Título Original The Ides of March (2011)
Director George Clooney
Guión Grant Heslov, George Clooney y Beau Willimon basado en la obra de teatro de este último
En 2002 el carismático, atractivo y competente actor norteamericano George Clooney sorprendió a propios y extraños con su memorable debut en la dirección cinematográfia, Confesiones de Una Mente Peligrosa. El film, que se basaba en la autobiografía (no autorizada según el autor, con toda la ironía que ello conlleva) del presentador y supuesto agente encubierto de la CIA Chuck Barris, era una rareza rodada con una solidez inusual, escrita con inteligencia (la del genial Charlie Kauffman) y protagonizada por un memorable Sam Rockwell con las espaldas bien cubiertas por secundarios de relumbrón como Julia Roberts, Drew Barrymore o el mismo Clooney.
La consagración le llegó en 2005 con una pequeña joya titulada Buenas Noches y Buena Suerte, escrita con su amigo y colaborador Grant Heslov (director de esa comedia divertidísima que es Los Hombes que Miraban Fïjamente a las Cabras). El film tenía como telón de fondo el impacto que produjo la caza de brujas del senador McCarthy en la televisión americana, concretamente en la cadena CBS y en el programa comandado por el periodista Edward R. Murrow (inmenso David Strathairn) y fue un éxito de taquilla excelentemente recibidio por la crítica, acumuló decenas de nominaciones o premios y confirmó a Clooney como un director talentoso e inteligente al que convenía seguir muy de cerca.
Tres años después el intérprete se puso otra vez detrás de las cámaras con la comedia Ella es el Juego (Leatherheads) que según comentan (yo no la he visto aún, ya que la presencia de Renee Zellweger hace que me piense mucho ver una producción en la que ella participe como actriz) quería resucitar la screwball comedy americana de los años 40 con éxito dispar. En el reparto el mismo Clooney como protagonista y ese actor que vendría a ser un émulo contemporáneo (pero no tan talentoso o icónico) de James Stewart como es John Krasinski. Algún día que me encuentre con la guardia baja la veré y comentaré como es debido.
Los Idus de Marzo es la cuarta película de Clooney como director, está basada en la obra de teatro Farragut North de Beau Willimon (también co guionista del film junto al mismo director y Grant Heslov) y confirma sus magníficas dotes, no sólo para la interpretación, sino también para la dirección, escritura y como no, financianción de sus propios proyectos como cineasta. Un producto que mirando al presente es capaz de sustentar sus bases en cine pretérito, sobre todo el de corte político ideado en los años 70 en Estados Unidos. A partir de aquí algunos spoilers de la trama.
Stephen Meyers (Ryan Gosling) es el joven y prometedor director de comunicación de la campaña electoral del gobernador demócrata Michael Morris (George Clooney) que se presenta a las primarias en representación de su partido. Poco a poco Steve se dará cuenta de la rivalidad desmedida, los chantajes y malas artes que se esconden detrás del mundo de la política americana, de cómo compañeros del mismo partido se pisotean los unos a los otros o peor aún, llegando él mismo a dudar de la integridad del candidato para el que está trabajando y al que le está ofreciendo su lealtad y talento, cuando entre en escena Molly (Evan Rachel Wood) una chica ayudante en las elecciones.
Drama político con toque de thriller resuelto con pericia en la dirección, interpretado con oficio (con ese reparto el trabajo estaba hecho antes de poner en marcha la producción) y escrito con aplomo. George Clooney confirma sus aptitudes como cineasta y guionista con personalidad, su caso es bastante parecido al del actor Ben Affleck, aunque este último esté mostrando su interesante impronta como director dentro del género policíaco. Por lo tanto The Ides of March es un proyecto competente, instructivo y bastante desesperanzador en su mensaje.
Es de alabar que un militante demócrata como George Clooney, que incluso, si mal no recuerdo, hizo campaña para candidatos a la presidencia como John Kerry o Barack Obama, decida llevar a imágenes una obra de teatro que no deja precisamente en buen lugar a ese partido (el suyo) que ha tenido en la Casa Blanca a mandatarios como John F. Kennedy Lyndon B, Johnson o Bill Clinton. Aunque cierto es que dicha elección por parte del protagonista de Batman & Robin tiene un sentido completamente lógico y desarmante.
La intención de Clooney y sus guionistas es clara. Poner en la palestra al candidato progresista perfecto para la presidencia de la democracia (supestamente) más grande del mundo libre, retratándolo (retratándose, recordemos que el mismo actor interpreta el papel de Mike Morris) como un hombre comprometido, que sin ser practicante de ninguna religión en concreto defendería a todo ciudadano que quisiera ejercer la suya, mostrándose flexible con temas como la pena de muerte o los ataques preventivos contra países extranjeros y ambicioso en lo que a política exterior se refiere, para finalmente mostrarnos ese lado oscuro (que lo humaniza de manera rotunda) que en realidad oculta y que no nos es ajeno a niguno de nosotros como individuos.
Stephen Meyers (Ryan Gosling, poco qué decir ya de uno de los actores más talentosos de su generación) es un joven idealista que ama el mundo de la política y que finalmente se deja seducir por los cantos de sirena de un panorama que realmente no conoce, donde el juego sucio, la hipocresía, el doble rasero e incluso la amoralidad están a la orden del día. Él depositó todas sus esperanzas en Mike Morris (Clooney, muy bien delante de la cámara, mejor detrás de ella) y su jefe y maestro Paul Zara (Philip Seymour Hoffman, otro del que ya no hay mucho que decir) para finalmente ser traicionado por ambos, llegando a tomar conciencia de una realidad mucho más despótica de lo que él hubiera imaginado.
Viendo The Ides of March también me vino a la mente durante muchos de sus pasajes, sobre todo en los que se apela más a la tensión (como el de esa enorme bandera americana separando a un político lanzando promesas y a sus colaboradores hablando de conspiraciones entre bambalinas, el de la llamada de "Molly" al gobernador en pleno discurso con la consiguiente inolvidable cara de Clooney o la conversación furtiva en la cocina), el mejor Alan J. Pakula, o lo que es o mismo, el que firmara films tan interesantes dentro del thriller político como Todos los Hombres del Presidente o El Último Testigo (The Parallax View), pero aderezado el conjunto con algunos leves apuntes del Oliver Stone de la magnífica JFK: Caso Abierto o la reivindicable Nixon (esas reuniones clandestinas en parques aislados y alejados del mundanal ruido)
Cine militante, comprometido, arriesgado y acabado con profesionalidad. Podría haber dado más de sí, pero su simple naturaleza ya es tan meritoria como reconfortante. Clooney lanza sus aguijones contra el radicalismo bipartidista de su país, deja en evidencia tanto a demócratas (una pena que Paul Giamatti no comparta más escenas con Seymour Hoffman, porque cada vez que cruzan palabras saltan chispas) como a republicanos, no retratando tampoco de manera muy halagüeña a los periodistas (Marisa Tomei hace lo que puede, que no es poco) y depositando el balón (político, ético y moral) en el tejado del mismo espectador cuando ese magnífico Ryan Gosling rompe en el último primer plano del film la cuarta pared con una mirada entre inquisitiva y apesadumbrada que nos hace pensar muchas cosas. Que el cine actual de pie a tan sencillo pero valioso acto no tiene precio.
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