no fuera por la sencilla pero bellísima portada de Muerte de un superhéroe ni me hubiera interesado lo más mínimo por el libro...

    Y también estoy con Jorge: llevo años con una edición cutre de periódico de Cosecha Roja, mi libro favorito, pero es que comprarmelo para tenerlo repetido... Y lo mismo con casi cualquier cómic. Y destaco el CASI, que como Transmetropolitan la saquen en tochos tipo 100 Balas cae FIJO.

    ResponderEliminar
  10. Yo con ediciones repetidas de comics sólo tengo una debilidad: la etapa Claremont-Byrne de Uncanny. Salvo el coleccionable (que tras pillar el primer número no me convenció), creo que lo tengo todo. Ahora, ya sabéis, ando con los Omnigolds esos... Y, atención, no me limito a pillarlos: me los vuelvo a leer (y a disfrutar) por millonésima vez.
    Con el resto, salvo desastres encuadernativos(los putos prestigios Forum de Elektra Asesina, por ejemplo), no pico, ni con las cojoediciones que están apareciendo en los últimos años de etapas memorabilísimas: si lo tengo, aunque sea en vetustas grapas, no me los compro.
    De libros, reconozco que alguna edición de estas baratas traducidas por oligofrénicos sí que ha ido al contenedor de reciclaje tras ser debidamente sustituido: con mi primer ejemplar de La Cartuja de Parma, por ejemplo, pasó eso exactamente.
    Por cierto, Samanosuke, no sabes cuánto te alabo tu buen gusto: supongo que la edición que tienes es la que sacó El País hace unos años. Si te sirve de consuelo, no me suena que haya una edición en castellano de tu libro preferido (sin estar agrupado con otra u otras obras de Hammett) ni mejor traducido ni con una encuadernación y "presencia" más digna que la que tienes tú. Yo tengo una edición de Alianza, que creo que es de la que salió le de El País, y ya sabemos que, salvo recientes excepciones, las ediciones de Alianza tampoco es que hayan sido la hostia. De hecho, tengo una edición Alianza en dos tomos de los relatos de Poe que me regalaron hace tres o cuatro años (como si no me hubiera hecho en cuanto salió con el tomazo aquel de la Edición Comentada de los cuentos completos, pero, en fin, la intención era buena); me llevé el primer tomo para ir leyendo cuentillos a la playa (levar la edición comentada a la playa habría sido... estúpido) y antes de llegar a la mitad... me empecé a quedar con hojas en la mano.
    En fin, Samanosuke, disfruta de tu edición "cutre" de esa puta obra maestra que es Cosecha Roja, que tampoco las vas a encontrar mucho mejores en castellano.

    ResponderEliminar
  11. ¡Es exactamente ésa, jajaja! Pues vaya, no sabía que no era encontrable de manera un poco más decente... La verdad que otros muchos libros de la colección no me importa tenerlos así, pero es que Cosecha Roja se merece otra edición, más cuando sacan ediciones cartoné comentadas de cualquier bestseller mierdero ¬¬ De Alianza en bolsillo tengo las demás obras de Hammett (La llave de cristal, La maldición de los Dain, El hombre delgado...) y ya voy más o menos apañado.

    Pedazo de colección se montó El País, ahora mismo me vienen a la cabeza Cosecha Roja, Robinson Crusoe, La isla del tesoro, Drácula, El talento de Mr. ripley, Adiós muñeca... Aunque creo que las dos últimas quizá sea de otra promoción posterior dedicada sólo al género negro... Demasiado tiempo ya para recordarlo.

    ResponderEliminar