Título Original Prometheus (2012)
Director Ridley Scott
Guión Damon Lindelof y John Spaihts
Actores Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idirs Elba, Guy Pearce, Logan Marshall-Green, Sean Harris, Rafe Spall, Emun Elliot, Benedict Wong, Kate Dickie, Patrick Wilson, Lucy Hutchinson, Giannina Facio
Debe ser difícil debutar en el mundo del cine con tres obras magistrales como Los Duelistas, Alien: El Octavo Pasajero y Blade Runner, revelarse con esos films como una especie de nuevo Orson Welles del cine de género y ya con tu cuarta cinta (la divertida pero liviana Legend) confimar que tu talento como cineasta es limitado y que si no dispones de un buen guión que sustente tu (indudable) poderío visual y despliegue técnico eres un artesano que sabe sacar de su cámara poderosas imágenes que normalmente tratan de tapar tus propias carencias como narrador y las de unas historias que tienen poco o nada que contar.
Así es Ridley Scott, ese director británico que después de crear la película de ciencia ficción por antonomasia en 1982 jamás volvió a ser el mismo. En su carrera posterior ha tocado muchos géneros, pero normalmente cuando el guión no tiene una solidez considerable lo que el hermano de mayor de Tony nos ofrece son espectáculos visuales de alto nivel y nada más. Tanto en los 90 como en la pasada década mostró dos momentos de recuperación y relanzamiento de su carrera. Thelma y Louise y Gladiator dieron dos oportunidades más al director de Black Rain para seguir recibiendo la confianza de las productoras de Hollywood. Pero entre una y otra hay demasiada basura, estéticamente bien realizada, sí, pero basura al fin y al cabo.
Con Prometheus Scott no sólo regresa al género que le dio (merecida) fama mundial, también echa la mirada atrás y se aventura en realizar un precuela de su mítica Alien: El Octavo Pasajero. Con la ayuda en la producción y el guión del polémico Damon Lindelof (uno de los creadores de la célebre serie Lost) el director de Black Hawk Derribado nos narra el génesis de aquella mítica producción de 1979. El resultado no cumple todas las expectativas que se tenían depositadas en el proyecto, pero sí ofrece un producto entretenido y acabado con una profesionalidad y entereza que no se le veía al bueno de Ridley desde hace mucho tiempo, demasiado.
En el año 2089 un grupo de científicos y arqueólogos contratados por la multinacional Weyland forman la tripulación de la Prometheus, una nave que se dirige a un lejano planeta para encontrar respuesta al origen del ser humano cuya existencia puede tener raíces extraterrestres según una serie de frescos encontrados en distintas partes de la Tierra. En el planeta explorado encontrarán indicios de vida inteligente e investigarán los motivos de la desaparición de dichos seres de otro mundo pero una presencia inesperada en la zona dará al traste con la expedición y hará correr grave peligro a los tripulantes de la Prometheus.
Prometheus es ante todo un producto comercial dentro del género de la ciencia ficción que busca principalmente entretener al espectador sin demasiadas pretensiones. Scott no busca de manera obsesiva hacer una precuela ortodoxa de Alien y de hecho no lo consigue. Su última cinta está sustentada en un guión irregular en el que Damon Lindelof y su co guionista John Spaihts plantean demasiadas preguntas dando pocas respuestas. Con algunas lo hacen intencionadamente para que se añadan en la versión extendida que saldrá en el mercado doméstico (como con todos los últimos films de Ridley Scott) o en las proximas secuelas que darán continuación a la obra que nos ocupa y otras por cierta incompetencia en la escritura que deja con algunos agujeros y tópicos el resultado final del libreto.
Otro fallo importante dentro del guión del largometraje es el pobre retrato de personajes que realiza. La mayoría de ellos están sustentados en estereotipos (es decir, carnaza para ser eliminados brutalmente por los alienígenas) como tipos duros pero íntegros, científicos apasionados hasta la tontuna con sus descubrimientos, evolucionistas quedando como estúpidos (of course) ante la protagonista, mujer de ciencia pero con fe cristiana, y una empresa con intenciones poco humanitarias como telón de fondo. En el enfrentamiento entre evolucionismo y creacionismo podría haber radicado el planteamiento más inteligente del film, pero este está pobremente expuesto y es demasiado maniqueo.
Sí, una vez más Ridley Scott se enfrenta como director a un guión que no está a la altura y que a pesar de tener ritmo y momentos potentes desgraciadamente no huye de los tópicos del cine comercial americano. Pero para sorpresa mía el director de Hannibal se aleja gradualmente de ese efectismo videoclipero del que llevaba haciendo gala desde hace demasiados años (si no contamos su labor en la tibia pero meritoria American Gangster, donde estaba inteligentemente contenido) y se entrega a un tipo de dirección más analítica, reposada visualmente y elude sus ya famosos primerísimos planos, el montaje que concatena tomas que duran microsegundos y el ruido (que no nervio) que inyectaba a sus últimos productos cinematográficos.
Hay momentos brillantes por parte de Scott en Prometheus. Ese evocador y apabullante prólogo, la elegante asepsia con la que está visualizado el interior de la nave cuando David se está instruyendo para interactuar con los humanos, los brutales ataques de las distintas criaturas que pueblan el film o la tensión que transmite el pasaje de la muy epidérmica operación quirúrgica que a más de un espectador en el cine le obligó a retirar la mirada de la pantalla (dos amigas mías que me acompañaron a ver el film se tapaban la cara, siempre dejando los huecos de rigor entre los dedos de las manos para dejarse llevar por el morbo y lanzar miradas furtivas), el descubrimiento planetario en forma de holograma por parte de David o ese climax final en el que el director no pierde el control de su máquina a pesar del caos imperante.
Como he comentado los personajes están pobremente esbozados en el guión (algunos casi ni hablan) pero el casting hace un trabajo muy decente en la mayoría de las casos. Noomi Rapace se entrega en cuerpo y alma y acierta al no emular a la Teniente Ripley de Sigourney Weaver y Charlize Theron borda su interpretación de villana con maneras de oficial nazi, así como Idris Elba que está convincente como piloto de la nave o Sean Harris dando vida al estúpido científico punkarra que está pidiendo a gritos que lo maten en cuanto abre por primera vez la boca. Para mal destacar a un Guy Pearce escondido bajo toneladas de maquillaje terriblemente pegado a su rostro en otro intento inútil por parte del Hollywood reciente de hacer pasar por anciano a un intérprete joven que parece haber salido de una fiesta carnavalera.
Aunque en el apartado de interpretación el actor que destaca sobremanera es el irlandés Michael Fassbender como al androide David. El protagonista de Shame o X-Men: Primera Generación llena de contención, presencía física y sigilo serpenteante a su personaje. De una ambigüedad desconcertante en principio y amenazante por su inquebrantable voluntad cibernética en la segunda mitad, David se une con la cabeza alta a los otros robots memorables que poblaron la saga de Alien como Ash (Ian Holm) o Bishop (Lance Henriksen). Su personaje es el mejor perfilado de Prometheus, el que lleva con disimulo la voz cantante y la inteligencia en el producto y por curioso que parezca el espectador empatiza con él más que con la mayoría de personajes humanos.
Por supuesto también podemos encontrar en el film referencias a la tetralogía original de Alien (obviemos el crossover Alien vs. Predator por nuestra salud mental) y sobre todo a la primera entrega. Desde la nave alienígena (con los diseños de H. R. Giger) hasta la corporación Weyland o la apariencia de los extraterrestres deudora del imaginario lovecraftiano que aparecen en el film y que tienen su culmen en el último plano del largometraje que es una referencia directa al fan de la saga original ideada por Ridley Scott, James Cameron, David Fincher o Jean Pierre-Jeunet y con la inestimable ayuda del cineasta Walter Hill como productor entre las sombras a lo largo de toda la franquicia (incluyendo también Prometheus y las ya mencionadas y terribles dos entregas de AVP).
Plagiando en cierta manera al James Gordon de Gary Oldman puedo afirmar que Prometheus no es la precuela de Alien que merecíamos pero sí la competente cinta de ciencia ficción que necesitábamos. Con sus fallos de estructura narrativa y sus personajes unidimensionales en su mayoría, la última cinta del director de El Reino de los Cielos no deja de ser un excelente producto de entretenimiento, que sabe cruzar una jungla enmarañada en tópicos para salir de ella con acerada dignidad ofreciendo al espectador un destacable espectáculo de género que satisfará a aquellos que vayan sin prejuicios a ver la película que, ahora sí, confirma que el bueno de Ridley Scott sigue vivo y aunque nunca volverá a ser el de sus tres primeros films o un verdadero autor, si ofrece una de estas todos los años yo firmo donde haga falta para que así sea.
Un placer mozo, luego me echo un paseo por ahí y te dejo algún comentario.
ResponderEliminarun placer leerle, como siempre, sr.tamzarian, aunque, en mi opinión, la crítica es excesivamente magnánima; no insistiré en describir los fallos de la cinta, porque los has expuesto con bastante acierto (y ya se han debatido extensamente dónde tu ya sabes) pero, en mi opinión, las virtudes de la peli (yo sólo salvaría la impecable interpretación de fassbender -y, en menor medida la de la theron- y el impresionante aspecto visual de la cinta) no compensan sus muchos defectos; de verdad que esperaba que saliera algo bueno de todo esto (los mimbres eran cojonudos) pero, para mi gusto, no ha podido ser. mucho tendrá que cambiar la cosa para que pase por caja para la(s) secuela(s) de la precuela.
ResponderEliminarUn placer que te pases por aquí a comentar, como siempre.
ResponderEliminarSeguramente no he hecho sangre con los fallos porque como ya he comentado salí contento del cine al ver que Ridley Scott conseguía después de mucho tiempo interesarme otra vez como cineasta.
Supongo que esos fallos no empañaron la experiencia de disfrutar la película, que para mí fue bastante agradable. No voy a negar que hay tópicos en la trama y cierta unidimensionalidad en varios apartados pero la verdad es que lo pasé bien viéndola, lo suficiente como para echarle un vistazo en el futuro a las dos secuelas que tienen pensadas, que yo espero que depuren las taras de esta.
Un saludo.