Título Original There Be Dragons (2011)
Director Roland Joffé
Guión Roland Joffé
Director Roland Joffé
Guión Roland Joffé
Actores Charlie Cox, Wes Bentley, Dougray Scott, Unax Ugalde, Olga Kurylenko, Pablo Lapadula, Golshifteh Farahani, Ana Torrent, Alfonso Bassave, Jordi Mollá, Rodrigo Santoro, Geraldine Chaplin, Charles Dance, Juan Cruz Rolla, Alejandro Casaseca, Yaiza Guimare, Jan Cornet, Derek Jacobi, Lito Cruz, Lily Cole, Carlos Leal, Rusty Lemorande
En vísperas de la inminente y polémica llegada de Benedicto XVI a España me he sentido animado para ver por fin esta producción escrita y dirigida por el cineasta británico Roland Joffé sobre la vida y milagros (nunca mejor/peor dicho) de la controvertida figura de José María Escrivá de Balaguer, sacerdote español fundador del Opus Dei (organización religiosa que es la principal impulsora y productor del film) y "santo" desde que lo canonizara el fallecido Juan Pablo II en el año 2002.
Vaya por delante para que no haya confusiones que soy un ateo confeso, que no siento empatía alguna con esa institución llamada iglesia católica (y mucho menos con el Opus Dei), ni con cualquier otra religión, incluída como es lógico la cristiana, que se supone ser la mía. Pero también debo destacar que no tengo nada en contra de que el prójimo crea en uno o más dioses o que dedique su vida a defender una causa en la que tiene fe y le pueda llegar a realizar como persona. Que sea ateo no significa que sea un intolerante o un dogmático. Nada más lejos de la realidad
A pesar de todo esto que nadie piense que va a encontrar aquí una crítica furibunda a la última película del británico Roland Joffé o una sarta de exabruptos contra Escrivá de Balaguer, pero tampoco me voy a bajar los pantalones y alabar a un señor por el que no profeso admiración alguna, por representar (casi) todo aquello con lo que no comulgo, por mucho que sus enseñanzas y dogmas de fe me los quieran vender como el súmmum de la realización existencial y una comunión total con una deidad en la que hace años dejé de creer.
Encontrarás Dragones es un cinta muy irregular. Tiene buenos momentos, otros no tan conseguidos y alguno que bordea el rídículo, pero tampoco es un producto desdeñable. Roland Joffé no es ni una sombra de lo que fue en los 80 cuando era capaz de dirigir genialidades como La Misión o productos harto interesantes como Los Gritos del Silencio (The Killing Fields) pero ha recuperado algo de ese toque de profesionalidad que había perdido en los últimos años entre productos estrenados directamente en el mercado doméstico o Series B de poca importancia o calidad. Mostrándose, en la obra que nos ocupa, bastante resuelto en las escenas técnicas, sobre todo en las bélicas, aunque abusando en ocasiones de falsarios movimientos de cámara que no tienen sentido en una cinta de este estilo.
El largometraje que nos ocupa narra, por medio de flashbacks, la historia de dos amigos nacidos en España. Uno de ellos. José María, elegirá el camino de la fe. El otro, Manolo, seguirá la senda de la violencia y la venganza. En esta dicotomía, que debería ser el punto fuerte de la cinta, la que mostrara las dos caras antagónicas de una misma moneda, el santo por un lado y el guerrero por el otro, reside el mayor fallo del producto. El concepto es acertado y formalmente no está mal expuesto, pero casi todo se hunde cuando una de las dos historias no funciona y por desgracia la que fracasa es la que supuestamente da sentido al film y a la existencia del mismo.
En There Be Dragons hay dos películas bastante diferenciadas que nacen juntas y luego se disgregan cada una por su lado. Una es la interesante y bastante conseguida historia de un militante nacional que durante la guerra civil se infiltra como espía en las filas republicanas, tomando parte en la contienda contra los que son sus compañeros desde el bando que se supone es el enemigo y encontrando un amor no correspondido entre las barricadas. Manolo es un personaje interesante, aunque bastante unidimensional, pero sus andanzas se siguen con suficiente interés como para que al espectador le llame la atención, hasta cierto punto, lo que pueda llegar a sucederle en su encrucijada bélica.
La otra es una hagiografía de manual tramposa y maniquea que trata de ensalzar de manera enfermiza la figura de una persona a la que debería de humanizar para que llegara al público y a la que muestra en pantalla como un martir cuasidivino que no hizo absolutamente nada mal en toda su vida. No sólo no hay una sola sombra en la vida que que aquí se retrata de Escrivá de Balaguer, es que para colmo con la intención de ensalzar su supuesto carácter de divinidad Joffé abusa de una imaginería simbólica del todo ridícula (luces cegadoras, el tiempo que se para, pájaros que se posan en las manos del protagonista) que lo único que hace es rematar de manera artificiosa toda la subtrama en la que conocemos las desavenencias del fundador del Opus Dei.
La plana interpretación del británico Charlie Cox ciertamente ayuda poco a la hora de ensalzar la figura de la persona real a la que da vida. A Escrivá de Balaguer se le puden sacar muchos fallos y defectos, pero era un gran orador, un hombre carismático y cercano que sabía ganarse a sus adeptos moviendo a las masas. El José María que vemos en Encontrarás Dragones es un insípido individuo sin expresividad que hace todo con timidez y que ni sonriendo consigue transmitir sensaciones a un respetable que observa sus actos con indiferencia y hastío, por mucho que corra continuo peligro, perdone a republicanos o rece por el alma de sus enemigos.
El reparto es extenso y en él podemos ver tanto caras internacionales como patrias. Actores españoles tenemos a Jordi Mollá, Ana Torrent, Unax Ugalde Carlos Leal o Geraldine Chaplin (estos no son españoles, pero como si lo fueran, ya que tienen familia aquí, se pasan media vida con nosotros y se les ha cogido cariño con el tiempo) y extranjeros Olga Kurylenko (curiosamente más guapa de mliciana que de chica Bond en Quantum Of Solace), un carismático Rodrigo Santoro, el veterano Derek Jacobi o el británico Charles Dance. Todos con breves papeles, pero mostrando suficiente profesionalidad como para sacar adelante sus ínfimos personajes sin caer en el ridículo o el fracaso.
Aunque si hay que destacar a alguien, a pesar de que no da tampoco lecciones vigorosas de interpretación, es al americano Wes Bentley. A este joven lo hemos visto pocas vaces, las más destacadas poniéndose palote con una bolsa de plástico en una mítica escena de la magnífica American Beauty de Sam Mendes y Alan Ball o haciendo el polla como Black Heart en Ghost Rider, pero contra todo pronóstico no sólo hace un conseguido trabajo en la cinta que nos ocupa, también se come por los pies al Escrivá de Balaguer de Charlie Cox cada vez que comparte plano con el susodicho, cuando debiera suceder todo lo contrario. Sólo destacar para mal (y no es su culpa) que para mostrar a su personaje en la vejez hayan decidido ponerle esa horrible prótesis facial que lo hace parecer el protagonista de una de las Celebrities de nuestros amigos de Muchachada Nui, en vez de poner a un actor de la tercera edad que hubiera sido lo más correcto.
Es interesante que películas como Encontrarás Dragones salgan adelante dentro del cine actual, independientemente de sus considerables fallos y de que sus productores quieran ensalzar una figura como la de Escrivá de Balaguer que a mí personalmente no me despierta simpatía alguna. Pero cuidado, sin poner por ello en duda que llevara a cabo algunas buenas causas durante su trayecto vital, aunque el hecho de que diera forma a una organización tan ultraconservadora y sesgada como el Opus Dei no lo posiciona como un personaje que merezca mi, humilde, admiración.
Ya que la cinta que nos ocupa a pesar de ser una indudable, y hasta cierto punto manipuladora, apología de una figura religiosa de profundo calado a nivel mundial, los de siempre se han quejado porque en su trama, y con mucho acierto, se hace un retrato no partidista de nuestra guerra civil, mostrándola como un conflicto bélico en el que los dos bandos tuvieron sus pocas luces y muchas sombras. Idea inteligente que deberían haber aplicado los autores del film al personaje protagonista, para que la obra que aquí desgrano mereciera realmente la pena como producto cinematográfico. Otra vez será, porque al final de este recorrido lo máximo que conseguimos vislumbrar de esos dragones que menciona el título son algunas lenguas de fuego que al poco tiempo se apagan sin dejar siquiera cenizas a su paso.
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