Título Original The Dark Knight Rises (2012)
Director Christopher Nolan
Guión David S. Goyer, Jonathan Nolan y Christopher Nolan basado en el personaje creado por Bob Kane y Bill Finger
Actores Christian Bale, Tom Hardy, Anne Hathaway, Michael Caine, Gary Oldman, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Morgan Freeman, Juno Temple, Matthew Modine, Josh Pence, Nestor Carbonell, Brett Cullen, Tom Conti, Aidan Gilen, Liam Neeson
The Dark Knight Rises supone el cierre de la trilogía que el director británico Christopher Nolan ha dedicado al personaje de Batman, creado por el tándem Bob Kane/Bill Finger (aunque por desgracia a este último pocas veces se le reconoce su crédito en la gestación del personaje) hace más de 70 años, teniendo su primera aparición en el número 27 de la colección Detective Comics. Su trilogía tiene una profunda coherencia interna y sirve para convertir el icono de Batman en una leyenda, un símbolo. El problema es que el cierra de esta saga es una cinta que sufre de cierta irregularidad y algunos fallos internos que le restan entereza y solidez como conjunto cinematográfico, aunque por suerte la película no fracasa en ningún momento como conclusión de la franquicia. Crítica con algunos spoliers.
Han pasado ocho años desde que Harvey Dent muriera (siendo ya el criminal Dos Caras) y Batman asumiera como suyos todos los crímenes llevados a cabo por el atiguo fiscal del distrito. Gotham vive en paz, la policía dirigida por el comisario James Gordon mantiene a raya a los criminales y Bruce Wayne vive recluido en su masión sin conseguir levantar cabeza tras los hechos acontecidos durante la campaña de terror y caos realizada por el Joker. Pero la aparición de una felina ladrona de joyas, algunos problemas con sus negocios personales y sobre todo la llegada de Bane, un criminal cuya intención es purgar de corrupción la ciudad, obligarán a Batman a abandonar su retiro y volver a portar la capa y la capucha del caballero oscuro.
The Dark Knight Rises está inspirada en tres sagas de las más recordadas de los últimos 30 años del personaje. Por un lado tenemos al Bruce Wayne que colgó la capa años ha y que ya no ejerce de justiciero en Gotham, pero que regresará a la batalla cuando el crimen vuelva a imperar en su ciudad, ideas argumentales que salen de El Regreso del Caballero Oscuro la inmensa y capital obra de Frank Miller editada en 1986. Por otro lado tenemos la noventera La Caída del Murciélago, saga con el personaje de Bane como enemigo principal de Batman y que narraba un combate brutal entre ambos en el que el hombre murciélago salía muy mal parado.
Por último tenemos Tierra de Nadie una de las más extensas etapas del personaje que narraba como Gotham era invadida por el caos y la anarquía tras un enorme terremoto (aquí el guión se toma licencias con respecto a lo del movimientos sismico, que no forma parte de la trama). Aunque los hermanos Nolan han comentado que tomaron como punto de partida la novela Historia de Dos Ciudades de Charles Dickens y es cierto que hay similitudes entre película y libro, es indudable, es más, posiblemente esa amplitud de miras en la escritura es la que ha dado pie a que la última cinta del director de Memento no sea tan redonda como se esperaba. También en la trama por medio de referencias y algunos secundarios se homenajean sagas del personaje en viñetas como El Hijo del Demonio de Mike W. Barr y Jerry Bingham.
El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace es una excelente película que contiene muchísimos aciertos y momentos de gran cine que permanecerán en la retina del espectador (y en el fan del personaje más aún) largo tiempo. Pero también es la cinta de la trilogía más irregular y la que contiene más fallos estructurales y argumentales que le restan cohesión al conjunto. Posiblemente Nolan esta vez sí ha pecado de ambicioso y por querer contar una historia bigger than life y llegar incluso más lejos que con su anterior film sobre Batman (algo tan innecesario como imposible) ha perdido, en cierta manera, el control de su enorme máquina.
Hay muchos aciertos en The Dark Knight Rises que la convierten en un producto nada desdeñable y sí bastante reivindicable. Nolan sabe mantener el tono que insufló a las dos entregas de la trilogía y el matiz crepuscular y oscuro se acentúa (aunque esta vez no se encorseta tanto al realismo y deja que algunas escenas tomen un tono menos verista) lo que da uniformidad a las tres cintas en conjunto. Por otro lado consigue transmitir la sensación de apocalipsis en Gotham, cómo ese grupo de terroristas (comandados de Bane) amedrentan a los ciudadanos y se percibe el sentimiento de amenaza a través de la pantalla.
La dirección técnica de Christopher Nolan es en general sobresaliente. Tanto el arranque en el avión, como las persecuciones por tierra o aire, como esta vez sí, las escenas de lucha, tienen un acabado impecable. He de admitir que habiendo comentado en las entradas dedicadas a Batman Begins y El Caballero Oscuro que al realizador de The Prestige le faltaba depurar las escenas de acción físicas en El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace no sólo ha conseguido mejorarlas, sino también regalarnos dos de ellas sencillamente inolvidables. Las dos peleas de Batman y Bane están rodadas y editadas con una pericia mayúscula, es más, la primera de ellas me parece un pasaje ejemplar no sólo en la cinta que nos ocupa, también en el cine de acción en general.
Toda la pelea en la base central de Bane está rodeada de un halo de impotencia y brutalidad sencillamente apabullante. He de admitir que esta parte del film incluso llegó a ponerme mal cuerpo, parecía como si los golpes que el protagonista recibía los sintiera yo mismo. Ese Bane que hace que cada golpe simule una apisonadora parece que realmente va a matar a Batman, (los tres golpes seguidos a la cabeza me dolieron hasta a mí) y que derrote de esa manera al protagonista (qué simbólica la escena en la que tira la máscara del héroe) como ya he comentado deja con una sensación de angustia que se confirma desde mi punto de vista como todo un hallazgo.
Tom Hardy sabía que la alargada sombra de un inmenso Heath Ledger como el Joker le acompañaría durante toda su representación de Bane, por eso seguramente le ha querido dar otro tono a su villano y desde mi punto de vista ha sido todo un acierto. Me gusta mucho el Bane de The Dark Knight Rises, sabe transmitir esa mezcla entre amenaza física y psicológica que los buenos guionistas han sabido inyectar cuando han llevado de la mano al personaje en los tebeos. El protagonista de Bronson se ve en pantalla como una enorme mole de inquebrantable voluntad que consigue destrozar físicamente (de la misma manera que el Joker lo hacía en un plano psicológico) al protagonista. Finalmente su elección por parte de Christopher Nolan se revela como todo un acierto de casting.
Otro acierto en el reparto es la Catwoman de Anne Hathaway, actriz que en principio no parecía que fuera a dar la talla como el alter ego de Selina Kyle y que cumple sobradamente en su labor de dar vida al personaje creado por Kane y Finger. La Catwoman de Goyer y los Nolan es una ladrona de joyas con una ambigua moral (¿está del lado de Batman o es una villana más?), visión realmente fiel a los cómics, más que la que dieron Tim Burton y Michelle Pfeiffer en Batman Vuelve (aunque esta última era mucho más perversa y sensual, memorable a fin de cuentas) y la protagonista de Havoc o Princesa por Sorpresa está a la altura.
Entre los actores destaco a Christian Bale que consigue su mejor interpretación de Bruce Wayne de las tres cintas. Al inicio podemos compartir con él su desencanto, sus pocas ganas de vivir y el dramatismo que implica su regreso a las calles de Gotham para luchar contra el crimen. Pero el que se roba la velada en lo que al equipo artísitico de refiere es un Michael Caine sencillamente brillante como un Alfred para el recuerdo, que no puede soportar que Bruce Wayne vuelva a ejercer de Batman poniendo en peligro su vida, porque lo ve como a un hijo al que puede perder. Para un servidor las escenas que comparten ambos son de lo mejor del film.
Del resto del reparto todos cumplen pero algunos de ellos transmiten cierta sensación de apatía. Gary Oldman o Morgan Freeman ya conocen sus personajes y los interpretan con convicción pero no demasiada implicación, y el rol de Marion Cotillard cubre el cupo de personajes femeninos mal perfilados por Nolan, que en esta ocasión no ha recaido sobre Catwoman, sino en la guapa actriz francesa. El que mejor lo hace en este apartado es un Joseph Gordon-Levitt memorable como John Blake y con mucho peso en la trama, confirmando una vez más su talento como intérprete.
Al igual que en Batman Begins y El Caballero Oscuro en la que vimos los rostros del holandés Rutger Hauer (Blade Runner, Los Señores del Acero) y el norteamericano Eric Roberts (Los Mercenarios, Fiesta de Despedida) respectivamente, Nolan recupera a un secundario, cuya edad dorada en Hollywood ha pasado ya, para el cine de gran presupuesto estadounidense. El problema es que el papel que regala a Matthew Modine (La Chaqueta Metálica, Un Domingo Cualquiera) es sencillamente ridículo y está horriblemente perfilado. Ahora hilemos fino y destaquemos los fallos del film.
Me considero seguidor (que no fan, porque yo no soy fan de nada) del cine de Christopher Nolan, pero de la misma manera que me gusta destacar sus virtudes, esta vez ha cometido varios fallos y no quiero dejarlos pasar. La trama tiene agujeros, el inglés está tan pendiente de ofrecer escenas poderosamente rodadas (y a fe mía que lo consigue) que el guión en ocasiones adolece de una estructuración más arraigada. Catwoman está bien perfilada pero sus motivaciones son poco creíbles y parecen introducidas con prisa, el personaje de Marion Cotillard está pobremente expuesto y su relación con Bruce Wayne es poco creíble y torpe, el rol de Matthew Modine es un cliché de policía imbécil que cambia de parecer en el último momento que no escapa en ningún momento del estereoptipo.
Las elipsis narrativas son bruscas, las motivaciones de algunos personajes para realizar depende qué actos parecen superficiales o poco trabajadas. Hay una alternancia de pasajes memorables con otros insulsos (Batman en la oscuridad esquivando balas como si fuera Leo Messi regateando) que parecen descuidados, ninguno de ellos hacen que la película falle o se convierta en algo desdeñable narrativamente, pero sí restan cohesión al conjunto que se ve con cierta tendencia a la hipertrofia argumental, con unos desniveles de escritura poco agradables.
Pero lo que más me ha dolido dentro de los fallos de Nolan es cierto trazo grueso en el mensaje social que quiere transmitir, cuando en El Caballero Oscuro nos habló de algo muy parecido, pero de manera mucho más inteligente y no tan obvia. Como ya he comentado me gusta el Bane de The Dark Knight Rises y su discurso se me antoja aterrador porque como motivaciones son un batiburrillo contradictorio de revolución mal entendida, es decir, terrorismo puro. El problema es que los Nolan y David S. Goyer lo convierten en algo demasiado simple ya que el villano no deja de decir por su propia boca cuales son sus intenciones finales. Hay algo inteligente en hacer caer los falsos ídolos de la América (o sociedad occidental) actual, pero se podría haber llevado de otra manera
En The Dark Knight el Joker no hablaba en ningún momento directamente de sus intenciones más allá de acabar con Batman, porque todo lo que hacía tenía como único fin destruir mentalmente al protagonista, pero el personaje se mostraba como una representación clara del terrorismo extremista. En El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace el enemigo de Batman quiere liberar Gotham de la corrupción o en caso contrario destruirla, pero de una manera un tanto pobre, expositivamente hablando, haciéndonos ver que la sutilidad se la dejó el director en la segunda entrega de la saga.
Que nadie se engañe, The Dark Knight Rises me ha parecido una muy buena película con momentos magistrales, como su prólogo, la primera aparición de Batman con el Batpod, las ya mencionadas peleas con Bane, el asalto a la bolsa de Gotham, las correrías de Catwoman, la aparición del Bat, los momentos dramáticos, el cameo de dos de los villanos de las anteriores entregas, la apocalíptica escena en el campo de fútbol (excelentemente rodada y montada) y el clímax final que pone un cierre de altura al film y a la saga. Aunque he mencionado varios fallos que no me gustan, los mismos por suerte no empañan todo lo bueno y memorable que ha hecho Christopher Nolan por mi personaje favorito del mundo del cómic en este film en particular y en su trilogía en general.
Y luego llegan esos cinco minutos finales, que no por previsibles son menos memorables. De repente me encuentro en una sala de cine, completamente emocionado y aguantándome las lágrimas (alguna saltó, no lo negaré) ante gestos tan sencillos como un comisario de policía limpiando con su mano algo que llevaba años roto, un joven que encuentra un legado lleno tanto de recuerdos como de historia y finalmente una enorme sonrisa de satisfacción aparece en mi cara cuando un padre ve por fin la felicidad en el rostro del hijo que nunca tuvo. Como amante del cine y del noveno arte y sobre todo como aficionado de Batman sólo puede darle las gracias a Christopher Nolan por haber hecho historia cinematográfica con un trozo importante de mi existencia. Larga vida al Caballero Oscuro de Gotham.