Título Original Mission Impossible: Ghost Protocol (2011)
Director Brad Bird
Guión Christopher McQuirre, Josh Applebaum, Andre Nemec basado en los personajes de Bruce Geller
Cuarta y por ahora última entrega de la célebre saga cinematográfica auspiciada por el actor norteamericano Tom Cruise que sirvió para resucitar en pantalla grande el famoso serial catódico homónimo creado por el guionista Bruce Geller y que hizo furor en las televisiones de medio mundo de 1966 a 1973. Misión Imposible IV: Protocolo Fantasma no desentona ni varia apenas con respecto a las otras tres entregas, cuya primera parte se estrenó de manera bestialmente exitosa hace ya la friolera de 15 años.
Misión Imposible reventó las taquillas a nivel mundial en 1996. El film dirigido por un Brian de Palma que dijo haber acabado hasta la coronilla de las exigencias de Tom Cruise (también productor de la cinta junto a su socia Paula Wagner) y escrito por Robert Towne (Chinatown, La Tapadera), David Koepp (Carlito's Way, Parque Jurásico) y Steve Zaillian (La Lista de Schlinder, American Gangster) era un ejemplar y aparatoso thriller de espionaje muy bien rodado (la puesta en escena puramente depalmiana rara vez falla) con un extensísimo reparto internacional y mucha adrenalina. Un mix del que nacía un largometraje de puro entretenimiento palomitero y evasivo.
En el año 2000 llegó la secuela. El director de Scarface cedía (gustosamente) la batuta de la dirección a John Woo, experto en cine de acción hongkones y autor de films de culto como The Killer o la saga A Better Tomorrow en su China natal y que en su más bien fallida etapa americana ha dado una de cal y otra de arena con Cara a Cara, Broken Arrow o Blanco Humano. El resultado (de nuevo con Robert Towne a la escritura, pero esta vez bastante menos inspirado y en solitario) fue un inverosímil pastiche de acción desenfrenada, fiestas folkloricas españolas entremezcladas y mal digeridas, todo aderezado con constantes estilísticas del director metidas con calzador, como contínuas cámaras lentas o esas palomas que por muy adheridas que estén a su estética ni cristo sabía que hacían dentro de un bunker subterraneo.
2005, Cruise contrata al sobrevalorado nuevo Rey Midas de Hollywood, J.J Abrams para que debute en el mundo del largometraje con la tercera entrega de la saga. Misión Imposible III superaba ampliamente a la segunda parte, tenía un arranque ejemplar, escenas de acción muy bien realizadas, buenos secundarios y una conclusión poco menos que pueril. Se recuperaba en cierta parte el tono de la primera parte y Abrams demostraba por primera vez en su vida que también sabe hacer (y bien, como luego confirmó en Super 8, aunque no en la fallida Star Trek) otras cosas que no sean aprovecharse del buen trabajo que le ponen en bandeja sus asalariados directores, actores y guionistas.
Llegados al actual 2011 ve la luz la tercera secuela o cuarta entrega, Misión Imposible IV: Protocolo Fantasma. Tom Cruise se desvincula de Paula Wagner y encabeza en solitario las labores principales de producción del film (con la ayuda de J.J que no ha querido desvincularse completamente de la franquicia). Para sorpresa de muchos el protagonista de Nacido el 4 de Julio decide contratar los servicios del director Brad Bird, talentoso genio mundialmente conocido por obras maestras de la animación como El Gigante de Hierro o Los Increíbles o productos memorables como Ratatouille o la mítica serie de televisión Family Dog. Bird debuta en el cine de imagen real con el film que nos ocupa y su sello ciertamente queda diluido casi del todo en favor de la aparatosa producción del largometraje.
Mission Impossible: Ghost Protocol no es nada más y menos que lo que se espera de ella. Una entretenida cinta de acción protagonizada por espías. Sobreproducida, llena de acción sin tregua, omnipresencia de parafernalia high tec, humor que unas veces funciona y otras no (Simon Pegg siempre es efectivo, pero cuando no se encuentra en una producción británica está como de visita y no se le saca todo el partido a su bis cómica) y todo al servicio de un Tom Cruise/Ethan Hunt que debe mostrarse como la perfecta muestra quintaesencial del espionaje internacional.
Esta cuarta parte no sólo vuelve a las raíces de lo que fue la cinta principal como ya hizo el largometraje dirigido por Abrams, en un intento por ir más allá (y que ya queda patente tanto en el prólogo como en los títulos de crédito) podemos percibir que Bird y sus guionistas (entre ellos Christopher McQuire guionista de las magníficas Sospechosos Habituales y Apt Pupil) deciden recuperar algo del tono que tuviera la serie de televisión original que sirvió de inspiración a la saga cinematográfica cuya última entrega estamos desgranando en esta entrada.
Me gustaría pensar que ese detalle ha salido de la mente de Bird, director que como hemos podido ver en el grueso de su filmografía ama la estética retro y localizar sus relatos en décadas pretéritas, pero como ya he comentado poco se ve de su impronta en un producto como este que por su naturaleza tan preestablecida deja poco espacio de maniobra a los directores que las realizan, que no son más que artesanos al servicio de la causa, viendo su voz y voto como autores reducida al mínimo exponente.
Más que en ninguna de las otras entregas, en esta cuarta destaca glorificar de manera desmesurada las impecables y casi sobrehumanas dotes físicas e intelectuales de un Ethan Hunt al que Tom Cruise le ha cogido el punto a pesar de que los años se le notan tanto en el rostro como en el cuerpo y eso que el cienciólgo se mantiene en forma. El bueno de Ethan habla idiomas, lee a metros de distancia y en estado seminconsciente los labios de dos agentes rusos, puede salir airoso de un motín carcelario tumbando a golpes tanto a reos como a policías o saltar de una planta dentro de la torre más alta de Dubai. Pasaje que no vamos a negar que tiene su mérito, por la planificación técnica y la buena labor de Cruise que recurre lo mínimo a los dobles de escenas de riesgo.
La cinta como es lógico (ya que es marca de la casa) se hace fuerte en las incontables escenas de acción que Bird resulve con acierto, oficio y algún momento destacable (el accidente de coche, las dos escenas paralelas de los intercambios de códigos y diamantes en el hotel, todo el pasaje del Kremlin) incluso añadiendo momentos de limitación física por parte del protagonista en los pasajes más inverosímiles, en los que Hunt se tiene que mostrar como un superhombre al que ninguna prueba se le resiste. Dándole así al conjunto de sus hazañas (que por otro lado se ancla inevitablemente dentro de la más descarada inverosimilitud) algo más de realismo para que la inteligencia del espectador no se sienta burdamente insultada, como sí pasaba en la entrega de John Woo.
Misión Imposible IV: Protocolo Fantasma ofrece acción, ritmo endiablado, un guión lleno de agujeros y contradicciones que ni se notan porque al espectador no le da tiempo a pensar en ello con tanto ruido y furia, un grupo de secundarios correcto con gente como Jeremmy Renner, Simon Pegg, el escote de Paula Patton, Tom Wilkinson, cameos de personajes de las anteriores entregas o de actores de célebres series ya finiquitadas, una dirección ajustada de un señor que cumple sobradamente pero que se mueve mejor con la animación tradicional o el pixel y un protagonista carismático que sabe lo que tiene que hacer delante y detrás de la cámara. En resumidas cuentas, bastante buena, mejor que la segunda, ligeramente inferior que la tercera y más floja que la primera, que me sigue pareciendo la mejor y más memorable de toda la saga.
Aunque, efectivamente, está "sobreproducida" y la parte final la pudo rodar cualquiera, creo que sí hay algunos elementos en los que parece percibirse la mano de Bird. Claro que sabiendo quién la ha dirigido es fácil especular, es aquello de 'vistas las orejas al lobo...' pero bueno, me aventuro a decir que, por ejemplo, noto un estilo similar en la escena de acción de Dash perseguido en Los Increíbles y la persecución durante la tormenta de arena en Dubai o que algunos toques de humor o pulp (como la pelea de gatas entre Patton y la rusa) le pegan mucho a Bird, así como las pocas escenas en las que se ve a los personajes confraternizar como cuando se toman unas birras al final. Y esto ya es una pura coincidencia argumental pero el clímax final que implica detener un misil nuclear remite un poco a El gigante de hierro.
ResponderEliminarPero vamos, a grandes rasgos estoy de acuerdo con su crítica.
Perdón, no es rusa sino francesa, como la actriz que la interpreta.
ResponderEliminarCiertamente esas escenas que usted dice yo las introducía dentro del cine típico de espías, las veía más genéricas en ese sentido, no las relacionaba con el estilo del director, pero puede que sí tengan ese toque Bird que usted comenta.
ResponderEliminarY da igual si es rusa, francesa o de Leganes, está muy bien la moza.