lunes, 17 de diciembre de 2018

It Follows, seek and destroy



Título Original It Follows (2014)
Director David Robert Mitchell
Guión David Robert Mitchell
Reparto Maika Monroe, Keir Gilchrist, Daniel Zovatto, Jake Weary, Olivia Luccardi, Lili Sepe, Linda Boston, Caitlin Burt, Ruby Harris, Christopher Hohman, Bailey Spry, Rich Vreeland






Hace unos meses comentaba en la entrada dedicada a la brillante Hereditary esa nueva ola de películas adscritas al cine de terror que un año sí y otro también llegan para, supuestamente, cambiar radicalmente el género, quedando la mayoría de ellas a medio camino de la calidad y virtudes que con tanta ligereza les asigna gran parte de la crítica y el público. It Follows, el exitoso segundo largometraje del cineasta estadounidense David Robert Mitchell, forma parte de esta galería de "cintas de culto" que a la larga no son para tanto. En la siguiente entrada trataré de argumentar esta teoría con respecto a una pieza considerada por muchos cinéfilos y periodistas especializados la mejor de cuantas se estrenaron en el año 2014, habiéndome parecido una de las muestras de género más sobrevaloradas, que no deficientes, del panorama cinematográfico reciente.




It Follows apela a un punto de partida muy original y de una eficiencia incuestionable a la hora de llamar la atención del aficionado al género de terror. Después de un potente prólogo que contextualiza visual y narrativamente la obra, ofreciendo pistas de hacia donde se dirigirá la historia, acompañamos a Jay (Maika Monroe), una chica de dieciséis años que tras mantener relaciones sexuales con su cita, Hugh, pierde el conocimiento. Al despertar, el chico se revela como el responsable del desvanecimiento justificando su acto con la intención de alejar "una maldición" que le persigue y de la que sólo se puede desprender practicando el coito con otra persona. Desde ese mismo instante Jay se convertirá en el nuevo objetivo de dicha entidad y emprenderá una huida hacia ninguna parte intentado escapar de algo que no comprende y capaz de tomar la forma de todo tipo de personas con la única y obcecada misión de perseguir sin respiro a la protagonista.




David Robert Mitchell aborda esta historia nacida de su propia impronta con una puesta en escena meticulosa, cuidada, cadenciosa. Una pieza construida con una eficiencia impropia de un cineasta con sólo un largometraje previo a sus espaldas y teniendo en cuenta que esta es su primera incursión en el género de terror. Aunque suene a tópico eran inevitables las referencias a John Carpenter en la época de estreno de It Follows. Los elaborados encuadres, la utilización excelsa de  travellings y paneos o el aprovechamiento de la profundidad de campo nos retrotraen al trabajo del maestro en piezas como La Noche de Halloween o La Niebla (The Fog). En este sentido, y aunque a lo largo del metraje el caos y el efectismo se van apoderando poco a poco del relato, pocos defectos podemos destacar de la labor del director de El Mito de la Adolescencia (The Myth of the American Sleepover) detrás de las cámaras.




El principal problema de It Follows es que su ingenioso planteamiento se agota poco después de su primer acto. Lo que en un corto hubiera supuesto una historia potente y resolutiva acaba convirtiéndose con 100 minutos de metraje en una cinta redundante y con propensión a un molesto subrayado incapaz de inyectar una evolución adecuada al devenir de acontecimientos sobre el que se sustenta como relato. Después de las dos o tres primeras situaciones, planteadas con fuerza y un tempo narrativo digno de elogio, la reiteración expuesta por medio de esa continua persecución en la que se ve implicada la entidad multiforme e invisible, para el ojo ajeno, que persigue a Jay es ejecutada conceptual y visualmente de manera harto repetitiva, transmitiendo una sensación de continuo déjà vu capaz de herir gravemente el conjunto de la obra y su pertinente resolución.




Otro de los defectos del largometraje es una excusa narrativa que al ser sobreexplotada inadecuadamente influye en el tono de la propuesta. La inclusión de los amigos de Jay es en parte lógica y necesaria, pero la misma reduce de manera notable la sensación de aislamiento y asedio hacia la protagonista al mostrar la interacción con ellos en un tono demasiado superficial y mundano,  sacándonos varias veces de la historia. Es comprensible esta decisión si tenemos en cuenta el carácter hereditario y contagioso de la maldición de Jay, pero hubiera supuesto una mejoría el verse obligada a pasarlo a personas desconocidas por la dificultad que entrañaría y porque de esta manera el in crescendo de tensión se percibiría más enconado y visceral, sin concesiones a cierta distensión bastante fuera de lugar cuando los personajes secundarios comienzan a tomar cada vez más relevancia y el proyecto no consigue explotar todas sus posibilidades conceptuales.




Pero, como previamente apuntábamos, no por ello It Follows se convierte en un producto desdeñable o desechable en manera alguna. Posee los suficientes alicientes como para ser considerada una pieza elocuente, apropiándose de varias de las señas de identidad y lugares comunes del género de terror en su favor reciclándolos a placer para crear un microcosmos propio con el que deparar a la platea un buen puñado de secuencias muy estimables. La situación es que su guionista y director, ya sea por bisoñez o falta de inspiración, no aprovecha al máximo la peculiaridad de su relato. Posiblemente un escritor más experimentado y ducho en este tipo de celuloide podría haberle ayudado a llevar su propuesta a un nuevo nivel de calidad y solidez narrativa, pero no es el caso. Aunque esto no deja de ser una opinión personal, la de un servidor, no compartida por la mayoría de personas que al ver el film cayeron rendidos a sus pies .




Por desgracia en esta ocasión no puedo posicionarme del lado de la mayoría. It Follows tiene remarcables virtudes como un excelente trabajo de realización, un arranque adictivo, la ambigüedad de su mensaje (¿crítica a la promiscuidad o al puritanismo que la "persigue?) o la entrega de su protagonista, Maika Monroe. Pero las ya mencionadas carencias empañaron bastante mi experiencia de ver por primera vez el largometraje de David Robert Mitchell. Cuatro años después presentó en festivales como Cannes y Sitges Lo Que Esconde Siver Lake (Under the Silver Lake), su tercera película. Recibida con disparidad de opiniones entre los que veían en ella un excelente homenaje al Hollywood clásico con reminiscencias a Mulholland Drive de David Lynch y los que la tildaron de ser la Southland Tales (film que arruinó la carrera de Richard Kelly después del enorme éxito de Donnie Darko) de su director, a finales de mes llegará a nuestras pantallas y en este humilde blog daremos buena cuenta de ella.



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