Título Original The Dictator (2012)
Director Larry Charles
Guión Alec Berg, David Mandel, Jeff Shchafer y Sacha Baron Cohen
Actores Sacha Baron Cohen, Anna Faris, Ben Kingsley, John C. Reilly, Jason Mantzoukas, Bobby Lee, Anthony Mangano, Jeff Grossman, Edward Norton, Megan Fox
Considerable decepción la que me he llevado con la última película ideada por el tandem Larry Charles/Sacha Baron Cohen que tan buenos momentos me proporcionara con la memorable Borat y la no tan acertada pero sí más incendiaria Brüno. Con El Dictador tanto director como guionista,/productor/actor se introducen de manera pura en el cine de ficción (logicamente intentar de nuevo el falso documental era algo arriesgado, ya que el rostro del intérprete de La Invención de Hugo es demasiado reconocible en la actualidad por muchao disfraz que lleve) y desde mi punto de vista ofrecen una cinta fallida que fracasa como comedia, pero que interesantemente triunfa como puñetazo directo a la mandíbula de la sociedad bienpensante en la que nos ha tocado vivir.
Wadiya es una estado norteafricano regido por un dictador, el General Almirante Haffaz Aladeen nombrado Líder Supremo desde los 6 años de edad. En su afán por impedir que la democracia llegue a su amado país gobernado con puño de hierro Aladeen viajará a Estados Unidos para impedir que unas elecciones democráticas lleguen a su tierra natal. Pero allí será interceptado por los servicios de inteligencia americanos que le obligarán a ser un inmigrante anónimo más en el país de las barras y estrellas. En poco tiempo y con la ayuda de Zoey, una feminista contraria el régimen de Wadiya, deberá impedir que uno de sus dobles firme un tratado, con el respaldo de las Naciones Unidas, para instaurar un (falso) estado democrático en su reino.
El Dictador padece el mismo síntoma que las últimas temporadas (que ya son más de diez, es decir, más de la mitad de la serie hasta hoy) de Los Simpson. La mala hostia la sigue teniendo (pocos espisodios hay más ácidos que Krusty, Caballero Sin Espada) pero la gracia la han perdido casi por completo. La última cinta ideada por el cómico Sacha Baron Cohen (una vez más protagonizada por uno de sus personajes televisivos) solapa en gran parte su interesante mensaje político entre exceso de escatología y un trazo grueso (más del habitual en las cintas ideadas por el actor de Sweeney Todd) que no funciona en casi ningún momento del metraje.
El planteamiento de The Dictator es inteligente, interesante y da mucho juego a una incorrección política envenenada con la que Baron Cohen y Charles dejan en evidencia tanto al gobierno americano como a las Naciones Unidas o a los dictadores tipo Muamar el Gadafi o Saddam Hussein obsesionados con su ego y viviendo en enormes palacios (el de la plaza de España de Sevilla es el que han utilizado para que sea el hogar de Aladeen) con decoración recargada y rococó. El problema es que el humor es simplista, repetitivo e innecesariamente alargado (¿herencia de muchos de los gags de Padre de Familia de Seth McFarlane?) y pocas veces acierta en la diana de la vedadera comicidad.
Sobran bastantes gags como el de la pelea con la soldado de los pechos enormes, el del parto en el supermercado (y sus cansinos chistes con los orificios de la señora) diálogos excesivamente alargados entre Aladeen y varios de los secundarios ( Zoey, Nadal) que exponen una comicidad muy dudosa que para colmo se alarga en ocasiones hasta lo exasperante o el trazo chusco y obvio de algunos momentos de denuncia que con un poco más de sutilidad hubieran sido más convincentes al ser expuestos en pantalla y enriquecerían considerablemente el conjunto de la obra.
Pero como he afirmado la mala baba y los aguijonazos indiscriminados funcionan considerablemente y los creadores del film tienen para todo el mundo. La no intervención de las Naciones Unidas en muchos conflictos internacionales, lo burdos y ridículos que son los líderes dictatoriales de los países que tienen la desgracia de ser sometidos por ellos y un especial hincapie en dejar en evidencia la política exterior de Estados Unidos (ese agente torturador interpretado por el John C. Reilly) con un maravilloso y brutal culmen cuando en el discurso final Aladeen incita a el país norteamericano a ser una dictadura para que pueden permitirse realizar unos actos fuera de la legalidad que por desgracia ya son un hecho en la democracia más grande del mundo.
Hay cosas que le debemos agradecer a El Dictador, como ver a un actor normalmente serio como Sir Ben Kingsley involucrarse en un proyecto tan iconoclasta como este para darle besos en los sobacos al protagonista, ver a Anna Faris hacer de hippy vegana entrañable, el cameo de Edward Norton y sobre todo que sus creadores tengan la sana intención de hacer cine incómodo con el que saquen a la luz la mierda que rodea toda la política exterior de la actualidad venga de la sociedad que venga. Pero los medios son dudosos, el humor insuficiente y la comicidad de escasa calidad. A ver si para la próxima Sacha Baron Cohen y Larry Charles a parte de incomodarnos nos hacen también reir, como han hecho siempre.
A mí Borat me gusta mucho, pero porque Baron Cohen sabe utilizar el falso documental y un personaje de ficción para que los mismos a los que entrevista se muestren tal y como son de prejuiciosos, no necesita tirarles mucho de la lengua para que se vean como lo que son, unos hipócritas.
ResponderEliminarEn Brüno sucedía lo mismo, con más mala hostia, pero menos cohesión como producto compacto, pero aún así funcionaba y hacía pasar al espectador ratos tan cómicos como incómodos.
El Dictador es sólo ficción y se ve que sin personas reales que se dejen en evidencia a sí mismos Charles y Baron Cohen no funcionan igual.
no he visto ninguna de ellas (me dan bastante pereza); tengo borat en un cd que me paso un colega (al que, evidentemente, le había gustado), pero no acabo de decidirme a echarle un ojo y, con vuestras opiniones divergentes, no es que hayáis contribuido mucho que me decida; la veo o quemo el cd?
ResponderEliminarPero la falta de cohesión en Borat es mínima y poco dañina, porque aún siendo un falso documental tiene coherencia como todo cinematográfico. Además hay muchos gagas memorables, más que los que no funcionan.
ResponderEliminarDrummer, a ver Borat, el rato entretenido no te lo quita ni Cristo, yo tengo el dvd original y hasta la puta serigrafía del disco ya es graciosa.
http://farm1.static.flickr.com/183/423494480_3a2d06531c.jpg
ja,jaaa; muy bueno lo del cd; sólo por el parto se merece el visionado; ya os contaré.
ResponderEliminarEs lo mejor de la película, yo estaba todo ese rato "Será cabrón, tiene huevos a decir eso y encima en una producción americana".
ResponderEliminarSi la hubiera cogido con algún país europeo como España, Irlanda o Grecia, los pone finos, finos.
ResponderEliminaracabo de ver el anuncio en la sexta 3, reverendo; merece la pena por si misma, o no va más allá del homenaje freak a leone?
ResponderEliminarEl bueno, el feo y el raro es cojonuda, sobretodo hacia la parte final.
ResponderEliminarY esta, lo mejor es el discurso de las ventajas de la dictadura con relación a la democracia americana. El resto, buf, se hace muy largo
Antes de comentar EL Bueno, el Feo y el Raro lo haré con JSA para que no se me queje el Reverend.
ResponderEliminarVa a ser que no, pero me pondré a ello en brevas, no lo dude usted.
ResponderEliminar