Título Original Paranormal Activity 4 (2012)
Director Henry Joost y Ariel Schulman
Guión Christopher Landon y Chad Feehan
Actores Kathryn Newton, Matt Shively, Katie Featherston, Brady Allen, Aiden Lovekamp, Sprague Grayden, Stephen Dunham
Cuarta entrega de la saga de terror en formato found footage (qué moderno suena y yo toda la vida diciendo falso documental) ideada por el guionista, productor y cineasta Oren Peli en aquella primera entrega de 2009 que a un servidor le pareció una considerable mediocridad por mucho éxito de crítica y público que trajera tras de sí. La secuela elevaba considerablemente el nivel por estar mejor rodada, tener más recursos y acentuar los pocos aciertos formales de la entrega anterior. La tercera, que era una precuela, mantenía la calidad y aumentaba el tono amenazante de las presencias sobrenaturales haciendo uso de la casi siempre acertada inclusión de niños pequeños en la trama. Esta cuarta entrega que nos ocupa es una continuación de lo acontecido en la segunda y ofrece más de lo mismo, al igual que las demás entregas, pero con menor calidad. A continuación spoilers de toda la saga.
Un lustro después de que Katie (la protagonista de la primera parte) asesinara estando bajo el influjo de una entidad demoniaca, primero a su novio Micah, más tarde a su propia hermana y el marido de este y finalmenrte secuestrara a su sobrino Hunter se instala en una nueva casa con el niño que ya tiene seis años y ahora se hace llamar Robbie. Ambos tienen como vecinos a una familia formada por un matrimonio y dos hijos, Alex la chica mayor y Wyatt el niño pequeño a los que se suma Ben, amigo de la la muchacha y asiduo visitante a la casa. Alex y Ben son aficionados a grabar en vídeo todo lo que hacen y un día revisando el metraje se dan cuenta de que cada vez es más recurrente en ellas la presencia de Robbie, el niño de la casa de enfrente, pero con él parece ir alguien más cuya naturaleza no es humana.
Paranormal Activity 4 es una cuarta entrega que no ofrece nada nuevo dentro de la saga, es más, aún siendo una cinta entretenida y no desdeñable es un paso atrás en la franquicia porque en ella se nota cierta apatía por parte de sus autores y un abuso innecesario de las señas de identidad clásicas dentro de esta colección de largometrajes llegando en ocasiones a explicitarlos tanto que casi bordean una parodia inintencionadamente cómica que rompe con el tono de suspense e inquietud que debería transmitir el metraje del producto y que sí estaba en las dos anteriores entregas, aunque un poco menos en la obra primigenia que nunca ha tenido mis simpatías desde que me decepcionó cuando la vi en su momento en pantalla grande.
Se percibe un desgaste de la fórmula por parte de Joost y Schulman y es paradójico, porque son los mismos directores que tiraron de inventiva, nuevas ideas formales (esa acertada cámara oscilante) y el tono de brujería de la anterior cinta que enriquecía el microcosmos creado por Oren Peli. Aquí impera la desgana durante la primera hora de metraje ya que poco inquieta, nada asusta y todo se antoja repetitivo y poco interesante, curiosamente lo que mejor resultado da son los golpes de humor, los comentarios de Ben sobre Robbie o los escasos diálogos que comparte con este tienen su encanto. Por suerte en la media hora final hay un considerable in crescendo de interés y escenas como la de la levitación, la de la silueta siguiendo a Wyatt en el salón, ese "bautismo impío" o el plano final ofrecen algunos aciertos a la historia.
Lo peor es el abuso de conceptos habituales de los films anteriores como lamparas bamboleantes, la entidad zarandeando a algún personaje (aquí le coge el gusto a la cosa y sólo falta que arrastre por los suelos a los directores o los guionistas) o la presencia de la Katie poseída rompiendo cuellos a lo Steven Seagal que aquí toma cotas hasta humorísticas por el abuso del recurso. Todo lo que en las anteriores cintas era sutilidad, atmósfera y arrebatos violentos muy puntuales rompiendo momentos de calma durante planos largos en los que no parecía suceder nada deja paso en el largometraje que nos ocupa a golpes brutos de efecto (cuando estrellan a uno de los personajes en el techo del salón para caer de boca al suelo el espectador no puede evitar reírse) entroncan con el tono más contenido del sello Paranormal Activity.
Esta cuarta parte es la cinta menos convincente de la saga después de la primera porque todo lo que en las anteriores películas eran señas de identidad bien llevadas aquí se muestran como recursos metidos con calzador porque el fan de las franquicia los exige. Aumenta el microcosmos de demonios, aquelarres y corrupción de la inocencia que son marca de la casa, tiene unos actores convincentes (muy bien la guapa Kathryn Newton y el cachondo Matt Shively), un acertado final abierto para seguir explotando la gallina de los huevos de oro, algunos momentos acertados a lo largo del clímax que sirve de cierre y referencias cariñosas a Al Final de la Escalera (The Changeling) o El Resplandor con pelotas que caen por escaleras o niños montandos en triciclos. Pero que lo más inquietante de la velada sea el personaje de Robbie y no precisamente por el malestar que debería transmitir sino por su parecido físico con Peter Dinklage (mítico Tyrion Lannister en Juego de Tronos) y por llevar esas aterradoras chanclas con calcetines blancos lo dice todo de esta floja Paranormal Activity 4.
Pero con esta saga masoquismo poco, me resultan pelis simpáticas con sus momentos memorables, masoquismo el de la siguiente que voy a comentar, protagonizada por una de las míticas e innumerables pelucas del gran Nic Cage.
ResponderEliminarNo se si conocerás los trailers honestos. Desde que cambiaron al narrador, ya no son lo mismo, pero el trailer honesto de actividad paranormal 1 es el descojone padre
ResponderEliminarSí los conozco, son cojonudos, pero el de Paranormal Activity 1 no lo había visto, ahora ya sí, pero vamos, real como la vida misma lo que narra.
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