lunes, 14 de agosto de 2017

Capitán América: Civil War



Título Original Captain America: Civil War (2016)
Director Anthony y Joe Russo
Guión Chrisitopher Markus y Setephen McFeely, basado en el cómic de Mark Millar y Steve McNiven y en personajes de Stan Lee, Jack Kirby y Joe Simon
Reparto Chris Evans,  Robert Downey Jr., Sebastian Stan, Scarlett Johansson, Anthony Mackie, Daniel Brühl, Don Cheadle, Jeremy Renner, Chadwick Boseman, Paul Bettany, Elizabeth Olsen, Paul Rudd, William Hurt, Emily VanCamp, Tom Holland, Frank Grillo, Martin Freeman, Marisa Tomei, John Kani, John Slattery, Hope Davis, Alfre Woodard, Stan Lee, Heidi Moneymaker, Gene Farber, Florence Kasumba





No fueron pocos, un servidor entre ellos, los que recibieron con un arqueo de ceja la noticia. La tercera película del Capitán América dentro de Marvel Studios iba a estar inspirada en Civil War, el célebre y exitoso evento de los cómics escrito por el escocés Mark Millar y dibujado por el estadounidense Steve McNiven en el año 2006. En aquel crossover se reunía prácticamente el grueso de la plantilla más destacada de la Casa de las Ideas con motivo de la batalla entre dos grupos, comandados por Iron Man y el Capitán América respectivamente, para de esta manera ofrecer apoyo u oposición al famoso Acta de Registro Sobrehumano con el que mantener controladas a las personas con superpoderes. Dicha implicación de casi toda la plana mayor de Marvel se antojaba imposible de trasladar fielmente a imágenes debido a los problemas de derechos que la productora de Kevin Feige tenía con respecto a personajes como los adscritos al universo mutante o los relacionados con los 4 Fantásticos, todos ellos propiedad de 20th Century Fox, así como los de Spider-Man que estaban en poder de Sony.




Por suerte antes de comenzar la producción de la película Marvel Studios llegó a un acuerdo con Sony para compartir los derechos del alter ego arácnido de Peter Parker y así poder incluirlo al menos a él en esta Civil War audiovisual. Lo que posteriormente sucedió es por todos conocido, se prescindió de Andrew Garfield que no había convencido demasiado con su versión del trepamuros (aunque sus virtudes tenía, indudablemente) en el díptico The Amazing Spider-Man y los responsables decidieron reiniciar por segunda vez el personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko en 1963 con un nuevo actor y una puesta al día actualizada de la criatura. El británico actor Tom Holland (Lo Imposible) fue el afortunado elegido para dar vida a la tercera versión cinematográfica del hombre araña y Civil War sería su carta de presentación, eso sí, tomando un rol mucho más secundario y tangencial que en el cómic de Millar y McNiven, en el que incluso llegaba a revelar a la opinión pública su identidad secreta.





Evidentemente la única inclusión de Spider-Man no iba a solucionar el problema que Kevin Feige y sus empleados tenían con respecto a realizar una adaptación fidedigna de Civil War debido a la ya apuntada ausencia de los otros personajes por culpa de los derechos en poder de 20th Century Fox. Por ello los guionistas Christopher Markus y Setephen McFleely y los directores Anthony y Joe Russo, que volvieron aquí a trabajar con Steve Rogers tras su soberbia labor en la brillante Capitán América: Soldado de Invierno, se pusieron manos a la obra para crear su propia Civil War, que más allá de algunos apuntes narrativos y estilísticos, poco tuvo que ver finalmente con el famoso evento de los cómics. Para que el éxito fuera total Marvel Studios puso a disposición del equipo de escritores y realizadores prácticamente todos los personajes que hasta ese momento se habían paseado por la pantalla grande durante las dos primeras fases del universo cinematográfico de la Casa de las Ideas e incluso añadiendo algunos de nuevo cuño que debutaban en esta cinta junto al ya mencionado Spider-Man.




Capitán América: Civil War se estrenó el 27 de Abril de 2016 y fue un enorme éxito de crítica y público en todo el mundo, siendo considerada desde su puesta de largo internacional una de las mejores y más sólidas cintas del Universo Cinematográfico Marvel. Un servidor pudo verla en su momento en pantalla grande, como hago con casi todos los largometrajes de cine relacionado con superhéroes, y aunque me pareció un producto magnífico encontré algunos fallos de guión que me parecieron lo suficientemente notables para ser destacados por parte, puede que no del espectador neófito, pero sí del conocedor de los personajes, la franquicia y sus contrapartidas en papel. Revisada ayer poco más de un año después de la primera vez debo admitir que esos defectos en esta segunda ocasión me han parecido más livianos y perdonables que en esa inicial toma de contacto, pero evidententemente a lo largo de esta reseña los mencionaré y trataré de analizar superficialmente para ofrecer una visión lo más completa posible del largometraje y su idiosincrasia como obra cinematográfica de entretenimiento.




Capitán América: Civil War tiene lugar después de los hechos acaecidos en Los Vengadores: La Era de Ultrón (aunque recordemos que entre una y otra se estrenó Ant-Man, suponiendo el ligero y agradable cierre de la Fase 2 de Marvel Studios) y narra la división que tiene lugar entre los distintos miembros de los Vengadores cuando entran en juego los Acuerdos de Sokovia, un sistema impulsado por la ONU que mantendrá controlado al grupo de superhéroes y gracias al cual podrán solicitar los servicios de estos cuando lo vean necesario sin que ellos puedan interceder en ese sentido. Tony Stark, impulsado por el cargo de conciencia de los daños colaterales causados en Sokovia durante la batalla con Ultrón, apoyará los acuerdos y junto a él lo harán otros miembros del grupo como Viuda Negra, Máquina de Guerra o Visión. En cambio Steve Rogers, con la ayuda de Ojo de Halcón, Falcon o Ant-Man se situará en el lado opuesto. La inclusión en esta guerra interna de Black Panther, Spider-Man, Soldado de Invierno y Helmut Zemo potenciará exponencialmente los problemas entre una y otra facción.




Los directivos de Marvel Studios demostraron una vez más un intachable olfato cuando decidieron poner de nuevo a los hermanos Russo a manos de la tercera entrega de las aventuras en pantalla grande de Steve Rogers. Capitán América: Civil War es una acertada y sólida amalgama entre el celuloide de espionaje al que se adscribía Soldado de Invierno (una cinta que tenía más que ver con la saga cinematográfica de Jason Bourne que con el subgénero pijamero) y el tono superheróico que destilan la mayor parte de las producciones de la división cinematográfica de la Casa de las Ideas y que pudimos ver en las dos entregas de los Vengadores, la primera Guardianes de la Galaxia, la trilogía Iron Man o la misma primera cinta protagonizada por en Centinela de la Libertad en 2011. De este modo los realizadores de la serie Community vuelven a moverse por un terreno que conocen, pero aunándolo con el que puede y debe considerarse la seña de identidad del Universo Cinematográfico Marvel. El resultado es brillante a distintos niveles siempre dentro de un contexto de cine comercial y de evasión.




Es de un mérito incuestionable la labor de Anthony y Joe Russo a la hora de ejecutar esta mezcolanza de géneros que queda patente desde el arranque con la misión en Lagos para dar caza a Brock Rumlow, alias Calavera, ofreciendo una potente muestra de lo que será el discurrir de la cinta con la alternancia de escenas de acción rodadas con una fuerza técnica y poderío visual brutales (algo tendrá que ver con esto también la presencia de David Leitch como director en la segunda unidad) con pasajes en los que el sense of wonder propio de las producciones Marvel Studios copan el protagonismo de la trama consiguiendo una fusión de tonos que expuesta en pantalla ofrece situaciones espectaculares, siempre apelando a unas escenas dinámicas y frenéticas en las que todas las peleas, persecuciones, y tiroteos se ven de manera cristalina sin abusar de los movimientos de cámara innecesarios, la dirección de fotografía sobresaturada o el montaje sincopado propio de las superproducciones hollywoodienses del siglo XXI.




En este sentido pasajes como el ya mencionado en Lagos con la búsqueda del personaje de Frank Grillo, la huída de Bucky en motocicleta siendo perseguido por Black Panther y el Capitán América o toda la larga y elaborada batalla campal en el aeropuerto alemán dan buena muestra de lo que se puede hacer en el cine de acción para todos los públicos con unos medios holgados, tanto en el apartado artístico como el técnico, y la profesionalidad de unos artesanos que a pesar de no tener más de dos largometrajes en su haber pareciera que llevaran toda la vida implicados en producciones mastodónticas llenas de pirotécnica y ritmo endiablado como la que nos ocupa. Tanto los Russo como los guionistas hacen una sabia utilización del enfrentamiento interno de los Vengadores para poner frente a frente a personajes que de otro modo nunca lucharían los unos contra los otros cediendo de esta manera a los sueños de los numerosos fans de los cómics que son generalmente los que más disfrutan con este combate entre el bando de Tony Stark y el de Steve Rogers.




Por suerte tanto los hermanos Russo como los guionistas Chrisitopher Markus y Setephen McFeely también centran su atención en la necesaria interacción de los numerosos personajes que pueblan la narración y eso se deja notar en el metraje. La dicotómica relación entre rivalidad y lealtad de Tony Stark y Steve Rogers, la de amistad de este último con Bucky, los primeros pasos de lo que será en un futuro la relación sentimental entre Wanda y Visión, el peso que toma T'Challa como rey de esa Wakanda que comienza a cobrar protagonismo de cara al estreno de Black Panther o el dúo cómico que forman el personaje de Robert Downey Jr con el Spider-Man de Tom Holland con gags de humor muy divertidos y toda la retranca relacionada con la edad de la improbablemente atractiva tía May de Marisa Tomei (golpes de humor que volvieron en la reciente Spider-Man: Homecoming y que confirmaron a Stark y Parker como una entrañable pareja humorística) son expuestos en pantalla con acierto y la suficiente pericia para que el espectador empatice mínimamente con ellos y sus situaciones tanto emocionales como profesionales.




Ya centrándonos en los fallos previamente anotados el primero nace de una de las decisiones más celebradas de la película, la inclusión de Spider-Man en la trama. Si cuando lo vimos por primera vez balancearse en su telaraña por el skyline neoyorquino en la película primigenia de Sam Raimi muchos cumplimos un sueño de infancia verlo codearse con los personajes de Marvel Studios no es menos trascendente y memorable para el fan curtido en las viñetas. Pero seamos serios, su inclusión en el film es totalmente arbitraria, la motivación por parte de Stark para reclutarlo en su guerra civil es tan peregrina como temeraria (darle como primera misión a un quinceañero que lleva menos de seis meses en activo como luchador contra el crimen enfrentarse a un grupo de curtidos superhéroes con fuerza sobrehumana es poco procedente) al igual que la escasamente sólida excusa narrativa para que conozca la personalidad secreta de su pupilo, algo que por cierto se convirtió en algo habitual en el debut del personaje en solitario quitando peso a una de las señas de identidad más importantes de la creación de Stan Lee y Steve Ditko.




El otro defecto nace nuevamente de un acierto y está relacionado con el villano que esta vez está representado por Helmut Zemo, alias Barón Zemo. El actor alemán de ascendencia española Daniel Brühl da vida a dicho personaje y el mismo se revela como la némesis más sólida de Marvel Studios junto a las de Loki o Ultrón (que al que suscribe le pareció una encarnación magnífica, independientemente de la fidelidad por parte de Joss Whedon a su versión en viñetas) con unas motivaciones bien perfiladas en la trama así como unas acciones que llegan a tener verdaderas y graves repercusiones en los protagonistas. Pero su personalidad está tan alejada del Zemo de los cómics (eso sin adentrarnos en la estética que ahí el suspenso se antoja inevitable) que su rol podía haber pasado por la de cualquier villano genérico y de manual que hubiera decidido enfrentarse a los Vengadores por unas u otras circunstancias. Con todo el cometido para el que el alter ego en la ficción del actor de Malditos Bastardos fue creado se cumple sobradamente, de modo que en ese sentido más allá de la fallida encarnación que es de la creación de Stan Lee y Jack Kirby poco más negativo podemos decir de él.




Como es lógico todos sabíamos que Marvel Studios no iba a tener los redaños para dar un final a la película como el que vimos en los cómics y por muy elaborada y memorable que resulte esa batalla en el aeropuerto éramos conscientes de que ningún miembro de los Vengadores iba a causar baja permanente (lo de James Rhodes es una concesión de cara a la galería para que haya un daño colateral más o menos importante como resultado del enfrentamiento) porque esto es un negocio que ofrece dos o tres entregas por año y el dinero es lo que prima en Hollywood. Pero Capitán América: Civil War es una demostración de enorme fuerza por parte de la división cinematográfica de la Casa de las Ideas, tan o más conservadora que cualquiera de sus otros films, pero llevada a cabo por un grupo de profesionales que saben cómo ofrecer a la platea cine comercial de calidad o dos horas y media de acción y heroicidades de distinto pelaje que se pasan en un suspiro. Ahora sólo queda ver qué están haciendo los Russo con el díptico Avengers; Infinity War, que ese sí apunta ser un antes y un después en la factoría comandada por Kevin Feige o eso suponemos.



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