jueves, 17 de junio de 2010

En Nombre de Caín, la voz de su amo

Título Original Raising Cain (1992)
Director Brian De Palma 
Guión Brian De Palma 
Reparto John Lithgow, Lolita Davidovich, Steven Bauer, Frances Sternhagen, Gregg Henry, Tom Bower, Mel Harris, Teri Austin




En 1992, y tras el batacazo a nivel general que supuso su adaptación de la novela de Tom Wolfe, La Hoguera de las Vanidades, Brian de Palma volvió al género que mejor controlaba desde sus comienzos como cineasta, el thriller de suspense con reminiscencias hitchocokianas. El resultado fue Raising Cain, titulada en nuestro país En Nombre de Caín, que desgraciadamente supuso otro considerable descalabro fílmico por parte del italoamericano en aquellos primeros años 90 que se sumaban a otros previos de su carrera, varios de ellos notablemente injustos.

 

A pesar de ser un proyecto notoriamente fallido, En Nombre de Caín es, le pese a quién le pese, un film 100% De Palma. El problema es que cuando al autor de Atrapado Por Su Pasado (Carlito's Way, 1993) escribe los guiones de sus propios largometrajes normalmente el resultado de los mismos deja bastante que desear, porque para él pasan a ser un elemento secundario. El libreto de Raisig Cain es un batiburrillo de guiños cinéfilos a Hitchcock y sobre todo a Psicosis, cinta a la que De Palma en esta ocasión copia no sólo planteamientos, sino también escenas enteras, como la del coche en el pantano, la explicación en la comisaría por parte de la psiquiatra o la del climax en el motel.

 

Toda la historia sobre experimentos con niños, secuestros, infidelidades, desdoblamientos de personalidad e intrigas de baratillo importa más bien poco, ya que la misma es caótica, está mal construida y no se sostiene por su propio peso. En gran parte debido a los numerosos, y en la mayoría de los casos innecesarios, giros de guión que De Palma introduce en la trama solo buscanndo el efectismo narrativo gratuito. Pero como en otras muchas ocasiones en las que el guión de una película del italoamericano no funciona debidamente solo nos queda la esperanza de que en la dirección no falle y como es lógico no lo hace, ni de lejos.

 

De Palma siempre ha antepuesto en su cine la forma al fondo. Su interés radica más en cómo contar una historia que el hecho de relatarla. Por eso un guión tan endeble como el de En Nombre de Caín es salvado in extremis por una dirección brillante. El realizador de El Fantasma del Paraíso puede acertar o fallar, pero detrás de la cámara rara vez decepciona. Su concepción del lenguaje cinematográfico es puro, hace un uso milimétrico de los movimientos de cámara, la banda sonora, los localización de los actores en el encuadre y la conjunción de todos estos aspectos. Por eso durante el film asistimos a un elaborado trabajo con angulaciones que no sólo remiten al ya mencionado clásico de Hitchcock, sino también a Orson Welles o un plano secuencia marca de la casa  de 4 minutos desde la cuarta planta de un edificio, hasta el sotano del mismo con varios actores interactuando entre ellos.

 

En Nombre de Caín después de todo es una entretenida cinta que mantiene la tensión de manera acertada. Bordea con demasiada regularidad lo ridículo, pobre John Lithgow con ese pelucón, como en ese plano final que lamentblemente más que remitir a la cinta protagonizada por Anthony Perkins y Janet Leigh nos trae la cabeza Señora Doubtfire, con Robin Williams. Pero es un trabajo honesto de su autor y es 100% De Palma, lo tomas o lo dejas. Lo que si me parece curioso es lo vapuleado que fue este proyecto en su estreno y por el contrario la de alabanzas que le dieron a Shutter Island de Scorsese, cuando la diferencia, conceptualmente hablando, entre ambas es más bien poca.


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